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Ideas ‘deco’ con mucho swing

Ideas ‘deco’ con mucho swing

La fusión de estilos y el gusto por las cosas auténticas son los protagonistas del apartamento de Laura Insausti, vocalista de Dry Martina

Lorena Codes

Lunes, 29 de mayo 2017, 00:13

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En una de las cuestas empinadas que dejan atrás el mar y suben hacia la montaña desde Pedregalejo, integrada en un conjunto de casitas blancas a lo Melrose place, encontró Laura Insausti, vocalista de Dry Martina, la nota musical que necesitaba justo hace diez años: el silencio. Hasta este pequeño y luminoso apartamento llega a esconderse la brisa marina, que se filtra entre los árboles abrazados a ese fundido a azul que componen el cielo y el Mediterráneo. Un espectáculo. Dice Laura que lo suyo con este espacio sereno y coqueto fue un flechazo. Hacía años que había volado del hogar familiar y se había independizado, pero fue aquí donde encontró su auténtico refugio, su «cueva», como le gusta decir. «Soy muy independiente y celosa de mi intimidad, mi casa es sagrada», asegura. Hasta este lugar se subió los instrumentos musicales, la mesa de trabajo, los sueños y las ganas de triunfar haciendo lo que más le gusta: actuar. Es decir, ponerse frente al público. Porque antes de cantar, Laura había coqueteado con el teatro, el diseño, la televisión, y hasta con el arte, experiencias que cada día se suben con ella a las tablas y se arremolinan alrededor del micrófono.

Pero la música siempre estuvo ahí de cualquier modo. En su casa pinchaban todo tipo de estilos y autores, en especial extranjeros, tal como recuerda Insausti: «Mi padre solía poner un disco de Georgie Fame que me apasionaba, también los de Dave Brubeck y en general mucho jazz de los sesenta». Más tarde, en la adolescencia, la cantante comenzó a prestarle más atención a su hermano Rafa, su otra mitad en Dry Martina. De gustos más roqueros, de la habitación de al lado comenzaron a llegarle otros sonidos: Dire Straits, The Beatles, Led Zeppelin y Rolling Stones, entre otros. El interés de la malagueña por la música se fue acrecentando con el apoyo de su hermano, con el que había empezado a componer.

Con 18 años y la posibilidad de escoger futuro, Laura se decantó por Comunicación Audiovisual y descartó así Arquitectura, una disciplina por la que sentía inclinación desde niña. Al terminar la carrera no sólo había teatro y música, sino que Laura comenzó a trabajar en televisión, un empleo que no le duró mucho. «No era lo mío, yo quería hacer algo más creativo, por lo que sintiera verdadera pasión, así que me planteé en serio lo de dedicarme a la música», explica. Por entonces se estaba desarrollando el casting de la segunda edición de Operación triunfo y la cantante decidió probar suerte, pensando que quizá así encontraría su camino. Llegó a la fase final de las pruebas en Barcelona, pero desistió delshow a última hora. «Eso no tenía nada que ver con mi idea de la música, la respeto pero no era yo», indica.

En 2008 y después de haber rodado por escenarios con varias bandas, los hermanos Insausti se ponen a componer juntos en torno a otros sonidos más swing, mambo y jazz. Así nace Dry Martina. «Queríamos hacer música de verdad, reciclar todos esos sonidos fantásticos de los cincuenta y sesenta y hacerlos nuestros, componer canciones que no hablaran de lo mismo», apunta. En 2010 editan Musarañas y en 2012, con Momento perfecto logran el premio al Mejor Álbum de Jazz en la 5.ª edición de los Premios de la Música Independiente (MIN). Comenzó así una etapa muy dulce para Laura Insausti, no sólo en lo profesional. «Estas paredes han visto crecer el proyecto que es hoy Dry Martina, es una casa muy inspiradora», sostiene. Para decorarla Laura tiró, una vez más, de lo que es casi una filosofía de vida: las «tres erres» (reducir, reciclar y reutilizar). «Me encanta rebuscar en anticuarios e ir de mercadillos, darle su lugar a las cosas que tuvieron valor en otro momento me parece fundamental en esta sociedad acelerada en la que vivimos», insiste.

El cambio más radical de vida llegó después, con el nacimiento de su hija Daniela. Su chico es jugador de baloncesto en Israel y la familia pasa largas temporadas allí, más los meses en los que toca gira y tampoco pueden estar en Málaga. La vuelta a su querido apartamento era, cada vez más, como el regreso a Ítaca. Tras la experiencia de la maternidad llegó el que es el cuarto disco de la banda, Ahora!, en el que queda mucho más definido el sonido Dry y con el que han logrado el Premio al Mejor Álbum de Jazz en los Premios de la Música Independiente (MIN). Ahora, precisamente, el apartamento se queda pequeño y están creando un nuevo hogar en una casa más amplia, en la que también caben nuevos proyectos creativos. Como el que comparte con su chico, la creación de una firma de decoración que quieren establecer en Málaga. Él diseña muebles y juntos forman un buen tándem, tal y como queda patente en la redecoración del apartamento de Laura. Una nueva faceta creativa que suena muy bien.

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