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Final de la Copa Davis del año 2000. Ceremonia de medallas en el Palau Sant Jordi tras la primera Ensaladera conquistada por España en toda su historia. Al frente del equipo aparece un niño con sólo 14 años haciendo de abanderado. Su nombre, Rafael Nadal Parera, no había trascendido aún, aunque ya se le intuía un futuro excepcional en el tenis por su entorno familiar, que ya tenía experiencia en la materia. Su tío, Miguel Ángel, futbolista, fue internacional con la selección española durante un largo ciclo.
No es del todo casual que 'Rafa', porque cualquier español de a pie le trata como alguien más de la familia, ya que durante dos décadas se ha colado en la casa de todos en forma de éxitos, como un motivo de orgullo nacional, haya elegido este torneo para poner colofón a su carrera. Se trata de cerrar el círculo, aunque no va a ser fácil. «Los finales felices no existen, esto no es una película americana», recordó el propio jugador este lunes en la sala de prensa.
Pero sí, el reto está en ganar la séptima Ensaladera, la sexta de su carrera. Porque aquella del año 2000 no la pudo competir en la pista. Era un adolescente. Sí fue crucial en las de 2004, 2008, 2009, 2011 y 2019. Quién sabe si la de 2024, otra que se disputa en casa. Desde ese 2019 no formaba parte del equipo, y ahora ha querido que sea el escenario de su 'ultimo baile', todo a expensas de la complicadísima decisión que tome el capitán David Ferrer.
Cerrar el círculo es también que toda la generación dorada del tenis español, en parte ensombrecida por el fenómeno Nadal, esté a su lado en este momento. Feliciano López es el director de torneo de la Final a 8; David Ferrer, al frente del equipo de jugadores; Carlos Moyá, como entrenador personal del balear, y Juan Carlos Ferrero haciendo lo propio con Carlos Alcaraz, el sucesor. Prácticamente no se echa en falta a nadie, y el resto de nombres irán compareciendo en la grada esta semana, porque no querrán perderse la cita.
¿Por qué tanta expectación con Nadal? Si a día de hoy ya está reconocido como el deportista español más importante de la historia, su figura será un mito con el devenir de los años. El manacorí ha trascendido al deporte como tal. Encarna el espíritu de superación, ese que tanto valdría para charlas de 'coaching' que tanto se estilan hoy, una parte de la actividad de su tío Toni, que fue su entrenador casi toda su carrera. Al mallorquín nunca se le ha visto (y ya no se le verá) romper una raqueta por frustración. Tampoco una disputa en la competición que altere la deportividad. Con Nadal también cada punto es el último. No hay juegos que se regalen ni situaciones imposibles.
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Uno de los ejemplos fue aquella final del Abierto de Australia de 2009 ante Fernando Verdasco, de dos horas y 19 minutos, o la remontada de 2022 en el mismo torneo ante Daniil Medvedev, después de ir dos sets abajo y con 3-2 arriba y 0-40 al resto del ruso en la tercera manga. Pero la batalla de las batallas para muchos fue la final de Wimbledon ante Federer en 2008, un choque que comenzó a las 14.36 horas y no fue hasta las 21.16 cuando Nadal resolvió con un 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7.
Hay 'nadalistas' que no se pierden sus partidos sin que les guste el tenis en sí. Sin haber abierto su boca al respecto, su figura también es deformada políticamente en una sociedad como la actual tan polarizada y contaminada por el discurso tóxico en las redes sociales. Quizás es porque Nadal siempre se ha sentido muy implicado en la realidad del país. En 2018 colaboró en limpiar el lodazal en Sant Llorenc (en su isla) tras una riada con una docena de víctimas, y lo hizo a título de ciudadano, como uno más, aunque ya se sabe que no lo es.
Nadal no es quien es sólo por haber conectado de la forma que lo ha hecho con los aficionados, por su forma de levantar el puño. por sus célebres 'banana shot', por dar una lección diaria en la pista de sacrificio y honradez, sino también por lo que ha ganado. Porque a bien que lo ha hecho. Si hay que poner un primer titular ese es el hito de haber ganado catorce veces en Roland Garros (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022), algo que lo coloca ya de por sí en un pedestal. No se conocen deportistas en disciplinas tan globalizadas y exigentes que hayan brillado tanto en una competición.
El rey de la tierra batida no se conformó con gestas sobre polvo de ladrillo. Es el segundo tenista con más títulos de Gran Slam, después de Novak Djokovic: 24 del serbio, 22 del español y 20 de Roger Federer, el 'Big Three' que ha marcado una época en la historia del tenis y que seguramente sea irrepetible. Esta semana en Málaga ya serán mayoría los retirados, y quedará el de Belgrado por dar ese paso. Ambos, suizo y balcánico, se prevé que no falten a la cita del Carpena. 'Nole', tiene ya a su familia en Marbella.
Catorce Roland Garros: 2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022.
Cuatro US Open: 2010, 2013, 2017 y 2019.
Dos Abierto de Australia: 2009 y 2022.
Dos Wimbledon: 2008 y 2010.
Dos oros olímpicos: Individual en Pekín 2008 y de dobles en Río de Janeiro 2016.
Cinco Copa Davis: 2004, 2008, 2009, 2011 y 2019.
Títulos ATP: 92 (de los que 22 son de Grand Slam).
Pero la expectación está puesta en si Nadal saldrá a la pista. Sus fieles quieren verlo en ella, pero depende de la decisión de David Ferrer, si determina que sea el número dos para disputar individuales (si no será Roberto Bautista) y abrir la competición este martes, o si lo alinea en el dobles, donde tiene tres opciones para los dos puestos, con un especialista como Marcel Granollers (reciente número uno individual en la disciplina) y Carlos Alcaraz. El dobles no se suele jugar si la eliminatoria llega a un 2-0, pero en cuartos de final y semifinales las naciones pueden pactar con el juez árbitro para que se dispute, ante la hipotética expectación del público por ver a Nadal en la pista.
Tampoco cabe duda de que a España se le ofrece una extraordinaria oportunidad de brillar en esta Copa Davis, con un equipo excepcional que aspira al séptimo título, todos en este siglo. Por su lado del cuadro aparece Países Bajos, en cuartos de final, y en semifinales el cruce contra Alemania o Canadá. Italia es la favorita. Rafa Nadal presenta un 2-0 ante Botic van de Zandschulp, que será con seguridad este martes el número dos neerlandés. Lo superó en tres sets, por la vía rápida en dos Grand Slam, en Wimbledon y en Roland Garros en 2022. En cambio, Bautista tiene un 0-1 adverso ante el holandés, la derrota sufrida en 2023 en Basilea, para más inri en una superficie comparable a la de Málaga, en 'indoor'.
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