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La modelo Neus Bermejo, embarazada, desfila con una de las propuesta de Álvaro Calafat. Efe
Álvaro Calafat, el diseño que «o te gusta o lo odias»

Álvaro Calafat, el diseño que «o te gusta o lo odias»

mercedes-benz fashion week madrid ·

La osadía artesanal del joven malagueño brilla en la Semana de la Moda junto a la magistral aguja de Teresa Helbig

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Viernes, 16 de septiembre 2022

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Álvaro Calafat. Un nombre desconocido para el gran público. Hasta ahora. El joven malagueño, concretamente de Torremolinos, fue este viernes el protagonista de la segunda jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, con permiso de la magistral aguja de Teresa Helbig. Su desfile, con el que se estrenó en la Semana de la Moda, bien podría haber sido el de un diseñador consagrado a nivel internacional, con una puesta en escena valiente y un estilismo impecable. Solo que, pese a lo que se podría pensar, el bagaje de la marca es de tan solo dos años, lo que es aún más impresionante.

El descaro de Calafat va a la par que su desparpajo textil. Nieto de costurera, sabe sacar partido de la mejor artesanía para mezclar con las técnicas más punteras. De espíritu transgresor, tiene claro que sus prendas «o te gustan o las odias». Las piezas escultóricas que le caracterizan nacen de su pasión por la arquitectura. Una profesión que pretende comenzar a estudiar en breve para empaparse mejor de los conceptos que tanto le atraen, según comenta a este periódico en el vestuario, momentos antes de darlo todo sobre la pasarela. Su estilo, que en ocasiones recuerda al del georgiano Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga, es transgresor pese a que algunas de sus piezas sean tan clásicas como jerséis de punto o los vestidos de macramé confeccionados a la antigua usanza.

Sin embargo lo que más llamaba la atención de su propuesta era el bordado de símbolos hindúes con hilo de oro de una torera, realizado por Joaquín Salcedo, experto en estandartes, simpecados, mantos, palios y sayas para imágenes religiosas.

La osadía de Calafat compartió pasarela con la artesanía de Teresa Helbig. La modista catalana organizó su propio festival de música. A través del Helbig Music Fest mostró una colección festiva, chulesca, fantasiosa, sofisticadísima y gamberra inspirada en figuras como Janis Joplin, Debbie Harry, Patti Smith o Courtney Barnett.

Vestido de Teresa Helbig.
Vestido de Teresa Helbig. Efe

Utilizando tejidos como el cuero, las puntillas de algodón, las gasas de seda, todo cuajado de miles de cristales -solo uno de sus vestidos tiene 9.000 puestos uno a uno a mano-, creó el escenario perfecto para dar rienda suelta a la contradicción más genuina, la rebeldía más salvaje y la locura más intuitiva de las mujeres Helbig. Una banda de féminas tan dispares como la reina Letizia, las actrices Úrsula Corberó y Halle Berry o la cantante Luz Casal, que ovacionó desde primera fila la maestría del patronaje de Helbig, que aderezó con su segunda colección de gafas, en colaboración con Mó de Multiópticas.

De buen patronaje también pueden presumir en Isabel Sanchis. La firma valenciana convirtió su elemento insignia, la flor, en el protagonista de la colección gracias a juegos de volúmenes, que domina como pocos. Las piezas toman cuerpo con neoprenos cortados a láser, ligeras organzas o gasas y, lo más interesante, raso líquido reciclado y plumas. Artesanía que tiene enamoradas a las celebridades, entre ellas a la 'influencer' Marta Lozano, que optó para su mediática pedida de mano por un maravilloso minivestido blanco con una enorme lazada que envolvía su brazo izquierdo.

Vestido de Isabel Sanchís.
Vestido de Isabel Sanchís. Efe

Pese al interés que despierta Sanchís en las alfombras rojas patrias, uno de los mejores escaparates para la moda, el 90% de su producción se vende fuera de España, especialmente en países árabes y en Estados Unidos. Sus piezas sensuales y elegantes magnifican la feminidad en diseños cosidos en su propio taller, donde crean colecciones llenas de fantasía. Excelencia y exclusividad son sellos inequívocos de un trabajo acabado con mimo, con prendas más cercanas a la alta costura que al 'prêt-à-porter', aunque tienen ambas opciones.

La flora también fue el hilo conductor de la propuesta de Hannibal Laguna, en la que se combinaron los vestidos frágiles y románticos con otros de apariencia sencilla, ornamentados con volúmenes teatralizados. Un recital de piezas de siluetas bulbo, bustiers recamados -hechos en relieve- con flores de cristal, las camisetas de tul con delicados bordados florales, las faldas flotantes con aberturas y también los vaporosos vestidos de gasa que alternan la opacidad, la transparencia y el brillo.

Carrusel de Ágatha Ruiz de la Prada.
Carrusel de Ágatha Ruiz de la Prada. Efe

Destellos de los que también hizo uso Ágatha Ruiz de la Prada. La diseñadora presumió de colaboración con Pyratex, una empresa española -formada solo por mujeres- que crea tejidos sostenibles utilizando fibras naturales, bien sea a partir de plátano, alga, madera y algodón, o poliéster reciclado. Para consolidar el discurso ecológico, no se desperdició el tejido sobrante, usándolo para detalles de otras prendas.

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