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INDE-K ha llegado a su vigésimo aniversario en excelente estado de forma. Tras superar la dura crisis que se llevó por delante a más de un competidor, el fabricante malagueño de encofrados disfruta de una fase de crecimiento que le va a llevar a alcanzar este año los 15 millones de euros de volumen de negocio, tras cerrar 2019 con una facturación estimada de 12 millones, según explica Daniel Jorge, cofundador de la empresa.
Los encofrados son los moldes que se usan en las obras para hacer estructuras de hormigón: algo así como los esqueletos de la construcción. Cuando nació, en el año 2000, INDE-K aportó un sistema novedoso con patente propia que fue muy bien acogido por el mercado y creció rápidamente al calor del boom inmobiliario. Pero llegó la crisis y la empresa fundada por Daniel Jorge y su socio, Alberto Cabrera, tuvo que enfrentarse a un desplome casi total de la actividad: de facturar 28 millones de euros anuales a no sumar ni uno al final del ejercicio.
El bajo endeudamiento relativo que tenía la empresa y la internacionalización fueron las dos bazas que permitieron sobrevivir a INDE-K durante los años aciagos del ladrillo mientras varios competidores quebraban. Ahora vive un momento dulce. «El ritmo de ventas se ha acelerado en los últimos meses», apunta. Y lo hace gracias sobre todo a las grandes obras para las que está suministrando encofrados, como las nuevas oficinas de Mercadona en Valencia o 15 promociones que suman 2.500 viviendas en Barcelona.
El gigante español de los supermercados está construyendo en Valencia sus nuevas oficinas con una inversión de 80 millones de euros. En la población de Albalat dels Sorells y sobre una parcela de 25.000 metros cuadrados, Mercadona levantará tres edificios donde trabajarán unos 1.000 trabajadores, además de un gran aparcamiento. INDE-K aportará sus sistemas para la ejecución de la estructura de hormigón, tras haber sido elegida después de un durísimo control de calidad de los equipos y sistemas.
INDE-K, cuya sede y centro logístico está en la barriada malagueña de Santa Rosalía, basa su negocio en el alquiler de las estructuras que tiene patentadas, cuya fabricación tiene externalizada. Además, tiene delegaciones logísticas en Madrid y Valencia. Es una de las cuatro empresas de su sector más importantes de España por volumen de negocio, siendo la primera de Andalucía y Levante, según destaca Daniel Jorge. En la actualidad está presente en más de 253 obras dentro de España y más de un centenar fuera de las fronteras nacionales. Su plantilla asciende a 50 empleados en España, a los que hay que sumar otros 50 de su filial colombiana.
En este sentido, INDE-K puede presumir de un buen balance de su aventura internacional. Tiene una filial en Colombia en colaboración con un socio local. «En estos momentos facturamos 3 millones de euros anuales allí» apunta el cofundador de la empresa, que tiene oficinas en Medellín y Bogotá. Además, INDE-K trabaja con alianzas estratégicas con distribuidores que tienen negocio en otros países del continente americano como Chile o Perú, y se plantea abordar nuevos mercados como México y Canadá con esta misma fórmula. Además, la compañía mantiene un flujo de ventas «pequeño pero constante» hacia los países del Magreb: Marruecos, Túnez y Argelia. En total, la actividad internacional supone más de un 20% de su cifra de negocio.
Jorge reconoce que últimamente en el sector de la construcción se ha instalado la prudencia por la posibilidad de un nuevo parón de la economía, pero afirma que INDE-K disfruta de una situación de solvencia que le permite «afrontar lo que venga». Además, cree que en España hay un «déficit objetivo de vivienda» y recuerda que se están construyendo 70.000 casas al año, frente a las 800.000 de los años del boom. «La situación no tiene nada que ver», afirma.
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