Energía solar y agricultura integradas
Simbiosis. Los sistemas agrivoltaicos apuestan por hacer compatibles las placas con el cultivo
Hay quien las ve como un enemigo para la agricultura tradicional. Una piedra más en el camino para que el campo siga siendo fundamental en ... la economía española. Las placas solares o los cultivos, una dicotomía en la que se han posicionado muchos ciudadanos.
Pero, ¿y si ambos fueran compatibles? ¿O incluso si crearan una sinergia que hiciera compatible ambos usos? La respuesta más constructiva a esta pregunta es la que plantean los denominados sistemas agrivoltaicos, una vuelta de tuerca más sostenible al concepto de placas y energía solar que parecía que quería solapar la agricultura tradicional con un fundido a negro.
La denominada agrivoltaica no es ni mucho menos un concepto nuevo, ya que se ideó en 1981. Concretamente, la idea de hacer compatible las placas solares con los cultivos partió de Adolf Goetzberger y Armin Zastrow, pero no ha sido hasta la pasada década cuando se ha recuperado esta apuesta, motivada por las polémicas suscitadas en torno a lo que muchos consideran una intromisión de una energía limpia en el campo y su futuro.
La sombra que los paneles sobre los cultivos puede afectar a su productividad, ya que reciben menos luz (aunque esto puede beneficiar a ciertos cultivos), pero la producción de energía se encarga de compensar esta pérdida. Según un estudio publicado por Nature, con que únicamente un 1 % de los terrenos cultivables se dedicaran a la producción de electricidad solar, sería posible compensar la demanda mundial de energía.
Son varias las posibilidades que ya se están implementando en España y en otros países que pueden presumir de ser grandes potenciales en energía solar por sus horas de luz. Generalmente, se emplean sistemas de soportes fijos para elevar las placas solares unos cinco metros por encima del terreno de cultivo.
Gracias a ello, es posible el acceso de la maquinaria agrícola a los cultivos situados debajo. También se pueden instalar paneles solares en el techo de un invernadero. Otra solución es la agrovoltaica dinámica, que consiste en instalar los paneles sobre cables elevados —alternativa desmontable y más ligera— y permite que estos puedan desplazarse o ajustarse manualmente con el paso de las estaciones y a medida que el agricultor cultiva distintas parcelas de tierra.
Hay también otras instalaciones tienen sistemas de seguimiento, que permiten orientar los paneles para poder optimizar así su eficacia y evitar que proyecten sombra siempre en el mismo sitio, adaptándose así a las necesidades de las plantas. Estos sistemas requieren complejos modelos de software, que tienen en cuenta las fases de crecimiento de los cultivos y la meteorología.
En el futuro se desarrollarán paneles solares que usarán polímeros semitransparentes que permitirán el paso de aquellas longitudes de onda de luz solar necesarias para la fotosíntesis y absorberán el resto para generar energía.
Empresas como Repsol tienen iniciativas como la desarrollada con la tecnológica PowerfulTree en las fincas vinícolas de la Escuela de Enología San Gabriel, en Aranda de Duero (Burgos). Se trata de un proyecto piloto con el que se pretende demostrar la eficacia de este tipo de energía y sus beneficios para el sector primario.
La construcción de este parque agrovoltaico será realizada por la sociedad Solar360. en la que se unen conocimientos y experiencia en el sector energético con la innovación tecnológica de Movistar. Para poner en marcha el modelo de sombreado activo se han instalado paneles fotovoltaicos en terrenos dedicados a la viticultura, una actividad de gran valor para la economía española.
Estos paneles permitirán proteger los viñedos de la irradiación excesiva y las altas temperaturas, además de producir energía eléctrica, 100 % renovable y respetuosa con el medioambiente.
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