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Opositores venezolanos participan en Caracas en una manifestación para exigir el fin de la crisis y en respaldo a la Presidencia interina de Juan Guaidó. Cristian Hernández (Efe)

Ayuda humanitaria para reafirmar a Guaidó

Un envío desde el exterior de alimentos y medicinas pondría a prueba al Ejército si Maduro decidiera bloquear su entrada

e. Bao Aguirre

Miércoles, 30 de enero 2019

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Un día después de saber que el Tribunal Supremo de Venezuela le prohibió salir del país y congeló sus bienes, como parte de la investigación por «dañar la paz y la economía» que horas antes había pedido el fiscal general, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, reapareció en Caracas para unirse a una de las concentraciones que él mismo había convocado a las puertas de los centros de trabajo para denunciar «la usurpación del poder» por parte de Nicolás Maduro. Guaidó se sumó a la protesta en el Hospital Clínico de la Universidad Central de Venezuela en Caracas (UCV), donde dio cuenta de más de 5.000 breves movilizaciones «a nivel nacional».

El autoproclamado «presidente encargado» el día 23, también durante una concentración opositora en el centro de la capital, no ofreció detalles sobre el número de venezolanos que participaron en las protestas pacíficas de ayer, bajo la vigilancia de las fuerzas de seguridad. En el acomodado este de Caracas, un territorio considerado bastión del antichavismo, las concentraciones parecían moderadas y la rutina seguía su curso. Pero en el centro de la capital, donde los barrios son más modestos, varios centenares de personas se reunieron en las cercanías del Hospital J. M. de los Ríos, que atiende a niños y adolescentes, mientras coreaban consignas contra Maduro y levantaban carteles que denunciaban la «crisis humanitaria» en el país, según constató Efe.

Las protestas se integran en la estrategia de presión opositora sobre Maduro para apartarlo de la presidencia cuando acaba de iniciar un segundo mandato de seis años que sus detractores consideran «ilegítimo» por haberlo conseguido en unas elecciones «fraudulentas». La vía para contestar al Gobierno en las calles debería recibir un nuevo empujón, previsiblemente más contundente que el de este miércoles, en la «gran manifestación» convocada para el sábado en Caracas, en otras ciudades de Venezuela y en el resto del mundo.

El día elegido coincide con el 20 aniversario de la llegada al poder de Hugo Chávez, una fecha simbólica para sus seguidores, que también anuncian movilizaciones para la misma jornada. Será además la víspera del vencimiento del ultimátum dado a Maduro por varios países de la Unión Europea, entre ellos España, para que convoque elecciones presidenciales libres y bajo supervisión internacional. De lo contrario, reconocerían a Guaidó para que impulse un proceso de transición.

Pero el mandatario venezolano, de momento, interpreta la exigencia de abrir las urnas a su manera. Ofrece «diálogo» y la convocatoria de elecciones, pero no presidenciales, como le exigen EE UU, Canadá, los países europeos y una decena de Estados latinoamericanos, sino legislativas. Una propuesta inviable que representaría el cese de la Asamblea Nacional, la que ahora preside Juan Guaidó por turno entre las fuerzas de la oposición.

Entre movilización y movilización, desoyendo una prohibición de salir del país que, dijo este miércoles, nada representa para él porque lo que quiere es «que vuelvan los que se fueron», Guaidó y sus apoyos se esfuerzan por mostrar a los venezolanos que no sólo trabajan por un cambio político sino también en favor de medidas para aliviar la grave situación económica por la que atraviesa Venezuela y que ha expulsado del país a más de dos millones de personas, según datos de la ONU. Así, dos palabras, «ayuda humanitaria», presidieron ayer los discursos del propio «presidente encargado»; el secretario general de la OEA, Juan Almagro; y de los representantes opositores ante EE UU, Carlos Vecchio, y ante el Grupo de Lima, Julio Borges.

Borges, un veterano de la lucha contra el chavismo que en los últimos meses residía en Bogotá y frecuenta estos días los salones de Washington, explicó que pedirá el lunes la apertura «urgente» de un canal de asistencia que lleve al castigado país alimentos y medicinas «para dar al pueblo la dignidad que se merece». Y lo hará en el encuentro que el Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Guatemala, Guayana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía) celebrará en Otawa.

Si Maduro bloqueara esta ayuda, se sinceró Borges, habría llegado el momento de que «decidan» las fuerzas armadas, que permanecen fieles al dirigente chavista. La asistencia «no necesariamente» llegaría desde la vecina Colombia, según Borges, que prefirió eludir un asunto delicado después de que el asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, exhibiera la anotación «5.000 tropas a Colombia».

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