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El equipo de 'El doble más quince', esta mañana en el photocall.

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El equipo de 'El doble más quince', esta mañana en el photocall. MIGUE FERNÁNDEZ

Los extremos se atraen en el Festival de Málaga

Maribel Verdú, Leticia Dolera, Amaia Salamanca y Óscar Martínez ponen rostro a la penúltima jornada de competición, con cuatro películas a concurso marcadas por los contrastes

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Jueves, 21 de marzo 2019, 13:34

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Ya lo dice la sabiduría popular: los polos opuestos se atraen. Y el Festival de Málaga lo llevó a la pantalla en la penúltima jornada a competición. La sección oficial tomó carrerilla con cuatro películas a competición cuya fuerza reside en los contrastes: de edad en el caso de 'El doble más quince', de Mikel Rueda; de maneras de entender la vida en 'Yo, mi mujer y mi mujer muerta', de Santi Amodeo; de clases sociales, en '¿Qué te juegas?', de Inés de León; y de formas de ser en 'Niña errante', de Rubén Mendoza. Encuentros entre diferentes que mueven la acción.

La directora debuta en el largometraje con una comedia romántica que intenta huir de los clichés de las películas de amor clásicas con un tono más gamberro y alocado. Como la propia Inés de León que, algo nerviosa por el estreno, lideró una divertida rueda de prensa con bromas, guiños a su equipo y términos inventados. Así, definió su cinta como un cine de «epilepsia risística» y «trepidancia cómica» por la sucesión de chistes en la pantalla. «Lo que más ilusión me hace es cuando la gente se está riendo y se tiene que callar porque viene otro chiste y lo quiere escuchar», confesó.

'¿Qué te juegas?' parte del conflicto entre dos hermanos atractivos, exitosos y millonarios que solo viven por y para su trabajo. La única forma que Roberto (Javier Rey) tiene de imponerse a Daniela (Amaia Salamanca) es ganar una apuesta consiguiendo que ella se enamore. El gancho será Isabel (Leticia Dolera), una monologuista del circuito underground, que acaba revolucionando el mundo de los dos hermanos. Ella aceptará inicialmente el trato a cambio de prosperar profesionalmente. «Me encanta hacer humor, pero también me gusta hablar de algo. Hay un mensaje sobre la ambición profesional, que les hace pasar por encima de sus propios sentimientos para conseguir una meta. Y eso realmente no te da la felicidad», reflexionó la directora. «Es una película divertida que te plantea hasta dónde estarías dispuesto a llegar» por cumplir un objetivo, apostilló Leticia Dolera.

Dolera se enfrenta aquí al reto de hacer de monologuista. «Me daba miedo, es una profesión que me parece difícil«, reconoció. Se felicitó de que el cine visibilice a la mujer en el 'standard comedy', un mundo muy «masculinizado». «Las amigas que tengo me cuentan los prejuicios y situaciones que tienen que aguantar. Y visibilizar a través del cine una profesión como la de monologuista en una chica es algo potente e interesante», declaró.

Esta película consigue también sacar una vis cómica «que no había trabajado hasta el momento» a Amaia Salamanca y con ella Javier Rey se reencuentra con la comedia «desde un lugar distinto al que estamos habituados». «Porque el universo de Inés se merecía una película ya», añadió el actor. Conocida directora de cortometrajes y webseries, todos habían trabajado con ella en proyectos anteriores.

'El doble más quince'

Dos personajes en crisis se cruzan en 'El doble más quince', con la singularidad de que uno es menor edad (Germán Alcaruzo) y la otra una adulta (Maribel Verdú). Mikel Rueda firma una «'road-movie' andando» en la que dos personas de vidas totalmente dispares encuentran un nexo de unión, una necesidad común de darle «chispa» a sus realidades.

«Todos tenemos miedo a saber qué es esto de la vida, no sabemos qué es vivir. En la adolescencia te haces unas preguntas e intentas saber quién eres. Luego empieza la vida y haces lo que toca, casa, trabajo, hijos… y cuando llegas a los 50 te haces las mismas preguntas que de adolescente», reflexionó el director. El rol de Maribel Verdú busca «constantemente algo que le haga volver a sentir», que le «dé sentido» a su existencia. Es en ese momento de crisis vital cuando la protagonista se topa con un chaval «que le hace de espejo», una especie de »alma gemela».

En esa unión en apariencia imposible (ella es médico, casada y con hijos; él es un menor de edad con problemas en casa), surge la química y cada uno «se permite ser» con el otro. Una conexión que, fuera de las pantallas, se remonta a años atrás cuando este mismo equipo rodó el cortometraje que ahora ha dado lugar al largo. »Ha sido de los cinco rodajes más felices de toda mi vida. Una cosa espectacular, y volvería a repetir toda mi vida con ellos», aseguró Maribel Verdú, que confesó que en este, como en todos su proyectos, «se tiró a la piscina».

Era una decisión con cierto riesgo por los recelos que generan las relaciones entre una mujer adulta y un adolescente, suspicacias que esta mañana salieron a relucir en la rueda de prensa. »Yo no me lo creo», valoró un periodista. «Pues todo lo que ocurre en la ficción se supera por mil en la realidad», defendió Verdú. Y añadió: «A ver, Germán. ¿Vivirías esa historia de amor conmigo?». »Sin pensarlo dos veces», respondió el joven actor.

'El doble más quince' se construye sobre intensos diálogos entre los dos personajes que invitan a reflexionar sobre cuestiones vitales profundas. »El cine que yo hago y me interesa tiene que ver con las cosas que me tocan a mí, no concibo escribir de otra manera que desde la tripa. Habla mucho de mis inquietudes vitales y de mis ralladas mentales», argumentó.

Entre los temas que aborda, Rueda pone el dedo en la llaga en la nueva forma de relacionarnos a través del mundo virtual. «Al final del día, detrás de todo eso llega siempre el contacto físico. Somos seres sociales que necesitamos piel y tocarnos. No queremos sentirnos solos», concretó.

El equipo de 'Yo, mi mujer y mi mujer muerta'.
El equipo de 'Yo, mi mujer y mi mujer muerta'. MIGUE FERNÁNDEZ

'Yo, mi mujer y mi mujer muerta'

En la siguiente película a competición, 'Yo, mi mujer y mi mujer muerta', Santi Amodeo juega «entre dos aguas». Lo que parecía una comedia por sus antecedentes ('¿Quién mató a Bambi?'), y por el reparto, se cubre de «elementos dramáticos» para retratar las fases de un «duelo» a través del personaje de Bernardo, interpretado por Óscar Martínez, la verdadera fuerza de esta película. La cámara de Amodeo acompaña a Bernardo en su «viaje interior» desde la negación a la aceptación de la muerte, y también en su viaje físico hasta la Costa del Sol.

«Leyendo el guión me sorprendí, me reí y me conmoví. Como pasa en las comedias dramáticas, uno se ríe como espectador de lo que los personajes padecen», explicó el argentino. Martínez da vida a un arquitecto «que cree que la vida no tiene sorpresas para él, bastante presumido, que cree que lo sabe todo y no debe aprender de nadie». Hasta que su mujer muere y descubre una doble vida, un choque entre su vida perfecta y otra radicalmente diferente que acaba «cambiando su relación con el mundo». «Como suele ocurrir cuando la gente está tan segura, la vida le demuestra que tiene bastante que aprender», reflexiona Martínez.

Esparcir las cenizas de su mujer en el rincón de la Costa del Sol que ella deseaba le lleva a coger un avión desde Buenos Aires a Málaga. Allí se cruza con el personaje que interpreta Carlos Arece, el contrapunto a la seria y ordenada vida de Bernardo. Para Areces, esta película supone un cambio en sus registros, «cosa que agradezco». »Nunca he hecho personajes que no fueran bobalicones, eso para mí ya es muchísimo. Yo que generalmente hago comedia comercial, es raro encontrar a un director cuya principal directriz para mí no se ¡súbelo más!», reconoció. Hacia el final de la película, su personaje desaparece de la pantalla sin ninguna explicación. «No es muy ortodoxo que los secundarios se despidan sin fuegos artificiales, pero está pensado así. Se despiden así porque también entran así», justifica Amodeo.

Coproducida entre España y Argentina, 'Yo, mi mujer y mi mujer muerta' rueda buena parte de sus secuencias entre Marbella y Sotogrande. «Empecé a visitarla para coger la atmósfera. Y se veían muchas chicas que no se saben muy bien a qué se dedican, super sofisticada, guapísimas…», explicó el director. Un rol al que da vida Ingrid García-Jonsson. La película retrata esa vida de lujo, yates y fiesta, «lo icónico» de Marbella.

'Niña errante'

La cuarta película a competición del día, 'Niña errante', proponía un viaje físico por Colombia y una inmersión al interior del universo femenino desde la mirada de su director, Rubén Mendoza. «Todos somos seres con las dos partes. Pensé que había una posibilidad grande de cultivar y explorar mi femenino. Mi vida está surcada desde muy niño por mujeres muy poderosas», explicó.

En 'Niña errante' su cámara se cuela como testigo silencioso en el encuentro de cuatro mujeres muy diferentes, cuatro medio hermanas que se encuentran a partir de la muerte de su padre. «El duelo nos hizo familia, el camino nos hará hermanas», se lee en el subtítulo de la película. Juntas emprenden un viaje desde el Pacífico sur hasta el desierto de Guajira en el extremo norte del país, en el que se irán descubriendo unas a otras.

«Me interesaba mimetizar a mi equipo entero; ver cómo sería esa reunión si de verdad no hubiera testigos, cómo se hablarían, se mirarían…», enumera. Y las actrices lo sintieron realmente así, como si la cámara no estuviera enfocándolas todo el tiempo. «Creamos vínculos y empezamos a conocernos entre nosotras, a descubrirnos a nosotras mismas y a descubrir cosas de mi propia feminidad que también nunca me había planteado», reconoció Carolina Ramírez, una de las protagonistas.

La película muestra ese mundo femenino en un entorno patriarcal y refleja cómo «la materia biológica del género determina, en la mayoría de los casos para mal» las situaciones a las que cada una se enfrenta. «Hay miedos que cuatro hombres no tendrían viajando solos en un país de machos. Caminar por la calle equivocada para una mujer conlleva consecuencias distintas que para un hombre», lamentó.

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