La banca se atraganta con su crisis
El rescate del Popular cierra otro capítulo de una reestructuración que aún no está completa
josé M. camarero
Lunes, 12 de junio 2017, 00:14
Hace cinco años, España protagonizó uno de los grandes rescates públicos del sector bancario en toda Europa, cuando la Administración inyectó miles de millones de ... euros en entidades como Bankia. Esta misma semana, España se ha vuelto a poner en el foco de la atención financiera comunitaria con el primer rescate de otro banco aplicando el nuevo procedimiento establecido en 2014, a través del Mecanismo Único de Resolución (MUR), por el que han sido los accionistas y los tenedores de deuda del Popular los que han cargado con el peso de la intervención, para después ser adquirido por el Santander.
Cuando parecía que la crisis bancaria ya se podía dar por terminada, los acontecimientos en el sector financiero siguen sucediéndose sin que nadie pueda asegurar cuándo tocará su fin. En una década, el país ha pasado de tener «el mejor sistema financiero del mundo», como afirmó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en 2009, a verse en el foco de atención con acontecimientos como el de esta misma semana. Evidentemente en 2017 la situación no es ni mucho menos la misma por la que atravesaba el sector a mediados de 2012, en plena crisis de confianza. «En este periodo, los bancos se han recapitalizado adecuadamente, a excepción del Popular», señala Fernando Gómez-Bezares, catedrático de finanzas de Deusto Business School. En el caso de la entidad presidida hasta el pasado martes por Emilio Saracho, «se dejó ir deteriorando su situación y la puntilla ha sido la falta de liquidez por la salida de dinero», recuerda Gómez-Bezares.
Las cifras
-
100.000 millones es el volumen de activos tóxicos con los que cuenta la banca española.
-
50% es el recorte de personal que han sufrido las plantillas del sector en una década.
-
1.500 habitantes por cada sucursal bancaria es la ratio media de España.
-
8.575 millones fue el beneficio de las grandes entidades durante 2016.
Desde el sector bancario reconocen que, aunque España ha sabido capear la crisis financiera durante estos últimos ejercicios, «algo no ha funcionado bien, porque se sabía que Popular iba a tener que realizar grandes provisiones», indica Santiago Carbó, catedrático de Economía de CUNEF. Este experto afirma que «no se cogió el toro por los cuernos por parte de la propia dirección o de los organismos reguladores». Al final, ampliación tras ampliación de capital –la última fue hace 12 meses, cuando pidió al mercado 2.500 millones–, la entidad llegó a un punto de no retorno del que no ha podido salir. La situación actual del sector bancario dista enormemente de la que protagonizaba en medio de la crisis financiera, económica y hasta de la propia zona euro. «Afortunadamente el capítulo del Popular ha ocurrido cuando el sector ya se encuentra completamente reestructurado», indica Santiago Carbó.
Tras la absorción del Popular por parte del Santander, aún quedan algunos capítulos por resolver en el sector financiero. Esta misma semana, la séptima entidad del ranking bancario español, Liberbank, sufría los envites bursátiles de los inversores, que han ido abandonando el valor en el mercado, hundiéndolo más de un 50% en apenas un mes. Desde la entidad insisten en que siguen cumpliendo sus objetivos y que continúan reduciendo las tasas de mora, el nivel de activos improductivos y saneando sus cuentas. En el otro extremo se encuentra Unicaja, el grupo de origen malagueño que ha anunciado recientemente su salto al parqué como condición indispensable para captar fondos y, sobre todo, cumplir con la normativa que le obliga a ello o, en su caso, a realizar muchas más reservas por parte de su fundación –el accionista de la antigua caja– para mantener el negocio.
Otros capítulos a resolver, cuyo movimiento sí que se dejará notar en el resto del sector, es la definitiva integración de Bankia y Banco Mare Nostrum (BMN), una operación que ya se encuentra en fase de estudio y que previsiblemente debería estar completada para antes de final de año. Caso aparte es el de Kutxabank, cuyos gestores siguen optando por mantener su actual estructura, con las fundaciones de BBK, Vital y Kutxa controlando el grupo, y sin la necesidad de salir a Bolsa.
Son dos variantes de un mismo sistema que se ha transformado internamente, pero que, sobre todo, ha modificado la estructura bancaria de cara a los clientes. De las casi 50 entidades financieras que convivían hace apenas una década, incluidas las cajas de ahorro, el mercado cuenta ahora con poco más de una decena de firmas. Y el Banco de España sigue advirtiendo que la concentración del sector es indispensable para afrontar mejor su futuro. Es decir, más fusiones, pero no forzadas, como ha ocurrido en el caso del Popular.
Para Jorge Soley, profesor de IESE, «los bancos se van a seguir reduciendo porque tiene que haber más concentración». Este experto considera que, por las características del trabajo que desarrollan, «deben contar con grandes volúmenes de capital, porque cada vez se genera menos dinero con las actividades tradicionales». Soley indica que España va hacia un modelo similar al que existe en otros países de nuestro entorno, «con tres o cuatro grandes entidades bancarias, y algunas pequeñas, pero no más». Comparte este análisis con Fernando Gómez-Bezares, quien considera que «tienen que seguir afrontando un panorama que será complicado». Y para Robert Tornabell, de ESADE, de entre las entidades más pequeñas que aún se mantienen vivas «les quedan asignaturas pendientes, aunque es cierto que por su menor tamaño no serán problemáticas».
De las fusiones surgirán, sí o sí, nuevos recortes de personal. «Desgraciadamente, nos vamos a tener que acostumbrar a los ERE porque la banca tiene un exceso de capacidad muy importante», señala Fernando Gómez-Bezares. Liberbank ha sido la última entidad en anunciar otro recorte de plantilla que podría superar los 500 trabajadores. La duplicidad de sucursales se está uniendo a la mayor demanda de la operativa digital por parte de los usuarios, lo que lleva a las entidades a aplicar reestructuraciones de plantilla, a pesar de que en la última década el sector ha visto cómo se ha reducido el número de trabajadores casi a la mitad, hasta quedarse en los poco más de 194.000 que se registraban hasta 2016, según el Banco de España.
La otra gran consecuencia de la crisis bancaria la soportan los propios clientes, al ver cómo se reduce su capacidad de elección de banco. «Al haber más concentración provoca que los clientes tengan menos capacidad para moverse. Ya lo vemos en los depósitos, donde no nos están pagando nada. Y si quieren comprar algo, tiene que ser el fondo de inversión o el plan de pensiones de la propia entidad, porque es donde más ganan en comisiones», destaca Robert Tornabell.
La CNMV investiga si hubo actuaciones irregulares
La última cotización de las acciones del Banco Popular se situó en el entorno de los 30 céntimos por acción. Lo hizo después de registrar caídas diarias que superaron, en ocasiones, el 10%, el 18% y hasta el 20%. En menos de tres meses, el valor había perdido un 60% de su capitalización, alejándose del euro por acción, que se situaba como referencia para que sus gestores realizaran una «buena venta». Lo que ocurrió los días previos al óbito del banco se conoce: grandes posiciones bajistas que alcanzaron el 12% de los movimientos del grupo en la Bolsa; huida de uno de sus inversores de referencia, BlackRock, cuya participación cayó del 4% al 1,7% en las jornadas previas al rescate; salida de Credit Mutuel del consejo…
Pero más allá de estas circunstancias, reflejadas en los hechos relevantes remitidos al regulador, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) está analizando la posibilidad de encontrar algún hecho extraordinario que pueda conllevar una actuación ilegal, como las relativas a movimientos bursátiles del valor utilizando información privilegiada o a la manipulación de la cotización. Aún no hay ningún expediente encima de la mesa, pero la CNMV sí investiga las «pautas operativas sospechosas» de las que pueda extraer alguna conclusión sobre lo que ha ocurrido en el declive bursátil del Popular. Así lo indican fuentes cercanas a la institución, cuya Unidad de Vigilancia de los Mercados es el organismo encargado de realizar esta ardua labor en este y otros casos similares.
La propia CNMV reconoció en un comunicado el día de la intervención y posterior venta al Santander que había estado prestando «la máxima atención durante los últimos meses a la situación de Banco Popular y a la evolución en el mercado de los valores por él emitidos, realizando numerosas actuaciones al respecto en el ejercicio de sus facultades como autoridad de supervisión del mercado de valores». Y siguen actualmente en curso. De hecho, el regulador no descarta iniciar actuaciones adicionales en el ejercicio de sus facultades de supervisión de la información financiera y el abuso de mercado.
En cualquier caso, desde la institución sostienen que su actuación durante todo el proceso ha sido la adecuada y acorde a lo que determina la legislación. La suspensión del valor cuando los títulos del Popular registraban importantes minusvalías no era lo que procedía, porque la propia ley determina en qué casos se debe actuar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión