La aventura glaciar de Cristóbal Angulo
El joven, que ha terminado Bachillerato en el IES Fuentelucena de Alhaurín el Grande, viaja a Groenlandia como ganador del concurso Tiendanimal Educa
Un relato sobre Pipo, el perro de un guarda forestal que muere abatido por furtivos, le ha servido de pasaporte para la gran aventura de ... su vida. Cristóbal Angulo Rivero acaba de regresar de Groenlandia como participante del Desafío Ártico 2018. Envió su relato al concurso de Tiendanimal Educa y resultó seleccionado, junto con dos estudiantes jienenses, para acompañar a Manuel Calvo, director de la expedición, a su hijo y al fotógrafo Pedro Álvarez. Explorar los glaciares, navegar en kayak por los fiordos o esquivar los iceberg son algunos de los recuerdos imborrables de esta gran aventura, de la que también destaca el espíritu de compañerismo que ha caracterizado esta convivencia en común durante algo más de dos semanas.
La expedición regresó el pasado 19 de julio de Groenlandia, una gran isla situada entre el océano Atlántico y el Glaciar Ártico, con más del 70 por ciento de su superficie cubierta de hielo. En septiembre presentarán el trabajo fruto de estos días de aventura, un fotorreportaje que documenta los efectos del cambio climático, uno de los objetivos científicos de la expedición.
Aunque ha estudiado el Bachillerato de Ciencias, Cristóbal ha sido un gran aficionado a la escritura. De hecho, tiene varios premios de concursos provinciales y nacionales. Va a estudiar, en la Universidad de Sevilla, el doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual, lo que le permitirá compaginar dos de sus grandes pasiones, la escritura mediante el periodismo y el vídeo o la fotografía con la segunda carrera. Consultando páginas especializadas encontró este concurso de Tiendanimal Educa, y se animó a escribir. El relato tiene que centrarse en las mascotas, en la tenencia responsable de animales o en aspectos medioambientales. Y él, que tiene un conejo y dos gatos, desarrolló la historia de Pipo, el perro de un guarda forestal que acaba abatido por cazadores furtivos. El resultado del concurso se dio a conocer el pasado mayo en el transcurso del Málaga Dog Party que patrocina, como el Desafío Ártico, la empresa Tiendanimal. Cristóbal Angulo fue el primer premiado. Fátima Siles Martínez, quedó en segundo lugar, y Eva García, tercera, ambas del IES Santa Catalina de Alejandría, de Jaén. Los tres han participado en la expedición liderada por Manuel Calvo Ariza y que completaban el hijo de éste, Manuel Calvo Villena, y el fotógrafo Pedro Álvarez Cuéllar.
Alertar sobre las consecuencias del cambio climático, objetivo de la expedición Desafío Ártico
Cristóbal ha estudiado en el IES Fuentelucena, de Alhaurín el Grande, centro que, gracias a Cristóbal, recibirá también como premio un acuario valorado en 1.000 euros. Nadador, ha participado en campeonatos de Andalucía y España y hace dos años en el Europeo en su especialidad, mariposa. Reconoce que siempre ha estado concienciado sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, pero que este viaje le ha abierto una nueva perspectiva. «Hemos visto las consecuencias del cambio climático, en las personas, en la naturaleza, en la fauna. Es un fenómeno que está cambiando su forma de vida y que entre todos debemos parar», dice, motivado para «despertar las conciencias» sobre este fenómeno consecuencia de la acción humana y que supone en esta zona del Ártico el retroceso de los glaciares, el desprendimiento de masas de hielo o la migración de focas a altitudes más al norte.
Durante su aventura han recorrido casi 800 kilómetros de estos territorios inhóspitos en los que han tenido contacto con sus habitantes en los pueblos y ciudades por los que han pasado y con algunos aventureros, como ellos. También han tenido la suerte de coincidir con Ramón Larramendi, uno de los exploradores polares más reconocidos a nivel internacional.
Cristóbal destaca también el buen ambiente, la convivencia con los compañeros y la sensación de seguridad en todo momento. Reconoce que terminó «harto» de comer tanto bacalao, pero no olvida el buen sabor de un salmón salvaje que pescó Manuel Calvo. Aunque nada comparable a las albóndigas con sala de almendras que le pidió a su madre que preparara para festejar su regreso. Pero en la mente de Cristóbal permanecerán por mucho tiempo los paisajes rocosos, las aguas heladas y el silencio de estos paisajes solo roto por el crujir del hielo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión