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Armas, teléfonos móviles, pasaportes y otros artículos junto con los sospechosos del asesinato del presidente Jovenel Moise
Los primeros indicios parecen implicar a la Policía en el asesinato de Moise

Los primeros indicios parecen implicar a la Policía en el asesinato de Moise

La Inteligencia de EE UU cree que los sicarios que cometieron el crimen fueron engañados y pudieron ser utilizados como chivos expiatorios

anje ribera

Viernes, 9 de julio 2021, 22:56

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El magnicidio de Jovenel Moise constituye un complicado rompecabezas que tardará en conformarse en su totalidad. Se van acumulando piezas inconexas repartidas por varios países, pero todavía faltan otras tantas por localizar. Y, sobre todo, no se sabe qué es lo que representa la imagen que es necesario completar. ¿De dónde procede el encargo de una operación que este viernes adquirió dimensión internacional al confirmarse la participación de colombianos y estadounidenses?

Se conoce quiénes acabaron con la vida del presidente de Haití en su domicilio privado del número 5 de la calle Pèlerin, en el acaudalado barrio Pétion-Ville de la capital, Puerto Príncipe. El asesinato fue perpetrado en la madrugada del miércoles por veintiocho hombres. Veintiséis eran colombianos y los otros dos estadounidenses de origen haitiano, todos mercenarios con formación militar. Tres de los atacantes han sido abatidos, diecisiete detenidos y ocho siguen en paradero desconocido.

Estos datos fueron ratificados desde Bogotá por el ministro de Defensa, Diego Molano, quien confirmó la participación de «seis miembros retirados del Ejército Nacional». El diario 'El tiempo' hasta identificó al presunto cabecilla, Manuel Antonio Grosso Guarín, a quien describe como uno de los «militares mejor preparados del país», aunque colgó el uniforme en 2019, cuando salió o fue expulsado por causas todavía no reveladas.

Las fuentes del periódico incluso pormenorizaron la ruta que siguió este contingente, que salió el 4 de junio hacia Punta Cana, en República Dominicana, supuestamente para pasar unos días de descanso. Incluso llegaron a colgar fotos turísticas en las redes sociales. Dos días más tarde cruzó la frontera hacia Haití por el puesto fronterizo de Carrizal.

El resto de los mercenarios, según declaraciones de los arrestados, fueron reclutados a través de internet por cuatro empresas también radicadas en Colombia. Así lo desvelaron ayer el jefe de policía de Haití, Leon Charles, y el fiscal encargado de las investigaciones, Clément Noël.

Ellos fueron también los encargados de mostrar un vídeo en el que se ve esposados a quince de los sicarios, que se encuentran sentados en el suelo contra una pared vestidos con botas idénticas, mientras agentes colocan sobre una mesa el amplio material decomisado. «Era un comando completo y bien equipado, con más de seis vehículos y mucho equipamiento», según el ministro de Elecciones y Relaciones entre Partidos, Mathias Pierre.

Embajada de Taiwán

Las primeras confesiones de los sospechosos -once de los cuales intentaron refugiarse en la embajada de Taiwán cuando estaban cercados- aseguran que en un principio se les indicó que debían «arrestar a Moise para llevarlo al palacio presidencial en el marco de la ejecución de un mandato judicial y no matarlo». Allí, su labor era conseguir la carta de renuncia, pero el mandatario rehusó a firmarla pese ser torturado.

Cuando se les preguntó sobre el patrocinador de la operación, aseguraron que lo desconocían porque ellos fueron contratados a través de anuncios digitales. No obstante, mencionaron como posible cerebro de la operación a un hombre «extranjero» llamado «Mike», que habla español e inglés. Por su parte, los dos estadounidenses arrestados afirmaron que no se encontraban en la habitación de Moise cuando fue asesinado y que únicamente trabajaban como traductores para los mercenarios colombianos.

Algunos de los miembros del grupo de sicarios llevaban varios meses en Haití, residiendo en el propio Pétion-Ville, cerca de la residencia particular del presidente, indicó el juez de paz Fidélito Dieudonné, que investiga el fallo de seguridad en la vigilancia de Moise y ha interrogado ya a varios de los miembros de su equipo de guardaespaldas.

Los investigadores barajan diferente hipótesis, pero la que más fuerza cobra es la que apunta hacia una lucha intestina. La operación, por lo tanto, estaría encaminada a apartar del poder a Moise. Una asonada sin participación del prácticamente inexistente Ejército haitiano, encargada a mercenarios extranjeros por fuerzas políticas disidentes con la connivencia de la Policía y las mafias en un país sin Gobierno firme y sumido en una crisis social, de seguridad e institucional. De acuerdo con esa línea de investigación, los sicarios colombianos habrían sido utilizado para cometer el asesinato y luego convertidos en chivos expiatorios.

Fuentes de los servicios de inteligencia norteamericana creen que «no tiene sentido que estos hombres se escondieran a tan sólo dos millas de donde se habría cometido el crimen, en una casa alquilada por el partido político del presidente, ni que hubieran estado allí por lo menos cuatro o cinco horas hasta que fueron encontrados por la Policía. Es incomprensible que no escaparan de inmediato a otro país, incluso a Miami», señalan. El propio Moise denunció en febrero un fallido golpe de Estado y un intento para acabar con su vida dirigido por sus enemigos.

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