Lolita y Carmona lo dan todo

 Una hora después, se apagaban las luces del Auditorio y se encendían las del escenario para iluminar a Encarni Navarro, que arrancó la velada con un tema mítico, Te quiero mucho, una de las canciones más versionadas de la historia, lanzada originalmente como Cant take my eyes off you en los 60. La malagueña continuó con un repertorio de clásicos que se lucieron en su potente voz dentro del espectáculo Con el alma al aire en el que también presentó otros temas como Vete, de Los Amaya.

Tras su actuación llegó el momento sentimental de la noche. La empresa organizadora, Espectáculos Mundo, quiso rendir homenaje a uno de sus trabajadores, Antonio Escobar, ya fallecido con la proyección de un vídeo que arrancó unas lágrimas a su viuda. El presentador de la gala dio paso después al más esperado de la noche, Antonio Carmona.

Salió al escenario trajeado y con la guitarra colgada interpretando Se amarra el pelo, un tema de su primer disco en solitario, que vio la luz en 2006 tras más de 20 años junto a Ketama. Sonaron además varias canciones de su etapa con el grupo, como Agustito o Una, dos y tres.

Hubo algún que otro problema de sonido y el cielo amenazaba con una lluvia que finalmente se quedó en un par de gotas, pero nada le restó protagonismo a Carmona, que fue haciéndose con el escenario y ganándose al público conforme avanzaba la noche. Con la corbata y la chaqueta quitada, la camisa desabrochada y la guitarra a un lado lo dio todo sobre las tablas. Cantó, bailó, taconeó y hasta saltó para levantar a los espectadores de sus asientos con un «¡vamos para arriba Málaga!». También alabó a su «Málaga gitana». El hijo de Juan Habichuela reconoció que aunque es granadino se ha criado en calle Mármoles. «Me siento medio boquerón», aseguró el artista.

Ha viajado mucho estos años y ha ido bebiendo de distintos estilos musicales que mezcla en una perfecta fusión con su imborrable alma flamenca. Vengo venenoso, Para que tú no llores o Ari, Ari-O pusieron el ritmo a una actuación que finalizó con Vente pa Madrid.

«Ahí viene la leona» gritó Antonio Carmona antes de abandonar el escenario, dando paso a la gran Lolita, que tomó el relevo con mucha energía aunque no con demasiada suerte. Apenas había terminado la primera canción cuando tuvo que hacer una interrupción. «Que no le funciona el teclado», dijo la artista. «Estas son las cosas del directo, pero no pasa nada, estamos de feria, les canto a pelo». El público se vino arriba y no paró de animarla mientras cantaba y bailaba una de esas canciones que más le gusta, La zarzamora, nada más y nada menos que de su madre, La Faraona. Y es que Lolita tuvo muy presente a su familia en la actuación. Ya solucionado el problema de sonido, interpretó Mía un precioso bolero con el que su padre, El Pescaílla, le enseñó a cantar. Además cantó otros clásicos de Lola Flores, como Ay pena penita pena, y recordó a su hijo Guillermo con un tema que suele interpretar junto a él, No puedo amor.

Lolita también se dejó el alma sobre el escenario y los tacones, de los que se deshizo para seguir bailando con la misma intensidad. Su garra y sus gestos al cantar, como los de su madre, son una de sus señas, al igual que esos temas que nunca faltan, como Sarandonga. El concierto acabó con Mediterráneo, de su admirado Serrat.