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José Rodríguez Cámara
Alhaurín de la Torre
Miércoles, 22 de enero 2025, 19:24
«Colaborar con ellos, ver sus caras, estar a su lado y comprobar la ilusión y la intensidad con la que nos dejan llevarles sobre ... el caballo te llena de una manera emotiva», asegura la joven Tania Sánchez, alumna de El Pinar. Es una de las estudiantes que, junto a una decena de compañeros y compañeras del Ciclo Formativo en 'Técnico en Guía en el Medio Natural y de Tiempo Libre' (TEGU) ha compartido una enriquecedora experiencia con veintena de jóvenes de la ONG Málaga Down, como Manu Guerrero, Francis Moreno o Alicia García.
El escenario ha sido el centro ecuestre Víctor López de Alhaurín de la Torre donde las clases del centro educativo han consistido en unas practicas para realizar Equinoterapia.
Se trata de una iniciativa de trabajo de campo, realizada en el marco del módulo curricular de 'Guía Ecuestre', unido a la materia de 'Atención al Grupo'; en la que los protagonistas han sido los voluntarios de Málaga Down. Una de las monistorias de este colectivo, Gracia Casado, ha explicado: «Les transporta a otro lugar, les confiere seguridad en sí mismos, les resta miedos y les hace olvidarse de todo durante dos horas que para ellos supone mucho más que los minutos y segundos que permanecen sobre el caballo». «La interacción con estos animales es muy especial. Se establece una conexión única. Nosotros comprobamos los beneficios días después. Los ves con menos estrés, más animados y felices. Es muy importante para ellos», ha añadido Casado.
Tanto es así que la profesora Marina Ramos, titular de este Ciclo Formativo de Grado Medio en el Colegio El Pinar, que ya ha supervisado el proyecto en otra ocasión , no oculta que, en sus palabras, «enriquece de igual manera tanto a los estudiantes como a los jóvenes objeto de la iniciativa». «Por eso volvemos a colaborar con ellos. Pensamos que es una manera de desarrollar los objetivos curriculares aportando un plus tanto en lo personal como en lo didáctico. Y es fundamental cuando hablamos de estudiantes que se están formando para trabajar y conducir grupos en la naturaleza. Es un enfoque muy positivo», ha afirmado.
«Creo que aprendemos tanto de ellos como ellos lo pueden hacer de nosotros. La verdad es que, aunque entraña cierta dificultad porque es cierto que no estamos con un grupo convencional -son personas que requieren una atención especial-, merece mucho la pena; la satisfacción que te llevas a casa es total», ha reflexionado, por su parte, la alumna Marina Ruiz.
Para Jorge Bedoya, «se trata de momentos únicos a los que no puedes llegar con otros perfiles. «Participan activamente y se entregan a fondo. Es algo que merece mucho la pena. Desde mi punto de vista, el aprendizaje es más intenso; más completo, se podría decir», ha insistido.
Elena Luque, monitora especializada de Equinoterapia en el centro ecuestre alhaurino, ha explicado que esta práctica les ayuda mucho, tanto en el aspecto físico como en el psicológico. «Se produce una mejora en su equilibrio, elasticidad y también tiene efectos sobre la musculatura. Se trata de mejoras muy significativas en este grupo de personas. Por no citar la autoconfianza y la superación de miedos, que es muy importante», comenta Luque, quien añade que el caballo es un animal con el que se consiguen logros que pueden considerarse «casi magia», ha asegurado, entre risas.
A su lado, la profesora Ramos apostilla: «Se trata de una de las experiencias más gratificantes que se pueden vivir como docente». «Las caras de ilusión y la gratitud de estos chicos y chicas con las que estamos colaborado lo dicen todo», ha comentado.
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