Superioridad insultante de Djokovic para poner el empate en la final

Nadal y Djokovic, amplios favoritos para el próximo Abierto de Australia, siguieron aumentando la rivalidad más repetida en la historia del tenis y disputaron su encuentro número 55 en la pista Ken Rosewall. El primero en pista dura desde aquella final en Melbourne hace apenas un año. El resultado no distó mucho de los visto aquel día.

Djokovic, en modo bestia, destrozó a Nadal, humanizado como pocas veces se le ve. El primer set fue una muestra del enorme potencial que guarda el serbio y de la brecha mental que existe entre él y el manacorense, que no le vence en pista rápida desde la final del Abierto de los Estados Unidos en 2013.

Seis años después, Djokovic trata a Nadal como una víctima más. El primer parcial, saldado en 40 minutos a favor del de Belgrado dejó claro que todo lo que no fuera una victoria serbia sería una gran sorpresa.

Djokovic puso su cara de chacal y su apetito insaciable para machacar a Nadal enfrente de una grada llena de banderas serbias. Nadal parecía perdido, incapaz de replicar el nivel de tenis de su rival, imbuido por ese halo de invencibilidad que en ocasiones tiene y que le hace lo más parecido a una máquina perfecta que existe en este deporte. Solo pudo resistir en el segundo set, hasta que el mejor jugador este sábado selló el triunfo en el 'tie break'.

El choque entre los mejores jugadores del mundo en estos momentos deparó momentos eléctricos de gran tenis, un desempate que se llevó Djokovic por detalles y una victoria serbia que deja la ATP Cup en manos del punto del dobles. Nadal y Pablo Carreño lo dirimirán ante Victor Troicki y el propio Djokovic