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Francisco Ávila, en Málaga. MIGUE FERNÁNDEZ
Francisco Ávila, un surfero en la cresta de los fondos
Vidas con Huella

Francisco Ávila, un surfero en la cresta de los fondos

Negocios y aprendizaje son la carrera sin pausa del cofundador de Medac, un proyecto líder de la FP privada en Andalucía en el que fondos de primer nivel han invertido no sólo dinero. También confianza en este doctor en Ciencias del Deporte, un chico de barrio hoy empresario de éxito que ha puesto a Málaga en el radar de los inversores

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Domingo, 5 de mayo 2019

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El proyecto de adolescente surfero adicto a la botavara y tan fugitivo del COU y la Selectividad como de la calma chicha supo un día lo que le esperaba si no dejaba los músculos y el mar algo de lado y metía codos. Fue tras repetir curso con 17 años, «eso sí, con sobresaliente en educación física». Hizo efecto la cura de realidad por vía paterna que incluyó madrugones a las cinco para descargar bobinas de papel en el puerto. Los sobresalientes en la revancha del COU no tardaron en llegar y acabaron asfaltando todos los baches camino a la Universidad por la senda de las becas. A su padre, un ferrallista que buscaba algún dinero extra para la casa, le había asustado años antes una llamada de la tutora de Paquito en 8º de EGB con algo de premonición.

Verá, le llamo para que me aconseje dónde invertir unos ahorrillos que tengo. Como veo que usted se dedica a eso de la Bolsa...

–¿Bolsa? ¿Quién le ha dicho eso?. Si apenas estuve en la escuela. Yo sólo vendo bolsas de plástico a las tiendas y los supermercados...

El equívoco financiero por la economía de eses finales del niño duró menos que el intercambio de risas y casi el tiempo que emplea Francisco Ávila en comprimir ideas y vivencias con un cóctel de pasión y velocidad difícil de seguir sino fuera por su alergia a las jergas –las domina, algo descreído– del ecosistema emprendedor, ese en el que es actor y aliado bidireccional de los inversores. «Trato de estudiar todo aquello en lo que estoy metido para comprenderlo, y al final no es tan difícil», defiende su librillo de estudioso infatigable que aprendió tanto de microrroturas musculares como de intuir las veces que en el ebitda de una empresa se pueden unir valor y precio. Hoy está en la cara más discreta de los triunfadores locales, pero es un motivador nato entre su alumnado milenial y una cuota heterodoxa entre los fondistas. «Ahí luchando con la empresa», suele ahorrar detalles a las preguntas en su chiringuito gaditano de cabecera. Allí es un surfero familiar –esposa y dos hijas– pero algunos grandes de la City saben que además de pasión por el mar, detrás de los rizos XXL que le preceden y ese parpadeo sin descanso de la sonrisa hay olfato de tiburón, además de madera de emprendedor de los que ha emprendido. Lleva media vida en los negocios, en el deporte y la docencia y –paradojas del destino–, el gran salto empresarial de este estudiante mejorado con los años nació de su apuesta como cofundador de Medac, la mayor organización privada en Andalucía dedicada a la FP. En el proyecto que impulsó hace cinco años junto a sus amigos Javier Imbroda y Miguel Reinoso hoy sigue como socio minoritario después de que Equity Queka Real Partners, uno de los grandes del 'private equity' español al que ha atraído también a inversores institucionales americanos y europeos, tomara la mayoría. Aquel alumno de Guadaljaire que le compraba al conserje la caja de palmeras de chocolate para revenderlas y pagarse las escapadas a Tarifa, el chico de Miraflores de los Ángeles con barniz de malote pero lector furtivo de poesía para curarse de mal de amores que se maliciaba un porvenir como repartidor en las tiendas es hoy un empresario de éxito. Los nuevos dueños de Medac le han dado no sólo holgada tranquilidad económica con la compra de parte de sus acciones sino también un puesto en el consejo del fondo como su radar en Andalucía.

Ávila es una pieza clave en la élite del dinero que busca oportunidades en negocios más allá de Madrid y Barcelona

En esa élite del dinero que busca oportunidades en negocios más allá de Madrid y Barcelona, Ávila es valor seguro. A título personal, acaba de invertir en Playtomic junto a otros veteranos nacionales del emprendimiento. Se siente un liberal –«He votado a todos los partidos, menos a Podemos y a Vox»–, que milita en el mérito y el esfuerzo y, al igual que en el deporte como profesor y preparador –el voleibol y el baloncesto de élite durante varias temporadas están en su curriculum– a los negocios también les ha dedicado «mucho tiempo y codos». Masters y cursos en gestión económica e inmobiliaria van en una mochila que empezó con su doctorado en Ciencias del Deporte y siguió con el grado en Derecho. Cuando era profesor en la Universidad de Extremadura, se estrenó en los negocios con un modesto centro de aerobic en Cáceres y vendió calzado deportivo. Precalentamiento menor, porque la velocidad de las plusvalías le llegó en plena ola inmobiliaria con desarrollos urbanísticos para complejos deportivos por todo el país. «Los inversores nos los quitaban de las manos, pero siempre sobre plano», recuerda quien ha tenido por norma –excepción hecha de Medac y de una red de centros de medicina deportiva– una estancia pasajera en los proyectos que emprende. Ahora reparte juego en la champion de los que tienen capacidad de levantar fondos. A muchas de las estrellas casi anónimas de esa lejana galaxia las ha conocido mientras ampliaba formación, años en que proyectos rompedores sorprendían por su capacidad de captar dinero. «Después de mi padre, un referente en mi vida es Félix Ruiz, de Tuenti. Es como un hermano del que he aprendido casi todo», pone nombres a una rampa de lanzamiento malagueña en la que la plaza de «visionario» se la reserva a Javier Imbroda. Ávila está convencido de que Málaga puede jugar, tras Madrid y Barcelona, como tercera ciudad española para atraer a grandes inversores. «No podemos perder más oportunidades por falta de formación y talento ni por falta de inversores», defiende la necesidad de atraer también a estos últimos con proyectos residenciales de lujo que los puedan vincular también a la ciudad. «Los ejecutivos de estos fondos se pueden dar cita aquí. Facilitar suelo o darles incentivos a las empresas, o que se abran grandes museos, son cosas que están muy bien, pero no son suficientes», argumenta.

«La mayoría de nuestros alumnos vienen de fracasar en la FP pública o de falta de plazas»

Los 3.500 alumnos de este curso serán el próximo más de 5.000. Salvo Jaén y Huelva, Medac está presente en el resto de Andalucía, catorce centros con una oferta de grados en ramas deportivas, digitales y del ámbito social y sanitario. Su cofundador y socio reclama más flexibilidad para poder ofertar itinerarios adaptados al mercado laboral.

–¿En que porcentaje está obsoleta la oferta de la FP respecto a lo que demandan las empresas?

–No tenemos ese mapa del espacio vacío entre esa oferta y las demandas del mercado, pero si un CV en Europa en cinco años se queda obsoleto, imagine con itinerarios hechos hace 18 años. Están muy alejados de la realidad, y me encantaría que hubiera títulos en marketing digital, en big data.. pero legislar sobre eso es algo complicado.

–Medac se ha convertido en líder en su sector ¿El secreto?

–Esto va, como todo, de que los que estamos podamos competir. Medac es un centro sin ningún tipo de subvención ni concertación, ni hemos ido a ayudas públicas. Nacimos, permítame la expresión, como centro 'escoba' y el éxito está en la ineficiencia de la pública. La inmensa mayoría de nuestros alumnos vienen de fracasar en ella o de la imposibilidad de lograr una plaza por nota cuando uno de cada cuatro vienen a nosotros con nota. Tendríamos que disponer de más libertad para diseñar curriculum y poder adaptarnos mejor al mercado, que el alumno tuviera libertad sobre dónde ir porque mientras en la enseñanza pública un alumno tiene un coste de 8.000 euros al año, ninguno de nuestros grados supera los 4.000 y con facilidades de financiación.

–¿Y el papel de lo público?

–Tiene que dejar libertad para diseñar curriculum. En Andalucía estamos en un estado de emergencia educativa y hay que dejar de lado los discursos rancios de lo público o privado. No hay nada más social ni más igualitario en cuanto a igualdad de oportunidades que dejar que un chico de barrio como yo pudiera elegir en qué centro educativo de su ciudad quiere estudiar. Hay que actuar sin tibieza por un modelo de FP que evite el corta y pega de otros modelos sin tener en cuenta nuestra singularidad cultural y social.

–¿La FP dual puede quedarse sólo en un mantra en un país de pymes?

–Es un tema complicado porque a diferencia de países con empresas de mas tamaño donde se toman en serio la formación y hay tutores que siguen a los chicos y chicas que entran a aprender, en España el escenario es distinto. Creo que el tejido empresarial tiene que evolucionar hasta ampliar esa nueva demanda formativa más tecnológica e industrial. Malaga en particular y en Andalucía somos líderes y fuertes en actividades como turismo, hostelería, agricultura, sanidad y educación. Pues generemos talento y un polo atractor teniendo estos sectores como referentes, construyamos desde aquí y dejemos de hacer malas copias a la desesperada de modelos que funcionan pero en otros sitios. Medac es un pequeño ejemplo de ello, nos hemos inspirado en modelos de Alemania, Suecia, etc, pero hemos construido el nuestro propio ajustado a nuestra realidad social y cultural, y ahora somos un referente en España y estamos comenzando a exportar nuestra formación a Italia, México y Uruguay.

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