Teletrabajo, ¿un modelo estable o pasajero?

El concepto afecta a tantos sectores que es prácticamente imposible responder a esa cuestión en términos absolutos, y así se expresan los expertos. En función de cada materia, el modelo de trabajo no presencial tiene un nivel de implantación diferente, pero hay un indicador claro: los datos. El Centro de Investigaciones Sociológicas utiliza el volumen de desplazamientos en horario laboral como un indicador: a principios del pasado mes de diciembre había un 34 por ciento menos de desplazamientos. En abril, en pleno parón nacional, un 81 por ciento, lo que indica una clara vinculación del aumento del trabajo desde casa a la situación del virus.

Si atendemos a los datos de Comisiones Obreras, antes de que llegase el Covid-19, en España (y Andalucía) el nivel de implantación de este sistema era del 4,8 por ciento. Durante los meses de confinamiento se elevó al 16,2 de media nacional y a 13,3 en la comunidad autónoma. «En cuanto se relajaron las restricciones volvieron a descender los índices», indica el secretario de acción sindical de Málaga, Juan Antonio Perles.

Otra clave en datos: a raíz del crecimiento económico que se prevé por la instalación de la red 5G a nivel nacional, el Banco Central Europeo advierte en su boletín oficial que en España el número de empleados que puede trabajar desde casa es aún muy inferior al de otros países europeos. La situación es clara: la cuota de trabajadores con empleos en los que es posible el teletrabajo supera el 50 por ciento en las regiones de la capital del Reino Unido, Bélgica, Francia, Luxemburgo y Suecia, pero es sólo del 20 por ciento en algunas regiones de España, Grecia y Rumanía, según los datos del BCE.

En esta coyuntura hay una conclusión clave a la que llegan los expertos del mundo laboral en Málaga: el teletrabajo, aunque se vea espoleado por la pandemia, no ha llegado para quedarse -o al menos de una forma perceptible e inmediata-.

La vicepresidenta de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Natalia Sánchez, explica a SUR que el teletrabajo ha tenido un efecto positivo en muchas empresas, reflejado en diversos estudios a nivel nacional: «Se ha medido un 22 por ciento de incremento de la productividad al trabajar desde casa». Pese a ello, Sánchez cree que el teletrabajo se incrementará en Málaga, pero no de forma definitiva. «El modelo mixto sí tendrá continuidad», matiza.

A raíz de esta tercera ola de contagios, las empresas de la provincia están reforzando los grupos burbuja, «dividiendo los equipos dentro de las oficinas, haciendo que unos vayan a su puesto, otros trabajen desde casa y viceversa, cambiando cada cierto tiempo», remarca la vicepresidenta.

Sánchez recuerda que este 2021 es un año «de transición» en el que se está profundizando mucho en las «condiciones del teletrabajo». «Desde las perspectivas de las empresas es importante que el teletrabjao no afecte a procesos de integración del personal, que no se pierda el trabajo en equipo y que se pueda respetar el derecho a la desconexión».

Por su parte, el secretario de acción sindical de CC OO, Juan Antonio Perles, remarca que el teletrabajo va de la mano de la pandemia y que el modelo puede consolidarse en perfiles específicos, aunque la tendencia seguirá siendo a la baja. «Vemos difícil que el modelo a distancia permanezca a lo largo del tiempo», remarca, y asegura que los niveles del 13,3 por ciento que se alcanzaron durante el confinamiento en Andalucía son un reflejo de las restricciones: «Detectamos una bajada inmediata en cuanto volvieron a permitir parte de la movilidad».

El socio director de Standby Contultores, Pedro García, aporta la visión más afianzada del teletrabajo. «En algunos sectores es ya una realidad, sobre todo de cara a la búsqueda de personal para nuevos puestos de trabajo». El experto en procesos de selección y alta dirección explica que, pese a que se detecta cierta instauración del concepto, éste también ha generado un «hartazgo» perceptible en muchas plantillas malagueñas por las dificultades que plantea: «Hace que se pierda mucha espontaneidad y las empresas le tienen cierto miedo al pensar que se pueda perder cierta vinculación del empleado con la identidad corporativa».

Para hacer frente a estos retos, García apunta a la aplicación de un sistema de medición de los resultados por objetivos, lo que permite que todas las partes estén satisfechas y ninguno sospeche de que el modelo a distancia pueda interferir en el resultado final del proceso laboral. La vicepresidenta de la CEM también confía en este modelo: «Hay que huir del presencialismo».

Por otro lado, García menciona otra de las claves del teletrabajo, tal vez la más admitida entre los expertos: su implantación como opción parcial. «Es muy probable que avancemos hacia modelos en los que un porcentaje de las horas se trabajen en la oficina y otra parte a distancia, desde casa».

Coincide con este análisis el director del Parque Tecnológico de Andalucía, Felipe Romera, uno de los expertos con mayor visión del sector digital y de las grandes empresas que operan en Málaga. Actualmente, según su percepción, «las pequeñas empresas han vuelto a la oficina», aunque en el caso de los gigantes del sector el teletrabajo sigue apuntalado, «y no cambiará hasta que el virus se acabe, es decir, dentro de mucho tiempo».

Romera cree, al igual que García, que en el futuro, más allá del virus, el teletrabajo será una «opción», o una fórmula a intercalar con el modelo presencial, pero que indudablemente depende en un alto porcentaje de la situación de la pandemia.