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Aceite de oliva. R. C.
Nutriscore, el etiquetado que complica la vida a alimentos de un ingrediente

Nutriscore, el etiquetado que complica la vida a alimentos de un ingrediente

El Ejecutivo salva al aceite de oliva de tener que acreditar su calidad, pero es posible que más productos demanden ese mismo trato

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Domingo, 14 de febrero 2021, 00:38

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El algoritmo –la fórmula matemática– detrás de Nutriscore, la etiqueta frontal que podrán llevar los alimentos en España para acreditar su calidad nutricional una vez el Gobierno dé luz verde al proyecto, ya ha dado algún quebradero de cabeza. En concreto, con el aceite de oliva. Pero podría no ser el único.

Alberto Garzón, el titular del Ministerio de Consumo, aclaró esta semana que el aceite de oliva no deberá llevar ese etiquetado que lo calificaría como un alimento «C»en una escala que va desde la «A» hasta la «E», dado que el algoritmo lo considera como una grasa, en los mismos términos que el aceite de colza, y no tiene en cuenta su calidad real o las recomendaciones de los nutricionistas. Garzón defendió que «en ningún caso el sector del aceite se va a ver obligado a poner una etiqueta contraria» a una evidencia «científica» como es que «el aceite es bueno para la salud, y no puede haber ninguna etiqueta que diga que es malo». Preocupa, fundamentalmente, el daño que a efectos de exportaciones puede sufrir el aceite por causa del etiquetado.

Los gobiernos nacionales en el seno de la Unión Europea sólo pueden recomendar a las marcas que etiqueten sus productos. Dictar su obligatoriedad está, en todo caso, en manos de Bruselas, algo que se prevé que podría suceder a partir del año 2022.

Pero hay cadenas de distribución alimentaria, como Carrefour en Francia –donde ya está vigente el sistema–, que premian a los productos que están etiquetados a la hora de ubicarlos en sus lineales y castigan a los que no lo están. O, incluso, las empresas distribuidoras pueden llegar exigir que todos los alimentos que tienen a la venta tengan que llevar la etiqueta. De lo que se trata, por tanto, en el caso del aceite de oliva, es que no se vea penalizado por no llevar esa etiqueta, o por incorporarla y mostrar una calificación que no se corresponda con su calidad.

El objetivo de Consumo es la construcción de un consenso a nivel europeo, entre todos los actores del sector y con todos los países comunitarios, para que no se termine obligando –aunque no lo llegue a establecer la ley– a los fabricantes de aceite a etiquetar sus productos. Eso, quizás, para el 'mientras tanto' hasta la incorporación de España a Nutriscore y el país pueda influir en el cambio del algoritmo y éste logre capturar la realidad del aceite de oliva. Así lo entienden desde la Interprofesional del Aceite de Oliva Español: «El aceite quedaría excluido de Nutriscore hasta que se pueda modificar el algoritmo». Aunque quizás se tendrá que negociar con otros países interesados también en «salvar» algún producto nacional.

Además, como admiten en el departamento que dirige Garzón, el problema del aceite de oliva puede reproducirse en otros 'monoingredientes'. Por ejemplo, en el jamón. Así, la Interprofesional del Cerdo Ibérico (ASICI) ya ha salido al paso con diversas iniciativas para que se revise la catalogación de los productos ibéricos curados en Nutriscore.

La limitación

Desde la OCU manifiestan que «Nutriscore tiene sentido sólo en alimentos con receta, procesados, donde hay varios ingredientes, como galletas, cereales, platos preparados, postres. No es una herramienta tan útil en alimentos sin receta, apenas procesados y de un único ingrediente, como el aceite de oliva, el azúcar, la miel, los huevos... donde todos son prácticamente iguales independientemente de la marca». La OCU cree que excluir el aceite de Nutriscore no supondría un perjuicio:«Al tratarse de un alimento con un único ingrediente no aporta información adicional al consumidor, ya que el Nutriscore de todos los aceites de oliva sería el mismo». Aunque añade:«No hay que olvidar que al ser una grasa aporta muchas calorías por gramo y tampoco tendría sentido que tuviera una buenísima valoración».

El plan de Consumo era aprobar Nutriscore en el primer cuatrimestre de este 2021, aunque los trámites pueden alargarse. En todo caso, el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha advertido de que sólo dará su acuerdo «si la situación de los productos que forman parte de la dieta mediterránea aparecen justamente valorados o excluidos». En el caso del aceite de oliva, Consumo dice que ya ha hecho su trabajo.

Si Nutriscore complica la vida a los 'monoingredientes', tampoco la patronal del sector de la alimentación y las bebidas está muy satisfecho con la implantación del sistema. Si bien dentro de la organización, FIAB, hay empresas a favor y en contra, por lo que no hay una posición oficial y única al respecto, sí hay coincidencia en que «reducir la calidad nutricional a un color y una letra es un poco simplista», en palabras de Enrico Frabetti, que ve riesgo de estigmatización de nutrientes o de productos, cuando, dice, también hay que tener en cuenta la frecuencia o la cantidad de su consumo. Además, el sector pide un sistema armonizado en toda Europa y que sea siempre voluntario. Así se lo ha transmitido la patronal alimentaria a Bruselas.

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