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Un partidario del presidente Donald Trump se sienta en el escritorio de la presidenta de la Cámara de Represetantes, Nancy Pelosi EFE
Cabecillas «muy especiales»

Cabecillas «muy especiales»

'Yellowstone Wolf', una de las voces del movimiento QAnon en la ultraderecha, se convirtió por unos minutos en el hombre fuerte del Senado al ocupar, puño en alto, la tribuna de presidencia

julia fernández

Jueves, 7 de enero 2021, 21:32

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EE UU vivió el miércoles una de las jornadas más bochornosas de su historia: el asalto al Capitolio por parte de seguidores de Donald Trump. Querían evitar a toda costa que se ratificase como ganador de las elecciones a Joe Biden. A las tres de la tarde, hora local (nueve de la noche en España), un grupo de gente irrumpió en el interior de uno de los edificios más seguros del país. Dicen los periodistas que han estado dentro del edificio que es lo más parecido a un búnker.

Una vez dentro, las imágenes dejaron sin palabras al mundo. Y no solo por lo grave que supone el hecho en sí de tomar una institución por la fuerza -los manifestantes iban armados-, sino porque entre los líderes de la revuelta había uno que llamaba poderosamente la atención. Se hace llamar 'Yellowstone Wolf' y durante unos minutos se convirtió en el hombre fuerte del Senado al ocupar, puño en alto, la tribuna de presidencia. Su apodo es casi tan curioso como el atuendo que llevaba: iba con el pecho al aire, cubría su cabeza con un llamativo gorro de piel y sobre él se había colocado unos prominentes cuernos de bisonte. Con la bandera de Estados Unidos en una mano y un megáfono en la otra, campó a sus anchas por el inmueble jaleando a la turba.

'Yellowstone Wolf' (el lobo de Yellowstone) no es una figura nueva. En EE UU le conocen bien porque en los últimos meses ha sido una de las voces del movimiento QAnon, bajo el que se ha alineado parte de la ultraderecha del país, Natural de Arizona y de 27 años, su nombre real es Jack Angeli. Se considera el 'elegido' por QAnon para llevar a buen puerto sus objetivos y ha caído muy bien entre los seguidores de Trump por su capacidad retórica, que entrena en su propio canal de YouTube, su discurso, curiosamente alejado de la violencia, y su sonrisa, amplia y perenne en cada aparición pública.

QAnon es una corriente de pensamiento que lleva tres años intoxicando a la opinión pública de EE UU. Defiende todo tipo de teorías de la conspiración en torno a una idea principal: la trama secreta organizada por los demócratas contra Donald Trump. Además de ser ultranacionalista, también defiende ideas supremacistas y forma parte de la corriente negacionista del coronavirus. Entre las ideas que extiende QAnon, está, por ejemplo, que Hillary Clinton es una de las líderes de una red de tráfico de niños que son violados y asesinados en ceremonias secretas en las que podría estar implicado incluso el papa Francisco y que son dirigidas por tres importantes y millonarias familias: dos son judías y la tercera, musulmana.

También afirma que Angela Merkel, la canciller alemana, es nieta de Adolf Hitler; que Tony Podesta, hermano del jefe de campaña de Hillary Clinton en 2016, secuestró personalmente a Madeleine McCann en Portugal; que Kim Jong-un fue puesto por la CIA en el Gobierno de Corea del Norte para causar una guerra, que Tom Hanks no tuvo coronavirus en Australia, sino que fue arrestado allí; que John McCain no murió de un tumor cerebral, sino que fue ejecutado; que Barack Obama es un terrorista islámico... Y un sinfín de absurdeces más que, sin embargo, han calado hondo en la ultraderecha hasta auparla a tomar el Capitolio en un hecho que en España podría asemejarse al 23-F.

Retuits de Trump

El nacimiento de QAnon se remonta a octubre de 2017. Algunos dicen que el punto de partida fue un encuentro con familias de militares en la Casa Blanca donde Trump dijo: «Tal vez ésta sea la calma que precede a la tormenta». Pocos días después, apareció en un foro de internet una foto tomada desde un avión de dos islas con un mensaje. En aquel momento, el entonces presidente estaba de viaje en Asia. Así, se estableció la idea de que una persona cercana al líder republicano se estaba dirigiendo a sus seguidores de manera cifrada para explicarles lo que estaba pasando en el mundo en realidad.

Desde entonces no dejan de expulsar su veneno usando todos los medios a su alcance, entre ellos las poderosas redes sociales, desde donde se burlan de los periodistas y ridiculizan a los politólogos. Su nombre es una combinación de 'Q' (el máximo nivel de acceso a información secreta del Departamento de Energía de Estados Unidos, que gestiona el armamento atómico) y 'Anon', la abreviatura de 'anónimo'. Y algunos de los tuits de QAnon han sido retuiteados por el propio Trump, lo que le ha dado un valor imposible de conseguir de otro modo. Entre sus seguidores hay, al menos, dos parlamentarias norteamericanas: Lauren Boebtert, de Colorado, y Marjorie Taylor Greene, de Georgia.

Así las cosas, no es raro que la cara visible del movimiento que tomó el Capitolio sea la de un joven semidesnudo y ataviado con unos poderosos cuernos que recordó a muchos usuarios de las redes sociales más al grupo Village People y su canción 'Macho man' que a un salvador de la patria americana. Un joven que practica el chamanismo y asegura que su objetivo no es otro que «recuperar nuestra nación de los comunistas y globalistas que se han infiltrado nuestro Gobierno desde los niveles más altos para destruirlo desde dentro y crear un nuevo orden mundial».

En los días posteriores a las elecciones del pasado 3 de noviembre, la popularidad de 'Yellowstone Wolf' vivió momentos álgidos. Fue frente al centro de conteo de votos de Maricopa, en Arizona, donde defendió con intensidad el fraude en las urnas. Incluso se llegó a comparar con Gandhi y con Jesús. «Estamos haciendo frente a la narrativa global de que Biden ganó mediante desobediencia civil, como Gandhi, Jesús o Martin Luther King hicieron», dijo entonces con la cara pintada de la bandera de EEUU. Su mensaje caló y se convirtió en uno de los oradores principales de cada acto en Phoenix durante esa semana. De ahí, saltó a Washington para convertirse en el 'Tejero' norteamericano y a presidir el Senado, aunque fuera solo durante unos minutos.

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