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Andy Murray. Patrick Hamilton (Afp)
El Abierto de Australia deshoja la margarita de los mejores
Primer 'Grand Slam' del año

El Abierto de Australia deshoja la margarita de los mejores

Los problemas físicos alejan a Murray y Nishikori de Melbourne y ponen en duda la participación de Nadal o Djokovic

MANUEL SÁNCHEZ

LONDRES

Viernes, 5 de enero 2018, 19:39

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A poco más de una semana del comienzo del Abierto de Australia, dar un favorito para el título final parece una tarea imposible. Rafael Nadal, Novak Djokovic, Roger Federer, Alexander Zverev o Juan Martín del Potro aparecen en las quinielas, pero siempre rodeados por la sombra de los problemas físicos. Y es que no es solo acertar el ganador, a menos de diez días del arranque del primer ‘Grand Slam’ de la temporada; saber quiénes compondrán el cuadro final escapa a los analistas.

El último en caerse de la lista de candidatos fue el británico Andy Murray, quien anunció que no participaría en el torneo de Brisbane, aún lastrado por los problemas físicos. La lesión de cadera que le apartó de la competición tras perder en Wimbledon el año pasado persiste y le limita en los movimientos laterales, por lo que no llegará a Melbourne. Murray tomó un avión directo a Reino Unido y ya decide allí sobre si operarse o no, cuando la realidad es que desde el torneo británico solo ha disputado dos exhibiciones, contra Federer y Roberto Bautista y su futuro en el circuito se cubre de nubarrones más rápidamente que su Dunblane natal.

El finalista en cinco ocasiones en Melbourne verá el torneo desde casa junto al japonés Kei Nishikori, quien tampoco se ha recuperado de una lesión de muñeca sufrida el año pasado, y, por lo tanto, no estará en Australia, donde el año pasado alcanzó los octavos de final.

Hasta aquí las bajas confirmadas, pero el capítulo de dudas es más preocupante. Con dos torneos ya en marcha y varias exhibiciones en 2018, jugadores como Nadal, Wawrinka, Djokovic o Del Potro aún no han disputado ni un solo minuto de tenis oficial. A Nadal le pasaron factura los excesos de la temporada anterior y la disputa de los torneos de París y la Copa de Maestros dañaron sus rodillas y comprometieron el inicio de 2018. Las bajas en el torneo de exhibición de Abu Dabi y en Brisbane apuntan a que aunque llegue a Melbourne (donde ya entrena), sus condiciones no son las más óptimas. El balear defiende final en el primer grande y el número uno, pero llegará sin preparación a la cita más importante de enero. Eso, si llega.

El caso de Djokovic es más extraño aún, porque tras acabar 2017 en Wimbledon, pasó el resto del año rehabilitándose del codo y mentalmente, tras un 2016 extenuante y unos primeros meses de 2017 decepcionantes. Sin haber pisado aún un partido en este 2018, Djokovic se retiró a última hora de Abu Dabi y, anunciada su presencia en la exhibición de Kooyong, lo más complicado parece un regreso al nivel de Federer o Nadal el año pasado.

Muguruza y Serena Williams

El cuadro femenino es otro quebradero de cabeza para los organizadores. Se había vendido a bombo y platillo desde hace más de un mes que el regreso más esperado al circuito, el de Serena Williams, se produciría en Melbourne. Pero la estadounidense, que no juega desde hace un año, cuando ganó su vigesimotercer ‘Grand Slam’, no va a volver para competir. Si lo hace es para ganar, por lo que hasta que no esté al 100%, no retornará al tenis oficial.

Los calambres obligaron a Garbiñe Muguruza a retirarse en Brisbane.
Los calambres obligaron a Garbiñe Muguruza a retirarse en Brisbane. Franca Tigani (Afp)

La baja de Serena siempre es una mala noticia para el tenis, pero buena para sus rivales. Con la esperanza y la capacidad de sucederla llega Garbiñe Muguruza que, además, podría situarse como número uno del mundo en Melbourne, puesto que ya ocupó durante cuatro semanas en 2017. De los próximos siete días depende su estado físico, ya que tuvo que retirarse por calambres en su primer partido del año en Brisbane, y con la intención de coger ritmo, la española disputará el torneo de Sídney. La siempre arriesgada idea de jugar un torneo la semana antes de un grande (Djokovic, por ejemplo, lo hizo antes del pasado Wimbledon) servirá para coger calor y no llegar de nuevas a esas primeras rondas que tan incómodas son para Muguruza.

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