Ardales reconoce con su premio turístico a Luis Machuca, arquitecto del Caminito del Rey
La ceremonia de entrega del galardón tendrá lugar el próximo viernes en la Peña del Castillo de la villa
El año 2015 quedó marcado en el calendario del interior de la provincia de Málaga como el final de un proyecto y el comienzo de ... una nueva etapa. a apertura del nuevo Caminito del Rey tras un año de obras marcó el renovado rumbo de las comarcas por las que desfila –Antequera, Guadalteba y Guadalhorce–, mientras que la visión arquitectónica del responsable del trazado, Luis Machuca, comenzó a recibir premios de distinto calado, a nivel nacional e internacional –como el Gran Premio Europa Ostra–. Pero este viernes, Machuca recogerá un galardón que equivale «a todos los anteriores»: el Premio Turismo Ardales 2019, un reconocimiento «que no viene desde fuera, sino de dentro».
El arquitecto valora en declaraciones a SUR el anuncio del Ayuntamiento como una «gran noticia»: «Cuando uno hace un trabajo, además de por lo artístico lo hace para causar bien en las personas; es muy bonito que reconozcan que yo he aportado algo, aunque esto fue un trabajo en equipo». El consistorio ha emitido esta semana una saluda firmada por el alcalde, Juan Alberto Naranjo, en la que se explica que el arquitecto ha sido elegido por la «genial aportación al presente y futuro de Ardales, como autor de dos obras emblemáticas implantadas en el territorio del Desfiladero de los Gaitanes, el nuevo Caminito del Rey y el nuevo Centro de Recepción de Visitantes».
En la justificación del premio, que será entregado en un acto oficial el próximo viernes en la Peña del Castillo de Ardales, el Consistorio hace hincapié en los valores con los que Machuca trazó sus planes en el desfiladero: «Por estas obras, diseñadas dentro de criterios de sostenibilidad ecológica, merecidamente premiadas internacionalmente, el arquitecto Luis Machuca pasará a la historia de Ardales». En la misiva se describe el centro de visitantes como «el gran emblema arquitectónico del Ardales del siglo XXI». Con respecto al Caminito del Rey, se pone en valor que se construyó «sin destruir las antiguas pasarelas de principios del siglo XX», lo que permite que los miles de visitantes puedan contemplar el que en su día fue el camino más peligroso del mundo.
Para Machuca este galardón es especial. «Es importante que la gente valore el trabajo que uno ha hecho, y que sientan gratitud... es muy importante, tanto o más que todos los otros premios que hemos recibido por este proyecto». El arquitecto, que también es miembro de la Academia de las Ciencias de Málaga, asegura que en cuanto recibió la saluda la compartió con la junta de gobierno, donde fue recibida «con mucho orgullo».
El arquitecto prosigue con su reflexión: «Siempre es bueno que haya gente que se considere beneficiaria de un trabajo que uno ha hecho». El Caminito del Rey es, según los expertos y las decenas de informes turísticos que lo envuelven, un elemento que ha trascendido la arquitectura para convertirse en un foco de progreso que ha impactado de forma directa y contundente en su entorno. Ante esa idea, Machuca dice sentir una satisfacción «muy personal». «Cada vez que haces un trabajo lo que intentas es que ese trabajo sirva para la gente. Yo soy un enamorado de mi profesión, he hecho siempre todo lo que he podido y más, buscando el resultado de mi trabajo, no solo artístico, también en lo humano. Este proyecto, que es minimalista, de paisajismo, ha servido para que venga gente de todo el mundo a ver desde dentro un entorno único y equiparable con otras maravillas de la naturaleza como Monument Valley, en el cañón del Colorado».
Con respecto a este último punto, el arquitecto asegura que la clave del éxito del Caminito del Rey está en el propio paraje y en el hecho de que todavía quedasen los restos del anterior. «Sin eso no se habría hecho nada, un camino tiene que servir para conectar dos puntos». El hecho de que el nuevo trazado tuviese que respetar el anterior y a la vez causar el mínimo impacto posible se convirtió en un reto, en especial cuando se sumó al hecho de que los recursos económicos eran «escasos». Los 2,7 millones con los que Machuca y su equipo mutidisciplinar consiguieron levantar el sendero han sido reconocidos en distintos lugares del mundo como la mayor innovación arquitectónica del proyecto. «Con esto demostramos que en arquitectura, 'más' no tiene por qué significar 'mejor'».
El arquitecto finaliza sus reflexiones recordando la importancia de que no se supere el límite de visitantes fijado en el plan especial que regula el proyecto. «Si ampliamos, podemos acabar destrozando el paraje, y la clave de este proyecto está justo en todo lo contrario».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión