La Banda Arunda cumple una década como cantera de músicos

Será la primera de una serie de actividades con las que la Banda Arunda, que toma su nombre de la antigua denominación romana de la ciudad, quiere conmemorar un proyecto que nació como «un pequeño grupo de amigos amantes de la música para echar la tarde», como recuerda hoy su director, Alberto J. Guerrero. Él, con 28 años, y Daniel Terroba, de 27, se han encargado en los últimos tiempos de dirigir los designios de esta institución, convertida ya en una de las grandes canteras de músicos de Ronda.

«El número (de componentes) va siempre a más. Puede que varíe un poco según la temporada, pero continuamente va entrando gente nueva», afirma Alberto, que resalta en este sentido la importante labor que se realiza desde la academia para enseñar a los más jóvenes. No en vano, la propuesta didáctica de la banda pasa por que sus miembros compaginen los ensayos con los estudios de música. «Los largos ensayos y los conciertos suponen una experiencia musical desde el inicio: la disciplina, el esfuerzo por el perfeccionamiento y el contacto con el publico, con la consiguiente valoración de su interpretación artística, pueden abrir los ojos y las perspectivas futuras de algunos de estos niños y jóvenes y que quieran seguir estudiando música en conservatorios y mejorar su nivel», explican sus responsables.

Su repertorio abarca desde sus inicios varios estilos. Han interpretado pasodobles, marchas, música española y bandas sonoras de películas, ampliando con el transcurso del tiempo cada uno de estos estilos y haciendo llenar la ya abultada carpeta de partituras de sus intérpretes: flautas, clarinetes, saxos, trompetas, trombones, tubas y percusión, entre otros.

Precisamente uno de sus proyectos más importantes, quitando los actos del X aniversario, pasa por ampliar el repertorio de instrumentos para convertirse en banda de música sinfónica, incorporando los instrumentos de cuerda o de percusión sinfónica. Aunque con algún que otro problema en los últimos tiempos, la formación ha logrado un local en los bajos del nuevo recinto ferial para sus clases y sesiones de ensayo. Los lunes y los jueves son los días reservados para la academia, mientras que los ensayos de la banda son los viernes, sábados e, incluso, domingos. Alberto J. Guerrero reconoce que para casi todos es «bastante complicado» compaginar todo este esfuerzo con sus estudios, sus trabajos y la vida familiar: «Hay veces en que uno se para a pensar si realmente compensa tanto sacrificio, pero después llegas al local, estás con todos ellos y ves el trabajo y la unión que hay y se disuelven esos pensamientos», apunta orgulloso.