Los alimentos que más subirán de precio este verano y cómo ahorrar en el supermercado sin renunciar a la calidad
En pleno verano, llenar el carro de la compra cuesta más que nunca. Pero con unos simples ajustes, es posible comer bien sin que el gasto se dispare
Con la llegada del verano, el calor no solo afecta al termómetro, sino también al bolsillo. Según las últimas previsiones económicas, varios productos de la ... cesta básica experimentarán subidas de precio durante los meses de julio y agosto, impulsadas por factores como la sequía, el encarecimiento del transporte o la alta demanda estacional. Ante este escenario, cada vez más familias buscan formas de ahorrar en el supermercado sin comprometer la calidad de su alimentación.
Entre los productos con mayores subidas previstas destacan las frutas de temporada como la sandía, el melón y las cerezas, que han visto reducida su producción por la falta de agua y el adelanto de las cosechas. También se encarecen el aceite de oliva —que ya arrastra una escalada histórica desde 2023— y algunos productos refrigerados como los helados o bebidas isotónicas, muy demandados durante las olas de calor.
Según los datos publicados en junio de 2025, las frutas frescas son las que encabezan los repuntes con un incremento interanual del 21,7%, seguidas de los huevos (15,3 %) y el café (13,9 %). Por el contrario, algunos alimentos como el aceite de oliva y el azúcar han experimentado descensos significativos: el primero se ha abaratado un 32 % y el segundo un 5,9 %.
El pescado fresco, especialmente las variedades azules como el atún o la sardina, también experimenta aumentos de precio durante el verano por la reducción de capturas y la alta demanda turística en zonas costeras. A ello se suma la subida del pan de molde, cereales y productos procesados que dependen del trigo, cuyos costes han repuntado por la tensión en mercados internacionales.
Frente a esta realidad, aplicar tácticas inteligentes al hacer la compra puede marcar la diferencia: Entre otras medidas, los expertos recomiendan planificar el menú semanal y llevar una lista cerrada para evitar compras impulsivas; elegir marcas blancas, que manteniendo calidad suelen ser un 20–30 % más económicas; aprovechar las ofertas en apps y web, donde se publican descuentos no visibles en tienda; compra al final del día productos perecederos (fruta, carne, pan) al estar rebajados y recordar que los alimentos congelados (verduras, legumbres) preservan bien los nutrientes y ayudan a evitar el despilfarro.
Con estas medidas, puedes contrarrestar el impacto de la inflación en tu cesta de la compra: aunque la fruta esté un 21% más cara, optar por congelados, blancos o rebajas nocturnas ayuda a que el ticket no se dispare.
Aunque el panorama económico general no es extremo, las pequeñas decisiones cotidianas pueden reducir el gasto sin sacrificar calidad. Este verano, el ahorro inteligente no solo es necesario, sino posible.
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