Investigadores del IHSM La Mayora revelan un nuevo mecanismo molecular que permite a las plantas sobrevivir al estrés ambiental
Científicos de la UMA y del CSIC identifican un proceso celular para hacer frente a variaciones de temperatura, escasez de agua, heterogeneidad del suelo, patógenos microbianos y herbívoros
Lo que comenzó siendo un proyecto de cooperación internacional hispano-germánico hace más de seis décadas, se ha convertido en un gran centro de referencia ... internacional en la investigación agrícola, decisivo para el desarrollo del pujante sector de los cultivos subtropicales en el sur de España. La estación experimental La Mayora, con sede en Algarrobo, forma parte hoy en día del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IHSM) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Málaga (UMA).
Personal investigador de esta institución ha identificado un mecanismo molecular que las plantas utilizan para sobrevivir «en condiciones de estrés continuo». Publicado en la revista especializada 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), este estudio se centra en proteínas de tráfico que se localizan en nanodominios específicos conocidos como sitios de contacto: diminutas regiones dentro de una célula vegetal donde la membrana externa (membrana plasmática) se aproxima al sistema membranoso interno conocido como 'retículo endoplasmático'«, según han informado este martes desde el IHSM en un comunicado. Estas proteínas actúan como puentes entre ambas membranas, sirviendo como 'autopistas' para la transferencia de moléculas de señalización que la planta utiliza para adaptar su fisiología a condiciones ambientales desfavorables.
Estas proteínas actúan como puentes entre ambas membranas, sirviendo como 'autopistas'
En la naturaleza, las plantas prosperan bajo condiciones subóptimas, enfrentando múltiples desafíos ambientales como variaciones de temperatura entre el día y la noche, escasez de agua, heterogeneidad del suelo, patógenos microbianos, herbívoros, etc. «En el contexto del cambio climático, donde las condiciones ambientales se vuelven cada vez más impredecibles y extremas, identificar los mecanismos de resistencia que las plantas poseen de manera natural puede ayudar a desarrollar cultivos que puedan sobrevivir y prosperar», han argumentado los investigadores, para quienes «esto garantiza la seguridad alimentaria, protege los ecosistemas y respalda una agricultura sostenible en un mundo que cambia rápidamente».
Ante el estrés, las plantas activan una miríada de respuestas para adaptarse a estas nuevas condiciones, como la producción de pequeñas moléculas de señalización de naturaleza lipídica en la membrana plasmática que rodea las células. Mediante el uso de genética, técnicas moleculares, microscopía avanzada y análisis de lípidos presentes en diferentes ubicaciones de las células vegetales bajo distintas circunstancias, este estudio revela cómo estas pequeñas moléculas lipídicas son transportadas al retículo endoplasmático. Es en esta red de membranas donde, tras varias reacciones químicas que transforman su estructura, son transportadas de vuelta a la membrana plasmática. Además, la investigación muestra cómo este sistema de tráfico «permite la adaptación de las plantas a condiciones desfavorables».
«Moléculas imprescindibles»
«Estas moléculas son imprescindibles para que la planta se capaz de adaptarse a condiciones climáticas adversas, como cerrando estomas para evitar la pérdida de agua o permitir que la raíz siga creciendo para encontrar agua a mayor profundidad. El problema es que si las condiciones son desfavorables estas moléculas se acaban. Este reciclado permite que esto no pase», ha explicado Miguel A. Botella, investigador del IHSM que dirige el estudio.
La investigación se ha desarrollado con la colaboración de los investigadores Selene García-Hernández, Vitor Amorim-Silva, José Moya-Cuevas, Jessica Pérez-Sancho y Noemí Ruiz-López, del IHSM La Mayora CSIC-UMA; los doctores Rafael Catalá y Julio Salinas, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC); los doctores Vedrana Marković e Yvon Jaillais, de la Escuela Normal Superior de Lyon (ENS Lyon); y los doctores Richard Haslam, Louise Michaelson y Johnathan Napier, del Rothamsted Research, en Reino Unido.
«Nuestro trabajo permite comprender cómo estos pequeños nanodominios entre dos membranas diferentes funcionan como autopistas que permiten a la planta reponer la membrana plasmática con moléculas de señalización», ha concluido Botella.
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