Juan Espadas, contra los elementos: «El CIS se equivoca»
Los socialistas inician su campaña más complicada, por primera vez en la oposición y en busca de atraer a los indecisos
Cuentan que Felipe II pronunció una frase que quedó para la historia cuando conoció la derrota de la Armada Invencible en aguas británicas: «Yo envié ... a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos». Así atribuía aquel desastre militar al temporal desatado en la zona. Las elecciones andaluzas han adquirido condición de huracán para el PSOE, acostumbrado a navegar en costas más cómodas, arrullado por el privilegio de afrontar todas las campañas celebradas en democracia desde el sillón mullido del gobierno. Es la primera vez que los socialistas se acercan a una cita electoral autonómica haciendo equilibrios en el alambre de la oposición. Y todos los elementos, desde las encuestas hasta el impacto de la renovación de su cúpula, con el remplazo de Susana Díaz por Juan Espadas, juegan en su contra.
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En un escenario en principio hostil, Espadas sabe que sólo queda tirar de épica y pelear contra la corriente. El exalcalde de Sevilla tuvo que sortear el primer obstáculo de la campaña horas antes de su inicio, cuando el CIS dio una horquilla de entre 47 y 49 escaños al PP, cerca de la mayoría absoluta. «Se equivoca», defendió el flamante secretario general de los socialistas, «como se equivocó en las últimas elecciones autonómicas en las que lo que hoy le da al PP le daba al PSOE y no fue ese el resultado». Espadas se aferra a «la encuesta definitiva» de las urnas, el próximo 19 de junio: «Aún hay un tercio de los encuestados que no indica cuál es su orientación de voto, algo que será decisivo en el resultado final».
Esa masa de indecisos flota ahora como la tabla salvavidas del PSOE, que aspira a desalojar de San Telmo a Juanma Moreno, a quien todos los vaticinios mantienen en la presidencia de la Junta, ya sea a solas, para lo que necesita una mayoría tan holgada como la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, o con el apoyo espinoso de Vox, como ocurre en Castilla y León. Los socialistas miran con preocupación a su izquierda, herida por el fratricidio entre Adelante Andalucía (los anticapitalistas liderados por Teresa Rodríguez) y Por Andalucía (la marca con la que se presentan Podemos e Izquierda Unida, bajo la candidatura de Inma Nieto). Los sondeos apenas conceden diez diputados a ambas formaciones, sin opción de alcanzar la mayoría junto con los votos socialistas.
Con el lema 'Gobernar para transformar', el PSOE aspira a mejorar los 33 escaños de este mandato. Y su estrategia pasa por dos ejes: atraer a los indecisos y agitar el temor a un gobierno de coalición entre el PP y Vox. Así lo evidenció Espadas durante su inicio de campaña, con una caravana que arrancó en Jaén y este viernes pasará por Sevilla. Espadas reiteró su invitación a Moreno para que «se comprometa a no gobernar con una fuerza política que no respeta los principios y valores de la Constitución, del Estatuto de Autonomía de Andalucía y de la Convención de Derechos Humanos de Naciones Unidas», en referencia a la candidatura que encabeza Macarena Olona: «Cualquier fuerza política debería firmar ese papel para no gobernar con un partido que tiene entre sus postulados lo que a boca llena dice la ultraderecha».
Queda por ver si los socialistas mantienen un perfil moderado o adoptan un tono más beligerante durante la campaña, conscientes de la necesidad de reactivar a una izquierda «desmoralizada», como reconoció el ministro Alberto Garzón, de Izquierda Unida, durante un acto en Málaga, por donde Espadas, centrado en el debate del lunes en Canal Sur, no pasará este fin de semana. Este sábado está prevista la visita de María Jesús Montero, exconsejera y ahora ministra. Será el primer desembarco socialista de relevancia en la provincia una vez iniciada la campaña. Porque el carrusel de cargos no ha hecho más que empezar a dar vueltas.
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