Lleno, por favor. Y barato

Porque, a pesar de la caída de costes que han tenido los carburantes, nos cuesta llenar mucho cada depósito. De media, si usamos gasolina, repostar un tanque completo nos sale por casi 90 euros. ¡90 euros! Y se nos hace casi asequible comparados con los 120 o 130 que llegamos a pagar en lo peor de la crisis de la inflación. Algún respiro adicional nos da el diésel, aunque tampoco es para tirar cohetes: un 'Lleno, por favor' nos cuesta casi 80 euros. Tampoco es baladí el coste que asumimos.

¿Y qué podemos hacer frente a esta realidad? Ahorrar. Sí. Y más ahora que se aproxima la primera gran 'Operación Salida' del verano. Es decir, la primera escapada de las muchas que posiblemente realizaremos este verano con nuestro vehículo. Hay mucho donde rascar. El precio de los combustibles no solo depende de si es una estación de servicio tradicional o una de bajo coste. El coste lo marcan variables que nunca habría imaginado que podrían rebajar el impacto en su bolsillo. Veamos cuáles son.

Hay días mejores y peores para repostar. Jornadas caras y baratas. Aunque cada gasolina aplica los precios en función de sus políticas comerciales, hay patrones que siguen una línea que nos permitirá ahorrarnos algunos euros. Por ejemplo, que los días en los que más movimientos se prevén, son los peores para repostar. Por eso, es recomendable evitar los fines de semana (viernes, sábados y domingos) para llenar el depósito. Son jornadas de mucho movimientos y, según la ley de la oferta y la demanda, cuanto más consumo haya, más céntimos pueden incrementarse los letreros de las gasolineras.

También al contrario: los días en los que resulta más económico echar gasolina o diésel son aquellos en los que no se mueven tantos vehículos. Habitualmente hablamos de los diarios, desde el lunes hasta el jueves; jornadas en las que los viajes de verano suelen ser menos frecuentes.

Ante los millones de desplazamientos que se prevén en las próximas semanas, lo más recomendable para evitar un susto en nuestras finanzas es repostar lejos de las operaciones de tráfico, ya sean de salida o de vuelta. En ese tipo de jornadas, las estaciones de servicio suelen aprovechar para apretar un poco más los precios de los combustibles y sacarles un rendimiento extraordinario. No están haciendo nada ilegal, pero el hábil consumidor también tiene la autonomía para elegir qué días va a repostar su vehículo. Por eso, los principios y finales de mes son periodos de precios más elevados, así como los puentes y los inicios y finales de quincenas. Todo lo que sea llenar el depósito lejos de esas fechas le permitirá también ahorrar algunos céntimos de euro por litro y, por tanto, varios euros a final del verano durante sus vacaciones.

Posiblemente muchos usuarios conductores desconozcan este pequeño truco que puede hacer las delicias de los mejores ahorradores: muchas estaciones de servicio cambian de precios a mediodía, aprovechando las horas de menor repostaje para actualizar sus costes de cara al público. Por ello, siempre va a ser más recomendable acudir a una gasolinera durante la mañana que hacerlo ya después de comer o por las tardes. Este patrón no se repite en todos los establecimientos, pero los que cambian precio a lo largo del día, lo suelen hacer a mitad de la jornada. Ese es el límite que debemos evitar para pagar unos céntimos de más.

Entre las múltiples aplicaciones con las que contamos para buscar la estación de servicio más barato, posiblemente desconozcamos que si seleccionamos aquellas que se encuentran un poco más alejadas de las autovías o carreteras nacionales y vías principales, ofrecen precios algo más competitivos. Es decir, los puntos de suministro de las vías de servicio aprovechan la afluencia de vehículos para incrementar algo sus precios. Mientras que la gasolinera que se encuentra en el pueblo más cercano, a apenas un kilómetro de la autopista, nos ofrece precios más competitivos. No se trata de recorrer muchos kilómetros para adentrarnos en una población. Porque entonces no compensaría el ahorro. Pero sí suele ser atractivo entrar en un pueblo cercano frente a la gasolinera que está a pie de carretera.

Los españoles bien saben que si recorren la Península durante estas próximas semanas, la heterogeneidad de precios en las estaciones de servicio se encuentra a la orden del día. Y no por los impuestos, ya que las comunidades no pueden aplicar el tributo que les permitía hacerse cierta competencia entre ellas para buscar a los conductores. Con la homogeneización del Impuesto de Hidrocarburos, las diferencias de precio por territorios dependen del tráfico que soporten y de la ubicación geoestratégica en la que se encuentren.

Por eso, las estaciones de servicio más próximas a fronteras exteriores, como las del País Vasco, Cataluña o Aragón, suelen ser de las más caras de toda España. Lo mismo ocurre en casi toda la costa cantábrica, con precios habitualmente más elevados. O en las zonas limítrofes a Portugal, como Galicia.

También suelen ser más caros los precios en los centros de turismo por antonomasia, como toda la costa del Mediterráneo. O Madrid, con mucha afluencia de vehículos.

Y al contrario: en las zonas interiores de la Península, los precios suelen ser más atractivos, con diferencias de hasta 15 céntimos de euro entre la provincia más cara y la más barata de España.