Renault sufre sus primeras pérdidas desde 2009 y advierte de su escasa visibilidad para 2020

La razón de los números rojos de Renault residió en el mal comportamiento de varias de sus marcas asociadas, como la de sus socios chinos, Daimler y también Nissan. Así, esta última marca aportó 242 millones en beneficios el año pasado, frente a los 1.509 millones que había sumado el ejercicio previo. Ello, influido por la decisión de Nissan de suspender su dividendo de final de año, que impactó a Renault dado que cuenta con una participación del 43% en el fabricante japonés.

Mientras, China y Daimler en su conjunto supusieron pérdidas de 432 millones, frente a la aportación positiva de 31 millones de euros del año anterior.

En todo caso, muchas rúbricas de la cuenta de pérdidas y ganancias se vieron dañadas. Así, el resultado de explotación del grupo sufrió una merma desde los 2.987 millones de 2018 hasta los 2.105 millones de 2019. Mientras, sus ingresos se redujeron un 3,3% en el año, hasta los 55.537 millones de euros. Ello, porque las ventas, de 3,8 millones de unidades en el ejercicio, se redujeron un 3,4% frente a un año antes.

En algunos mercados en particular, Renault lo tuvo especialmente difícil. Por ejemplo, en Argentina, Turquía o Argelia. Además, en algunos de esos lugares, como también en Chile, tuvo que hacer frente a la merma que implica que sus monedas locales hayan sufrido una fuerte depreciación.

Todo ello ha llevado a que el dividendo propuesto para su reparto sea de 1,10 euros por acción, menos de la tercera parte de los 3,55 euros que se distribuyeron a cuenta de los beneficios de 2018.

Las perspectivas para el ejercicio que acaba de comenzar no son nada halagüeñas. De acuerdo con Clotilde Delbos, al mando de manera interina del grupo automovilístico del rombo como consejera delegada, la visibilidad para este 2020 es muy baja, dada la volatilidad que se espera en la evolución de la demanda, sobre todo en Europa, debido a cuestiones regulatorias relativas a las emisiones y también al potencial impacto del coronavirus. Aunque Delbos también añade que el fortalecimiento del equipo gestor y el éxito de los nuevos modelos le hacen tener confianza en la capacidad del grupo para cambiar la últimas y negativas tendencias.

Un gran reto, por tanto, el que tendrá que asumir el italiano Luca de Meo, que tomará posesión de su cargo al frente de Renault el próximo mes de julio, tras la salida de Carlos Goshn, fugado de la justicia japonesa y huido a Líbano.

En Bolsa, si bien las acciones de Renault comenzaron la sesión con descensos de más de un 4%, a media sesión sus títulos ganan cerca de dos puntos porcentuales.

Si los títulos de la automovilística se dieron la vuelta en el parqué fue porque, en su comparecencia ante la prensa, Delbos deslizó la posibilidad de que pueda acometer recortes de costes o incluso ventas de activos. Y, así, Delbos afirmó que no excluye ninguna posibilidad, que afronta la situación sin ningún tabú, «ya sea en el mundo o en Francia».

Renault no se puede permitir el lujo de esperar a Luca de Meo para realizar los ajustes que requiere. Y, según afirmó Delbos, seguirá adelante con el plan de recortar costes estructurales por valor de al menos 2.000 millones de euros.