Así ganan algunos en Bolsa cuando todos pierden
La CNMV se ha visto forzada a blindar el mercado bursátil frente a los especuladores que 'apuestan' por el desplome de las empresas españolas en plena crisis del coronavirus
La terminología de los mercados financieros es de lo más compleja y repleta de anglicismos, pero en el fondo subyacen las mismas prácticas que nuestros ... abuelos definían con refranes: ganar a río revuelto, quien golpea primero golpea dos veces, el dinero hace lo malo bueno... Lo que ahora se llama «operar en corto» no es sino una forma concreta de especular, que a su vez es la versión contemporánea de la bíblica codicia. Y esa forma consiste, en vez de apostar por un activo, una empresa o un índice bursátil, en apostar contra ese activo, empresa o país; de forma que cuanto más caiga su valor, más dinero se gana.
Estos inversores en corto, especuladores o como se les quiera llamar están haciéndose de oro con la crisis del coronavirus. Su estrategia no es sólo cuestionable éticamente, sino que puede llegar a ser peligrosa para la economía de un país: en España, en pleno estado de alarma, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha tenido que prohibir este tipo de operaciones durante un mes para proteger a las empresas patrias de sufrir desplomes aún mayores en Bolsa.
Entre el 9 y el 13 de marzo el Ibex-35 se desplomó un 11,7%, y el jueves 12 sufrió la peor sesión de su historia, con una caída del 14%. La dramática expansión de la enfermedad y la declaración del estado de alarma eran motivos más que fundados para esta debacle, pero también es cierto que se aceleró y profundizó por culpa de la acción de los mayores 'hedge funds' del planeta, que se cebaron con la Bolsa española, realizando apuestas bajistas contra decenas de empresas del citado índice por más de 1.300 millones de euros.
Los 'hedge funds', también conocidos como fondos de cobertura o fondos de inversión libre, son un producto financiero parecido a un fondo de inversión, pero con algunas singularidades. La principal es su objetivo de maximizar la rentabilidad como sea; es decir, utilizando todas las posibilidades de inversión que ofrezca el mercado sin límite alguno. Y entre sus prácticas preferidas está la de operar en corto, que significa, resumiendo mucho, buscar beneficios comprando y vendiendo acciones cuyo valor cae.
Inversores en corto
¿Cómo operan estos inversores para ganar dinero cuando todos los demás pierden? Así lo explica Benja Anglès, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya en las áreas de derecho financiero y tributario: «Invertir en corto significa, en su forma más básica, pedir prestadas a un accionista de una compañía un número determinado de acciones, venderlas a un precio y volver a recomprarlas cuando han bajado. El beneficio está en la diferencia de precio al que se venden y se compran. Por ejemplo, yo pido prestadas 1.000 acciones del Santander y las vendo cuando cada acción vale 10 euros, con lo cual ingreso 10.000 euros. Unas horas después, las acciones caen a 8 euros: ahí es cuando yo las recompro por 8.000 euros, con lo cual he ganado 2.000 euros».
En la práctica, se trata de apostar por que el precio de una acción va a caer. Y si hay muchos inversores que hacen lo mismo con un activo concreto o con un índice, sucede lo que en el Ibex-35 la semana pasada: el desplome se acelera y se agrava la inestabilidad.
Claro que en este negocio no sólo ganan los criticados 'hedge funds': también lo hacen los accionistas que prestan sus títulos para que especulen con ellos, obteniendo así una rentabilidad extra. Es una práctica habitual entre los fondos de pensiones y los inversores institucionales, que vienen a ser los actores más respetables del mercado financiero.
Productos derivados
Esta es la operativa directa para vender en corto, pero existe todo un catálogo de productos derivados que, con unas u otras peculiariades, se basan en esta lógica de apostar a la contra: los contratos por diferencia (CFD), barrera y opciones vanilla son algunos de ellos. En estos casos no se compran ni se venden acciones reales, sino que se especula sobre su precio.
Y la cosa se complica aún más, porque esta forma de invertir no sólo la ejerce inversores individuales y fondos –que al fin y al cabo están gestionados por personas–, sino máquinas: en el 'trading' automático, programas de 'software' alimentados con 'big data' van siguiendo tendencias por todo el mundo y, cuando detectan una situación como la de España, aceleran el desplome bursátil al emitir masivamente órdenes de venta.
Para Anglès, estas prácticas «económicamente pueden ser interesante, pero moralmente son reprobables», sobre todo en una situación ta dramática como la actual. «Los anglicismos quedan muy bien, pero esto es una práctica muy antigua: sacar tajada de la desgracia de otros», sentencia. No obstante, hay quienes creen que estos inversores también ejercen un efecto positivo, ya que aportan liquidez al sistema y, al igual que aceleran la caída de un valor o un índice, también hacen que el rebote llegue antes.
En cualquier caso, el experto ve más que justificada la decisión de la CNMV de prohibir la realización o el incremento de posiciones cortas netas sobre las acciones en los parqués españoles. La restricción entró en vigor este martes, y se prorrogará al menos hasta el 17 de abril, pudiendo ser prorrogada. Italia, Bélgica y Francia han tomado la misma medida.
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