Maka sella su amor a pleno pulmón en Málaga

Las 22.00 horas y cuatro minutos marcaba el reloj. Las luces apagadas y los móviles prendidos. Activos y preparados para grabar por encima de sus cabezas. La euforia se despertaba de entre los espectadores concentrados en la pista y en la grada. Entre un juego de luces, bombas de humo, fuegos y una voz femenina que acompañaba en los coros, Maka entraba pisando fuerte sobre el escenario. Rompedor. Con ganas de compartir con su gente confesiones de amor.

Y a los pocos minutos llegó la primera. Maka agradecía a su público el estar ahí apoyando su música porque gracias a ellos él estaba cumpliendo un sueño. Esa noche y todas las de su vida. Aunque a veces haya sentido 'Frío en el alma' y se haya sentido solo, «a la sombra de la realidad se dio cuenta de quién le quería». Y esa noche, entre la oscuridad había personas que le querían.

Empezó melancólico compartiendo «su pena». Aunque no dejó de hacerlo a lo largo de todo el concierto. Sellando a pleno pulmón lo que significaba para él el amor y todo el dolor que hay escondido detrás. Quejíos y más quejíos. Recordando que su vida no ha sido nada fácil, se desnudaba el corazón delante de sus seguidores. Y alzando una copa de vino al cielo, prometió dejar la pena a un lado y brindar «porque estaban allí esa noche».

La gente comenzaba a bailar con la siguiente canción: 'Dame una razón'. Cantaban a coro sin desistir ni un segundo en acompañarle. Dejándose la voz por él, por sus canciones tan refugio como estos ratitos para el cantante. Y dándole esa razón para no irse, le pidieron que se quedara 'Pa todo el año'. Una chica se la dedicaba a su pareja a la luz de los focos de colores que iluminaban la escena.

«Que bonito cuando es de verdad», decía Maka. Pidió al público que sacaran sus teléfonos y encendieran las linternas para bajar las estrellas, «y con la otra mano vais a coger a vuestro motivo, ese motivo que os hace vivir». Los pelos de punta. Y de repente sonrisas que no caben en la boca. Dejó que cantase el público para escuchar sus voces, sin música, solo verdad, verdades compartidas.

'Capricho del destino' llegaba haciendo temblar el suelo. El auditorio bailaba al mismo tiempo que danzaba sus brazos al cielo y acariciaba el aire. Pero no todo eran amores rotos o correspondidos, Maka también quiso hablar del amor que siente por su tierra, por Andalucía y Granada que son «su raíz y su razón de ser».

En esa noche llena de confesiones y arrepentimientos, convirtiéndose de pronto en una silueta negra entre un foco de luz azul, volvía a ponerse melancólico. Recordaba sus años en la cárcel y cómo esa droga (el hachís) le fue consumiendo poco a poco. Hablaba de ese «veneno que nos da dinero pero que no vale un duro». Hoy lo confesaba, se arrepentía. La gente le acompañaba en su dolor y juntos se agarraban de la mano para continuar.

Con una camiseta negra, un pantalón rojo y una gorra tricolor a juego con su vestimenta, el cantante granadino se movía por el escenario con soltura ganándose el corazón y el alma de sus seguidores. Y aunque gritase que 'Amor ya no queda' porque ya nadie sabe amar, esa noche se repartía mucho. Tanto que jugando a ser 'Policía y Ladrón' consiguieron que «la luna brillase más fuerte».

Esa noche fue especial. Hicieron arder el escenario reavivándolo de amor y 'Curando cicatrices', además de cumplir sueños. Siete fans tuvieron la suerte de subir al escenario junto a él. A Maka le parecían pocas. Si por él hubiera sido, hubiera invitado a todo el público a subirse arriba, a su vera. Pero tendrá que conformarse con la foto del final que se hicieron en conjunto con las manos alzadas.

Con un «yo amo la vida, y aunque a veces duela me quedo con la alegría», Maka compartía 'El arte de vivir' y daba fin a un concierto y feria malagueña inolvidable. Esa noche se restauraron corazones. Hubo mucho cariño. Muchas canciones dedicadas. Muchos besos robados y sentidos. Al final, todo lo que allí se vivió no eran más que 'Cositas del amor'.