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Rafa Nadal celebra su victoria ante Alex De Miñaur. AFP
De Miñaur es un juego de niños para Nadal
Tercera ronda

De Miñaur es un juego de niños para Nadal

El balear retiene el número uno llegando a octavos de final tras superar al joven e inexperto australiano

MANUEL SÁNCHEZ

Londres

Sábado, 7 de julio 2018

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La figura de Alex de Miñaur sorprende en la central de Wimbledon. Su metro ochenta de estatura, su tez pálida y su cuerpo aún falto de las hechuras de los años parece quedarse pequeño ante una plaza como 'La Catedral' del tenis. Cualquiera que sólo viera su mitad de la cancha podría pensar que está ante un partido de júniors. Y no se le podría culpar. De Miñaur, de madre española y padre uruguayo, tiene tan sólo 19 años y hace dos disputó la final del torneo para jóvenes.

Este sábado, su figura emergió por el pasillo de vestuarios, vigilada, detrás de él, por la de Rafa Nadal, lista para enfrentarse al dos veces campeón (2008 y 2010). Un juego de niños contra hombres.

La victoria del balear (6-1, 6-2 y 6-4) fue la demostración de que a un lado de la pista había un hombre y al otro sólo un niño, con mucho tiempo por delante para crecer.

De Miñaur tiene orígenes españoles, aunque juegue bajo la bandera australiana, y eso se le notó al saltar a la pista. Era un escenario mayúsculo para él, su gran reto: tener delante a Nadal, pese a confesarse federista, en la pista central, prácticamente llena. Exhibió carácter al principio, crecido por la situación y aguantó durante tres juegos la marea balear.

Cuando Nadal empezó a ponerle en su sitio, resistiendo los intercambios y dando la puntilla de experiencia, todo cambió. Esa experiencia que De Miñaur demostró no tener en gestos como dar por perdida una pelota antes de que siquiera hubiese cruzado al otro campo. Su cara de sorpresa al ver que no le habían cantado malo ese golpe podría ser la misma que tenga cualquier aficionado cuando se entere de que ese chico espigado y con gorra para atrás, cuyo apellido aparece en el marcador sin 'n', pudo haber jugado para España si la por anterior Federación Española de Tenis le hubiera ayudado. Pero fue Australia y más tarde el exnúmero uno Lleyton Hewitt quienes captaron al chaval y por eso hoy en día los jueces de silla no pronuncian la 'ñ' de su apellido y su nombre, Alex, aparece en el luminoso sin acento.

El duelo que nunca será fratricida -De Miñaur ya jugó para Australia en Copa Davis- no tardó en decantarse a la orilla de Nadal. En el tercer juego, el de Manacor consiguió la primera rotura, a la cuarta bola de 'break', y desmontó el encuentro. De Miñaur dio señales de no tener armas ni plan para calibrar el partido y el tapete verde de Wimbledon se convirtió en una platea sobre la que Nadal recitó su monólogo. Ese en el que los golpes ganadores llevan la voz cantante (colocó 30) y el saque va cogiendo color según pasan los días (este sábado llegó casi al 80% con primeros).

La rotura inicial desquebrajó al australiano, residente en Alicante, y le dejó a merced de un Nadal que sólo tuvo que mantener la inercia para no perder comba con el partido. En el día más caluroso en Londres -el termómetro llegó hasta los 31 grados-, Nadal le aplicó un jarro de agua fría a De Miñaur y otro a sus hombros, que no dudó en cubrir con toallas con hielo en los parones. Tras el 6-1 inicial, Nadal, como ante el kazajo Mikhail Kukushkin, no quitó el pie del acelerador, le clavó un 6-2 y lo dejó listo para sentencia. Sólo la relajación del balear, con el encuentro en el bolsillo, posibilitó que el australiano se soltara un poco y diera píldoras de su calidad. Algún buen 'passing' y un par de buenos peloteos que contentaron a su extensión en la grada Hewitt y a su entrenador, el español Adolfo Gutiérrez.

Su ocaso llegó tras tener una pelota de rotura para nivelar el encuentro, pero Nadal lo solventó y se apuntó la tercera manga por 6-4 y con ello un partido que lleva consigo el número uno del mundo. Al igualar su resultado de 2017, cuando cayó contra el luxemburgués Gilles Muller en una batalla casi eterna, Nadal se asegura el trono mundial hasta el final de Wimbledon, con muchas posibilidades, además, de mantenerlo hasta el próximo Abierto de Estados Unidos.

Halep, también fuera

La tenista rumana Simona Halep, número uno mundial, ardió también en la pira de grandes favoritas de Wimbledon al caer en dieciseisavos de final ante la taiwanesa Su-Wei Hsieh por 3-6, 6-4, 7-5.

De las diez primeras cabezas de serie, ya fueron eliminadas nueve y queda sólo la checa Karolina Pliskova, lo que allana el camino a una novena corona de la estadounidense Serena Williams, ausente en 2017 por maternidad.

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