El agroturismo, clave para salvar la pasa moscatel de Málaga
Con menos producción y una caída notable de la demanda en los últimos años, este producto puede resurgir tras la declación como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial
Dicen que la moscatel de Alejandría es la variedad más generosa, porque se puede consumir directamente como fruta, pero también como vino y como pasa. ... Desde hace siglos la comarca de la Axarquía ha sido famosa precisamente por esta trilogía de la moscatel.
La pasa, al igual que el vino, siempre y cuando se ajuste al pertinente reglamento, incluso puede estar amparada con una denominación de origen protegida. A ello hay que unir que desde 2018 es uno de los pocos productos europeos que fue declarado por la FAO como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial.
A pesar de estos reconocimientos, no corren buenos tiempos para la pasa moscatel. Desde hace años, la demanda está reduciéndose de forma alarmante. De los 640.000 kilos que se llegaron a alcanzar en algunas campañas de la década de los años noventa, el pasado año se contabilizaron apenas 177.000. Y éste, a falta de datos oficiales que lo corroboren en estos días, apenas se quedará en la mitad, es decir, algo menos de 90.000 kilos. Esta última y drástica reducción se debe sobre todo a la sequía, que ha propiciado que las uvas moscatel no tengan el calibre óptimo para que sea destinada al pasero.
OPINIÓN
A ello hay que unir la falta de rentabilidad de este producto, de elaboración completamente artesanal, que sigue teniendo cierta demanda en el mercado exterior (sobre todo en Francia).
Muchos agricultores de los municipios que más producen uva moscatel, como Moclinejo, El Borge o Almáchar, no tienen el necesario relevo generacional para seguir haciendo pasas con un sistema ancestral que garantiza el secado natural de la uva con los rayos del sol.
En torno a dos mil familias trabajan en la actualidad con la pasa moscatel en la comarca de la Axarquía. La mayoría de ellas aseguran que este año no han podido llegar los paseros, porque no han tenido las suficientes uva para ello.
Lo explica Manuel, propietario de un lagar situado junto al denominado como Camino de la Cornisa, en el término municipal de Macharaviaya, pero a un paso del territorio de Almáchar. Él ha sido uno de los tantos agricultores que incluso ha decidido apostar en estos últimos años por plantar mangos como alternativa.
Pero Manuel, como otros productores, también se ha abierto a otra opción que permita que la pasa moscatel siga elaborándose en este territorio abrupto. Se trata del agroturismo, que se está desarrollando en los últimos años en la zona gracias a empresas como Oleotrips, Rutaaxar o Enoxperience, que con el apoyo de las administraciones públicas están proponiendo experiencias singulares en torno a un producto tan artesanal como exclusivo.
En el objetivo de poner a la pasa moscatel de Málaga donde se merece se ha creado el proyecto Valsipam (Valorización de los Sistemas Importantes de Patrimonio Agrícola Mundial), que pretende crear una red de territorios Sipam y espacios agrarios únicos y singulares de ámbito europeo, para mejorar sus métodos de gestión y valorización.
En el caso de la pasa de Málaga, a través de Valsipam, que está liderado por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de Andalucía, se está promoviendo una oferta turística con experiencias únicas que están vinculadas no sólo a la elaboración propia del producto sino también a la biodiversidad, al paisaje, a prácticas agrícolas y forestales y al patrimonio cultural, etnográfico y antropológico.
El agroturismo o el turismo de experiencias puede convertirse en la clave para que en los próximos años las pasas de Málaga vuelvan al lugar que por tradición e historia se merecen en Europa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión