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Nuria Triguero
MÁLAGA
Domingo, 1 de marzo 2020, 02:06
El director de la fábrica de Mahou-San Miguel en Málaga, José Manuel Huesa (Málaga, 1959), se pasa el día trabajando entre tanques de cerveza, ... pero sigue siendo capaz de disfrutarla como el que más. Entorna los ojos al dar el primer sorbo y habla con pasión de las nuevas variedades desarrolladas en la fábrica de Mahou-San Miguel de Málaga, una de las más potentes del grupo cervecero líder en España, con capacidad para 2,5 millones de hectolitros anuales y 200 empleados.
–¿Cómo ha sido el ejercicio 2019 para la fábrica?
–Ha sido un año complicado que lo hemos cerrado muy bien porque la fábrica ha hecho más producción de la que tenía prevista. Eso es bueno porque ha generado más actividad y empleo.
–¿Por qué ha sido complicado?
–Hay un nivel de competencia muy grande tanto a nivel nacional como local. Eso es bueno, pero exige que te pongas siempre a la última. Nosotros además al ser líderes tenemos que estar siempre en primera línea de todo. Hicimos una serie de inversiones y ajustes en las líneas de producción para seguir teniendo las mejores técnicas disponibles y eso es difícil de compaginar con la actividad productiva. Además, comercialmente ya no hay tanta diferencia entre el verano y la temporada baja. Ahora hay subidas y bajadas a lo largo del año, con lo cual te tienes que adaptar continuamente.
–¿Eso se debe al tirón de Málaga capital, donde ahora se pueden ver turistas todo el año?
–Pienso que sí. Málaga es una ciudad que está muy activa. Vienen más aviones que nunca, más cruceros, más AVE... Las navidades fueron muy buenas y la Feria también. Además, el verano no fue extremadamente caluroso y eso invitó a que la gente se moviera.
–¿No han notado la ralentización económica de la que tanto se habla? ¿O la cerveza es un producto anticíclico?
–La sensación que tengo es que la cerveza es de lo último que se resiente, por lo menos en España. Como decía mi suegra, que en paz descanse, la cerveza, gracias a Dios, hasta en la guerra se bebe. Tú puedes decir: no hago un viaje, no me compro dos pantalones sino uno... Pero el día que la gente salga a la calle y no se pueda tomar una caña o dos, es que estaremos en una situación extremadamente grave; espero que nunca llegue. El turismo se resiente pronto cuando llega una crisis; el cine también. Pero la cerveza no es un baremo para decir si la economía va bien o mal porque ¿quién no se toma una cervecita?
–Además, a ustedes no les amenaza la digitalización: la gente va a seguir yendo a los bares.
–El bar va a seguir ahí porque es un punto de convivencia, de sociabilidad. La cerveza es muy social.
–Sus competidores se han puesto las pilas y, además de reforzar su ofensiva comercial, están potenciando su vinculación con Málaga. ¿Ve el liderazgo de San Miguel amenazado?
–Nosotros cumplimos 50 años en Málaga en 2016. Siempre hemos sido malagueños. ¿Que otros se han puesto las pilas? Nosotros llevamos una línea de trabajo muy concreta desde hace mucho tiempo: pensamos en el malagueño, en que sus momentos de ocio estén relacionados con nuestras marcas y en que sepan que estamos apoyando las instituciones importantes para la ciudad: la Feria, los equipos malagueños...
–¿Hay guerra de precios en el mercado local de la cerveza?
–Yo en la parte comercial puedo entrar menos porque soy responsable de producción. Sí sé que a nivel comercial lo que hacemos no es sólo vender cerveza: vendemos una forma de trabajar el punto de venta, vendemos un portfolio inmenso y un desarrollo en 'premiumización' que es tremendo. Nuestro portfolio satisface toda necesidad que pueda tener cualquier restaurador para maridar la cosa más extraña que pueda tener. Somos muy activos en eso.
–¿Cuántas cervezas distintas se elaboran en la fábrica de Málaga?
–Andamos cerca de las 200 referencias. Elaboramos 18 cervezas diferentes entre Mahou, San Miguel, Alhambra y Reina.
–¿Hay mucha I+D en la fábrica?
–El año pasado se desarrolló y se lanzó desde Málaga a nivel nacional la San Miguel Magna, que invito a que la gente la pruebe, está funcionando muy bien. La Mahou Tostada 0,0 también se desarrolló aquí. Para este año tenemos algún lanzamiento previsto, pero no te puedo contar nada todavía.
–Menuda revolución ha habido en el mundo de la cerveza, ¿no? Antes en España sólo se bebían cañas y ahora las cartas de cervezas se parecen a las de vino.
–Hubo un momento en el que se produjo una irrupción de cervezas artesanales pequeñitas y eso nosotros lo vemos con muy buenos ojos, ya que cualquier cerveza artesanal que se haga bien está hablando bien de nuestro producto. Nosotros somos artesanos industriales: hacemos cantidades grandes de cerveza pero de una manera muy artesanal. Eso nos obliga a tener un equipo de técnicos muy cualificados y unas instalaciones muy modernas. Aunque la fábrica tenga 50 años hay que tener las mejores técnicas disponibles. Mahou-San Miguel ha apostado por mantener una gama muy amplia y por el desarrollo de productos nuevos todos los años.
–Desde el mundo artesanal se denuesta a las cervezas industriales.
–No por tener unas instalaciones grandes dejas de hacer partidas pequeñitas, o partidas un poco más grandes de un producto absolutamente artesanal en el sentido de una cosa que no es el estándar. Eso sí, lo hacemos con mucha fiabilidad y rigor para que siempre salga igual. ¿Artesanal tiene que ser alguien moviendo el caldero con la mano? Eso ya no se hace.
–¿Cómo le gusta al malagueño la cerveza?
–Le gusta suavita, fresquita y que pase rápido; que puedas tomarte la primera para calmar la sed y la segunda ya empezar a disfrutarla. La cerveza en Málaga en general no es una cerveza potente ni pesada, sino una cerveza ligera y equilibrada. Eso sí, cada vez el malagueño quiere probar más cosas nuevas.
–¿Hay nuevas inversiones previstas en la fábrica?
–El año pasado realizamos inversiones por valor de 2,6 millones de euros, la mayor parte en clave de sostenibilidad. Ahora todo el mundo habla de sostenibilidad, pero nosotros desde el año 2000 hemos reducido el consumo de agua un 17% y las emisiones de CO2, un 55%. Generamos cero residuos y reducimos cada año el consumo de envases y embalajes. Este año tenemos prevista una actuación importante que ya presentaremos cuando esté hecha.
–¿Se plantean eliminar el plástico en algún momento?
–Ya hemos eliminado el plástico de muchos componentes, por ejemplo las anillas de las latas, pero eliminarlo por completo a corto plazo, no lo veo posible. Lo que es crítico es que se eduque de verdad al ciudadano a que no consuma más de lo que debe y a que recicle; además de que ese reciclado sea eficiente.
–¿La fábrica de Málaga tiene todavía capacidad de crecimiento o se quedará pequeña pronto?
–Tenemos fábrica para rato. Hicimos en su día las inversiones necesarias para tener capacidad disponible. Ojalá algún día se quede pequeña y tuviéramos que ampliarla todavía más, eso sería una magnífica noticia.
–Su fábrica es lo primero que ven los turistas al salir del aeropuerto. Eso, como publicidad, no está pagado...
–Sí, y la gran mayoría nos reconocen, somos «la San Migüel». Como somos líderes en exportación, la San Miguel en Reino Unido es una marca muy conocida.
–Sáqueme de dudas. ¿A partir de qué hora deja de estar mal visto tomarse una cerveza?
–Yo estuve 14 años de director en la fábrica de Burgos y veía que la gente desayunaba con cerveza a las siete de la mañana... y nevando fuera. No lo podía entender... A mí me empieza a apetecer a partir de las 12.30.
–¿A quién invitaría a una caña? Sea ambicioso...
–A tres personas: Nadal, Tiger Woods y Obama.
–¿Y por quién no se dejaría invitar nunca?
–Con alguien que no respete a las personas.
–Usted es un gran aficionado a los viajes. ¿Prueba las cervezas de todos los sitios?
–¡Claro! He estado en Cuba hace poco y he probado todas: Cristal, Bucanero... ¿Cuál me ha gustado más? Uf, no sé, de la República Checa cualquiera... En India hay dos o tres que están muy bien, aparte de la nuestra, que es Dare Devil. En Turquía está la Efen Pilsen que es muy suave, parecida a la nuestra. Y en Etiopía recuerdo también haber bebido una cerveza que estaba bien.
–¿Cuántos países ha visitado?
–Uy, no sé. 25 ó 30. Viajar me encanta, enriquece muchísimo. Me gusta Asia sobre todo: Myanmar, Nepal. Estoy muy enamorado de India. Turquía es otro país muy bonito. Hay países que son absolutamente únicos; Egipto por ejemplo. Pero yo disfruto en cualquier sitio. Y tengo todavía muchas asignaturas pendientes: el cono sur de Argentina y Chile, Kamchatka, Australia, Nueva Zelanda, ¡y la Antártida!
–¿Viajando es como se conoce mejor a la gente?
–Hay que elegir bien al compañero de viaje. Lo importante es con quién viajas, no a dónde. Un buen compañero te puede hacer un viaje inolvidable y uno malo te lo puede amargar. Yo viajo casi siempre con el mismo grupo de amigos y tenemos la misma filosofía: aprender y disfrutar. Pueden suceder mil cosas en un viaje y te tienes que adaptar.
–También es aficionado a la fotografía. ¿Qué país le parece más fotogénico?
–El que más, India. Cada uno de sus 1.370 millones de habitantes tiene una foto.
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