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El año pasado, hasta mediados de noviembre (que es hasta donde llega la estadística suministrada por el Instituto Nacional de la Seguridad Social), se perdieron ... en Málaga más de 9 millones de jornadas de trabajo por bajas laborales. El absentismo debido a incapacidad temporal (IT) no deja de crecer, tanto en España como en Málaga. Y no es sólo que haya más bajas porque hay más gente trabajando: tiene de haber otros factores explicativos, ya que la incidencia de las bajas crece por encima de lo que lo hace el empleo.
Hay un indicador que lo demuestra: la incidencia media mensual por cada mil trabajadores, que mide cuántos procesos nuevos de IT se inician cada mes por cada mil trabajadores activos. Y este indicador, en 2024, se situó en 34,04 en Málaga: el más alto de Andalucía, por cierto (la media regional es de 27,85). Ha subido más de un punto respecto en el último año, pero el incremento es más destacado si se compara con la época prepandemia. En 2019 estaba en 28,13: ha aumentado un 21%. Respecto a la media nacional, Málaga está ligeramente por debajo (es de 35,03). Cataluña, Navarra y País Vasco son, por este orden, las regiones con mayor absentismo laboral por enfermedad.
Esta evolución ascendente del absentismo laboral por enfermedad común se inició hace una década, en la rampa de salida de la Gran Crisis. En 2014 la incidencia media mensual estaba por debajo de 20 y fue subiendo, año a año, hasta llegar la pandemia, que provocó una serie de distorsiones. En 2020 y 2021 se registraron muchas menos incapacidades temporales debido al confinamiento y al menor número de trabajadores activos. Y justo después, en 2022, se produjo un efecto rebote: las bajas marcaron su máximo histórico al juntarse los coletazos del covid con una altísima incidencia de infecciones respiratorias. En 2023 y 2024, sin llegar a ese extremo, la incidencia de las bajas laborales ha seguido al alza.
También la duración de las bajas laborales está aumentando: en 2024 la media fue de 36,7 días, casi cinco más que en 2019. En este sentido, sin embargo, Málaga no destaca por exceso sino por defecto: es la provincia andaluza con menor duración media de estos procesos. La media regional es de 50 días por proceso y la nacional, de 42,88.
¿Por qué los trabajadores se dan cada vez más de baja? Esta cuestión preocupa a la patronal (sobre todo), al Gobierno y a los sindicatos. Son las mutuas (financiadas por las empresas) las que más esfuerzos están dedicando a estudiar el problema. Por ejemplo, Umivale Activa tiene una línea de investigación abierta junto al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y publica informes periódicamente. «La creciente intensidad del fenómeno del absentismo por IT, que en España se sitúa en niveles máximos, históricos y entre los países europeos, merece un análisis riguroso, dados los notables costes que supone para los trabajadores, las empresas y la sociedad en su conjunto», expresan sus responsables.
Hay muchos factores que pueden estar influyendo: desde el envejecimiento de la población hasta el buen momento del empleo (es una tendencia ya estudiada que cuando hay altas tasas de paro los trabajadores tienden a darse menos de baja por miedo a ser despedidos y viceversa: en momentos de bonanza económica crece el absentismo), pasando por el empeoramiento de la atención sanitaria desde la pandemia. La patronal pone el acento también en la propia gestión de la incapacidad temporal, que según aduce, es más ágil cuando la asumen las mutuas (que presumen de tener menos incidencia y menos duración de las bajas). De hecho, estas organizaciones llevan tiempo reclamando más protagonismo en la gestión de la IT por enfermedad común.
Analizar los tipos de enfermedades que están involucradas en los procesos de incapacidad temporal ayuda a arrojar luz sobre este fenómeno. Al ver la evolución de los diferentes problemas de salud que llevan a los trabajadores a pedir la baja, hay un epígrafe que se ha disparado en los últimos cinco años: el de los trastornos de salud mental. Entre el 1 de enero y el 17 de noviembre de 2024 se iniciaron 19.312 procesos de IT por esta causa, un 1,8% más que en todo el año anterior (que ya marcó un máximo histórico) y un 65% más que en 2019. La ansiedad, la depresión y demás problemas psicológicos ya representan la séptima causa de baja más común en Málaga. Pero si se analizan las bajas de larga duración, ahí tienen un protagonismo muy superior: un 18% de los procesos de más de un año de duración están vinculados a temas de salud mental.
La decana del Colegio de Psicología de Andalucía Oriental, Mariela Checa, afirma que este aumento de bajas laborales por motivos de salud mental no puede desligarse de la epidemia de salud mental que se ha desatado en todo el mundo occidental a raíz de la pandemia. Y advierte de que la clamorosa falta de psicólogos en la sanidad pública está en la raíz de este problema. El SAS solo cuenta con 50 profesionales para toda la provincia de Málaga, lo que genera uno de los ratios más bajos de España. «La gente que no puede permitirse pagarseuna consulta privada va al médico de cabecera, que le manda pastillas y le da la baja, pero eso no soluciona el problema», argumenta Checa.
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