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Daniel, Héctor, Rocío, Dafne y Bea llegaron a Málaga desde Madrid para la recta final de la feria.

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Daniel, Héctor, Rocío, Dafne y Bea llegaron a Málaga desde Madrid para la recta final de la feria. Ñito Salas

Un último fin de semana de feria para todos los visitantes

El Real Cortijo de Torres y el Centro se llenan de turistas del resto de España y otros países en el para aprovechar las horas restantes de la fiesta más larga

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Sábado, 24 de agosto 2019, 00:35

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Entre el eco de las pandas de verdiales y la música en directo de las plazas se cuela un sonido distinto. Más grave y homogéneo. Decenas de personas arrastran sus maletas desde la parte baja de Calle Larios hacia la plaza de la Constitución en busca de sus pisos de alquiler. Son los últimos visitantes de la Feria de Málaga, que acuden a la ciudad para exprimir las últimas horas de la fiesta más larga. Tanto en el Centro como en el real la escena se repite: cordobeses, madrileños, barceloneses, ingleses, japoneses y otras procedencias toman las calles desde este viernes en el suspiro final de las fiestas de agosto.

En la puerta de la caseta de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, José y Toni buscan un lugar en el que asentarse. Han llegado este mismo viernes desde Alicante y no tienen muy claro cuál es el mejor sitio «para empezar la fiesta». Preguntan a los viandantes, de los que muchos les recomiendan los conciertos de las plazas. «Ya hemos estado en una, buscamos otra cosa más flamenquita», comentan, por eso entran en la caseta, ya que les han dicho que «hay ambiente tradicional». Es la primera vez que pisan Málaga y su feria, por lo que tienen las expectativas bastante «arriba». «Queremos pasarlo bien».

Daniel, Héctor, Rocío, Dafne y Bea, también han venido a Málaga, desde Madrid. Algunos de ellos viven en Londres y el grupo se ha ido conformando a base de viajes como el que les ha llevado a la fiesta de agosto. «Algunos ya habían venido otros años así que, en realidad, ya sabíamos a lo que veníamos, aunque la feria esta siempre sorprende», comentan, destacando el «ambiente constante» sin importar el día de la semana. «Estamos aquí desde el lunes y nos vamos el domingo; excepto un día hemos venido a la feria y, aunque haya poca gente el cachondeo no decae», explican entre sevillana y sevillana en la Plaza de la Constitución.

En una de las mesas del Café Central se toman un Cartojal Sarah y Ayuco, dos estudiantes japonesas que llevan varios días recorriendo Andalucía. «En la agencia de viajes nos comentaron que Málaga merecía mucho la pena en estas fechas y la verdad es que no se han equivocado», reconocen. Su día a día desde el miércoles (hasta el domingo) ha sido «fiesta por la tarde, fiesta por la noche y playa por la mañana», bromean en inglés. «Es una fiesta muy 'cool'».

Desde Barcelona han llegado para pasar el último fin de semana Sandra, Alba, Sara y Sandra, un grupo de amigas «desde los tres años» que se ha alquilado un piso en calle Montaño. «Venimos de pasar unos días en Ibiza y ya nos hemos enamorado de la feria, primero por el ambiente y segundo porque los precios no tienen nada que ver, ni con la isla ni con Barcelona, allí la fiesta es mucho más cara». Es la primera vez que están en Málaga durante la feria de agosto, y reconocen que «nunca» han visto «nada parecido», ni dentro ni fuera de España.

Desde Bilbao

Un caso similar es el de Miriam y Naia, dos bilbaínas que han llegado en avión este viernes para quedarse hasta el domingo en la feria –y en la playa–. Naia ya visitó la fiesta de Málaga el año pasado, por eso ha convencido a su mejor amiga (se conocen desde los tres años) para explorar de nuevo la ciudad en estos días de jarana. A las 17.00 horas aún no habían comido –cosas del viajar–, por lo que su llegada al centro estaba marcada por buscar un sitio en el que picar algo. «Hoy echaremos el día aquí, mañana (por hoy) seguramente vayamos al real durante el día porque no he estado nunca y dicen quizá merezca la pena», comenta.

El viernes tardó en ambientarse, pero gracias a la llegada de los visitantes tanto el Centro como el real fueron ambientándose hasta que en la última hora de la tarde el jaleo alcanzó sus niveles habituales.

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