Mucho en juego
El problema es tan serio como acuciante. Como era de esperar, el verano no ha venido acompañado de lluvias (lo contrario sería desconcertante) y el ... agua para el riego se ha repartido a cuentagotas. No había otro modo.
La sequía hace tiempo que ha dejado de ser una preocupación baladí. Es un problema que hace tiempo que está causando una merma importante en la producción agropecuaria nacional. Y, en especial, en Andalucía. Hay quien se encomienda al cielo, mientras los acuíferos se exprimen casi por encima de sus posibilidades.
Otros esperan que las prometidas soluciones de las administraciones públicas y alguna iniciativa privada se materialicen en una provincia donde la agricultura está tan arraigada como en Málaga. Mejor suerte están corriendo en Almería, que ya ha puesto en marcha una desaladora, bautizada como Mar de Alborán, que hace posible que muchos agricultores hayan suspirado de alivio. De momento, está en período de pruebas, pero la opción de regar con agua del Mediterráneo previamente desalada era la única alternativa posible.
Y esto se sabe desde hace mucho tiempo. Por eso, hay quien se rasga las vestiduras al ver que en una comarcad donde el subtropical es tan importante no se haya implementado esta opción no este año sino mucho antes.
El consumidor no siempre percibe los problemas del campo. Los comienza a notar cuando afecta al bolsillo o cuando no encuentra lo que quiere en el supermercado o en la frutería.
Esto se ha notado especialmente a la hora de compra el 'oro líquido'. La escasa producción de las últimas campañas ha propiciado que muchos consumidores sean conscientes del grave problema que vive el campo.
Pero, quienes compran aceite de oliva poco más pueden hacer. Bastante tienen con preocuparse por buscas alternativas al virgen extra o por ajustar su presupuesto para que éste no falte en casa. El que siempre sufrirá las consecuencias será el agricultor al que no le cuadran las cuentas anuales.
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