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Público en el festival Dcode en Madrid el año pasado. R. C.
Hacienda se prepara para rastrear festivales y eventos deportivos

Hacienda se prepara para rastrear festivales y eventos deportivos

Artistas y deportistas centrarán la atención de Hacienda este año y también los grandes patrimonios, sobre todo los «deslocalizados»

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Lunes, 10 de febrero 2020, 00:44

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Los deportistas y los artistas serán objeto de una vigilancia especial por parte de la Agencia Tributaria (AEAT). En particular, los no residentes en España, pero que participan en competiciones o en eventos en territorio nacional y obtienen ingresos que deberían estar sujetos al Impuesto sobre la Renta de No Residentes. Ésta es, comenta Luis del Amo, secretario del REAF (Registro de Economistas Asesores Fiscales), una novedad muy relevante en el control de estas personas de tanta relevancia social y que exigirá la puesta en marcha de sistemas de rastreo de programas de festivales de música y de eventos deportivos, así como de los empresarios que contratan y pagan.

Ello se une a la intención que observa Juan Antonio Santos, vocal de la Asociación Profesional de Técnicos Tributarios de Cataluña y Baleares, de la Administración por certificar la residencia real de artistas y deportistas: «Se va a intentar demostrar que residen aquí». Y, para ello, afirma Santos, la AEAT ya explota la información que proporcionan los mismos famosos en redes como Instagram o las revistas del corazón. Pueden aportar pruebas de que alguno no reside donde dice.

El fisco también incidirá en el control de los grandes patrimonios. Y prevé ampliar los contribuyentes propuestos para inspección. Se fijará sobre todo en aquellos con «importantes rasgos de opacidad y deslocalización». En esto último puede confluir la investigación de deportistas, artistas y «simples» grandes patrimonios. Santos apunta un indicio de que alguien quiere hacer ver que ha trasladado su residencia cuando sólo busca cambiar su domicilio fiscal: que a la AEAT le conste la desaparición de un contribuyente sin que haya pagado la 'exit tax', el impuesto por la tenencia de participaciones de sustancioso valor.

Ojo con la vida privada

Si se abre una inspección, la AEAT comprueba que se hayan pasado al menos 183 días al año en el sitio en que se dice residir, dónde están de verdad los intereses económicos, así como la familia más directa. Pruebas que recaba la Administración tienen que ver con la consulta médica a la que se acude, dónde se tira de tarjeta, de qué clubes se es socio, si se pagan peajes de autopistas, qué billetes de avión o de tren se compran... Porque el principio que rige es que un contribuyente paga impuestos donde reside y se deduce los impuestos que ha pagado en otros países. «No hay problema en que uno abandone el país, pero hay que demostrar que se ha ido de verdad. Si te vas a Portugal, tienes que probar que pasas allí tu día a día, que tienes tu cuenta corriente en el país, que estás apuntando al gimnasio...», enumera Santos. De lo que se trata es de que no haya deslocalizaciones ficticias y, por tanto, fraudulentas.

También se vigila la deslocalización dentro del territorio español hacia comunidades con tratamientos más benévolos al patrimonio, a las sucesiones y a las donaciones. Esto también lo persigue Hacienda.

Otros signos que pueden dar la voz de alarma sobre un potencial fraude es el contraste entre las rentas declaradas y las compras efectuadas: por ejemplo, si se ha realizado una inversión en una casa o un barco, las rentas obtenidas no lo justifican y tampoco se ha contraído una deuda. En relación con las embarcaciones o cosas similares, Del Amo expone focos de conflicto: si son titularidad de una empresa, el particular que lo use tiene que declararlo como pago en especie.

La investigación de la vida diaria es importante para detectar el fraude. Pero el avance reciente esencial de la AEAT tiene que ver, según Del Amo, con la información entre países y la colaboración que prestan los bancos para que ello sea posible. Ello ayuda a averiguar la titularidad real de las cuentas bancarias y de las empresas. A este respecto se acaba de dar una vuelta de tuerca con el acuerdo al que ha llegado Hacienda con los notarios por el que la primera podrá acceder a los registros del segundo, algo de gran utilidad para luchar contra el fraude en relación con la creación de entramados societarios opacos.

En 2018 se creó la Unidad Central de Coordinación del Control de Patrimonios Relevantes. Según José María Mollinedo, de Gestha, el universo sujeto a investigación alcanza a 170.000 contribuyentes, de los que se investigó a 494 patrimonios relevantes, en los que se detectaron deudas tributarias por valor de 347 millones de euros. La primera criba para seleccionar a posibles defraudadores lo efectúan sistemas informáticos a los que les saltan alertas según los criterios descritos anteriormente. Pero después son personas, cargos de libre designación, las que determinan a quién sí y a quién no se investiga. Éste es, dice Mollinedo, el 'talón de Aquiles' de la herramienta. Aunque la potencia del sistema es tal que es capaz de ver participaciones directas e indirectas en empresas y de profundizar en hasta veinte niveles de interposición de sociedades. Y, además, cuando se inicia una investigación, no sólo se analiza al contribuyente en cuestión, sino también a sus familiares y a sus personas de confianza.

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