Hamilton conquista el mundo por tercera vez

Hamilton consiguió el título por la vía rápida y con la fórmula más sencilla y repetida del año: con victoria para él, seguido por Nico Rosberg y por Sebastian Vettel, los únicos que podían frenarle en su celebración por el título. Sin embargo, la debilidad de Rosberg le ha costado muy cara esta vez: a falta de ocho vueltas, cuando había sabido sobrellevar toda una prueba en la que parecía que iba a poder con todo y con todos. se equivocó. Una absurda salida de pista, cuando más importante era no sólo para él, sino para el bien del espectáculo, nos privó de una semana más de emoción, ya que permitió que Hamilton se encontrara con la victoria.

No es casual que Hamilton lograra su victoria número 43 este fin de semana. Ha igualado a Ayrton Senna, su ídolo, el motivo por el que comenzó a correr con un casco amarillo. Precisamente este fin de semana tumbó las 42 victorias de 'Magic', y lo hizo en una prueba que, a diferencia de las otras 9 conseguidas este año, no las sumó liderando de principio a fin. Ni mucho menos.

Hamilton sufre pero gana

La carrera empezaba con Hamilton pasándose de frenada en la primera curva. Como de un Valentino Rossi cualquiera, pero con mucha más nobleza, sacó de pista a Nico Rosberg, que pronto tuvo que verse obligado a remontar. Mientras, por detrás, Fernando Alonso y su ex compañero Felipe Massa tenían un accidente, que a la psoter obligaba a sacar el coche de seguridad virtual.

Aún la pista estaba mojada, motivo por el que los Red Bull estuvieron luchando por la victoria. No obstante, en cuanto se secó la pista, se secaron sus opciones. De hecho, Daniel Ricciardo y Daniil Kvyat llegaron a liderar por momentos la carrera, pero en cuanto salió el sol, se oscurecieron. Conforme aparecieron los neumáticos de seco, la normalidad se impuso: los Mercedes tardaron muy poco en luchar entre sí por la victoria, y al final fue Rosberg el que parecía más firme en pos de la victoria.

El champán se quedaba en el congelador, pero un incidente atrás acabó provocando un efecto dominó. Hülkenberg y Ricciardo tenían un accidente, el Force India se quedaba en medio de la pista y obligaba a salir por tercera vez al coche de seguridad. Hamilton, que iba líder pero sufriendo seriamente con los neumáticos, entró en boxes justo a tiempo para después salir por detrás de Rosberg, que era líder a falta de poco más de 15 vueltas. Clave: en ese momento se puso en modo 'Hammer Time' para empezar a comerse la diferencia con su compañero hasta que, a falta de ocho vueltas, se encontró con Rosberg por fuera de la pista y a él mismo con la victoria más increíble de su vida.

Ni siquiera cuando entró en meta en primera posición lo tuvo seguro: Vettel luchó hasta el último metro con Rosberg por la segunda plaza, que de haberse llevado hubiera retrasado el alirón del inglés.

Épica remontada de Sainz

Mientras el título se decidía, los imberbes de Toro Rosso volvieron a ser protagonistas. Ya dejó de ser noticia hace tiempo que Max Verstappen y Carlos Sainz brillen con luz propia, y esta vez el español protagonizó una colosal remontada. Del 20º al 7º puesto, que hubiera sido 6º de no haber tenido un problema con el limitador de velocidad que le hizo pasarse en el pitlane.

La salida de Sainz fue antológica: del fondo de la parrilla al 12º en sólo tres curvas, esquivando varios incidentes y sin ningún toque en su propio coche. Incluso con problemas de frenos, otra vez, y pasando de agua a seco en un trazado que no conocía sin lluvia, luchó con los McLaren -incluido Fernando Alonso-, los Red Bull e incluso los Ferrari. Se llevó la pelea con Button por el sexto, pero a los puntos (es decir, por el castigo de la FIA), pero puede sentirse seriamente satisfecho.

Problemas para Alonso. otra vez

Que sólo acaben 12 pilotos (la carrera con más abandonos del año) y que tú seas el 11º, sólo por delante de un Manor, no es buena noticia. Por mucho que Alonso se sintiese satisfecho, tras verse quinto en varias partes de la carrera e incluso cuarto en ciertos momentos, al final tuvo que claudicar. Nuevamente fue por una avería, aún sin explicación sencilla, en el motor eléctrico de su McLaren. Nada nuevo, ni bajo el sol, ni bajo la lluvia de Austin.