Increíble derrota de Davidovich ante Tiafoe en Estoril

A Davidovich se le escapó un larguísimo primer set por su falta de 'punch' en los puntos clave. Comenzó muy firme desde el fondo, logró el deseado 'break' y tuvo dos opciones para 4-2, pero lo que sufrió fue el 'contrabreak', un punto de inflexión en el juego. Tras verse inferior en el arranque 'Big Foe', como luce su colgante, mejoró claramente sus prestaciones y empezaron a producirse más errores en el malagueño, que pese a todo tuvo cinco opciones de ruptura restando con 5-5 que pudieron ser decisivas.

Al final sólo un punto más de Tiafoe (49-48) en una hora y siete minutos de manga. El de Maryland, de ascendencia sierraleonense, aprovechó la única opción de 'break', con un pobre uno de ocho de su oponente. Ahí estuvo la clave. Pero Davidovich no se descompuso en el arranque del segundo set, con dudas en torno a Tiafoe, que a la vuelta del descanso pareció encontrarse mal y pidió un medicamento. Más competitivo, salvó un punto de quiebre al inicio y logró romper el servicio del pupilo de Wayne Ferreira, para administrar la ventaja. Estuvo cerca del 4-0, tuvo dos puntos de set con 3-5, y desfalleció cuando servía para cerrarlo, aunque al menos salvó los muebles rompiendo para el 4-6, pero su estadística mostraba un desesperante 3 de 18 en opciones de quiebre. Demasiadas concesiones.

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Superadas ya con creces las dos horas de choque, el desarrollo del mismo ya sí se acercó más a las posibilidades de Davidovich, que comenzó rompiendo y generando un doble 'warning' (y pérdida de un punto) del estadounidense, por sus gestos antideportivos con la bolas o su raqueta. Tiafoe trató de ganarse a la grada con su 'show', que incluyó una inverosímil dejada con un bote en cada lado de la pista o gestos excesivos con los recogepelotas.

Pero Davidovich repitió la película del segundo set. Con 5-2, ya sólo fue capaz de sumar siete puntos más. Sirvió para ganar, pero de nuevo sus problemas para meter primeros servicios le condenaron. Con 5-5 era un alma en pena en la pista sin fe alguna en sus opciones y entregando la cuchara con prontitud al que se había convertido en favorito de los aficionados, un tenista que tiene dificultad para lucir en tierra salvo en Estoril (donde fue finalista en 2018).