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Rosberg, por delante de Hamilton.
Mónaco es territorio Rosberg
GP DE MÓNACO

Mónaco es territorio Rosberg

Fernando Alonso cruzó la meta en la cuarta posición

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Domingo, 25 de mayo 2014, 03:12

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Con un ambiente más enrarecido que nunca, el equipo Mercedes volvió a completar un doblete, pero esta vez con Nico Rosberg al frente. El alemán cuajó una actuación perfecta, en su circuito y por segundo año consecutivo. Las veladas amenazas de Lewis Hamilton no surtieron efecto, y el hijo de Keke -al que ya ha adelantado en número de victorias- bordó una carrera perfecta, sin fallos. Como el año pasado, fue primero desde los primeros metros, mientras su compañero se tenía que conformar con sostener la segunda posición frente a Daniel Ricciardo.

El segundo puesto de Hamilton supone un buen premio para un fin de semana en el que la tensión se podía cortar con un cuchillo. El británico, notablemente enfadado con su compañero por lo ocurrido en la clasificación, quería resarcirse con su segunda victoria en Mónaco, pero al final no pudo pelear con Nico por un surrealista problema. No fue un fallo mecánico ni un desfallecimiento de las ruedas o un error de conducción: se le metió algo en el ojo izquierdo y tuvo que pilotar tuerto varias vueltas en el laberíntico trazado de Mónaco. Eso permitió a Ricciardo acercarse a él, aunque al final no pudiera pasarle.

Fernando Alonso ha sido cuarto, en una carrera que no pasará a la historia para el de Ferrari. En la salida ya tuvo problemas con el ERS y los frenos, lo que benefició a su compañero Kimi Räikkönen. El finlandés rozó con los dedos su primer podio de la temporada, pero volvió a deshacerse como un azucarillo. Y no fue por su culpa, al menos no enteramente. Primero, un toque con un Marussia le obligó a entrar una vez más a boxes para arreglar un pinchazo. Hasta aquí la responsabilidad externa. Después, al final de la prueba, sus ansias por llegar a los puestos altos le llevaron a tocarse con Kevin Magnussen en Loews. El danés, por radio con el equipo, bromeó (a medias) al respecto: «Vaya suerte chicos, este hombre está envejeciendo». El incidente se resolvió con una reprimenda para el finlandés de los comisarios.

Al final, y pese a las buenas sensaciones iniciales por parte de Räikkönen, nuevamente es Fernando Alonso el primer piloto Ferrari del fin de semana. El español, sin demasiado esplendor, realizó una carrera de oficio, de las que luego dan sus réditos en caso de ser necesarios en la pelea por el título, aunque este año sea prácticamente imposible. Su cuarto puesto le mantiene en la tercera posición de la clasificación general, pero con la mitad de puntos que el líder, Nico Rosberg.

El gafe de Vettel

Una carrera en Mónaco garantiza prácticamente segura la presencia del coche de seguridad en pista. Y en la edición de 2014 lo hizo en dos ocasiones. La primera fue nada más arrancar: Jenson Button se tocó con Sergio Pérez, forzando el abandono del mexicano. La segunda vez fue por otro incidente, este algo más espectacular: Adrian Sutil perdió el control de su Sauber, se estrelló contra el muro y acabó volviendo a boxes andando. Fue uno de los ocho corredores que no llegaron a meta en la prueba con más abandonos de lo que llevamos de año. El primero en quitarse el casco fue Pastor Maldonado, que ni siquiera llegó a tomar la salida porque su coche se averió cuando estaba en parrilla preparado para la vuelta de formación.

El siguiente en retirarse de la carrera fue Sebastian Vettel. El piloto alemán, que cumplía este domingo cien Grandes Premios en Fórmula 1, se quedó sin motor cuando sólo se habían disputado cinco vueltas. El motivo fue un problema en la caja de cambios, que ya le habían sustituido antes de la clasificación del sábado. No ha sido el único en abandonar por un problema de este tipo: Kvyat, Vergne, Bottas y Gutiérrez también tuvieron que irse a boxes antes de tiempo después de dejar una senda estela de humo blanco, típica señal de un motor roto.

El épico final de Bianchi

Al final de la prueba, la emoción no estaba delante, sino por detrás. Y concretamente por parte de uno de los equipos que menos lineas se lleva en las crónicas: Marussia. Ver a Max Chilton acabar una prueba de Fórmula 1 ya empieza a ser una constante, y es que el británico ya suma sus 25 participaciones en este campeonato por carreras finalizadas. Si esto ya de por sí es una gran noticia para un equipo pequeño, lo que hizo Jules Bianchi es histórico para ellos. El piloto francés, entre abandonos, una estrategia óptima, coches de seguridad y una actuación estelar, se encontró casi sin querer en la décima posición a falta de diez vueltas para el final. Por radio le avisaron de que iba a recibir una sanción de cinco segundos por haber hecho un stop&go previo con el coche de seguridad en pista. Debía mantener una ventaja de, al menos, esos cinco segundos con el piloto que le precedía, en este caso Romain Grosjean. Todo apuntaba a que iba a tener que conformarse con el undécimo puesto final, pero el incidente entre Räikkönen y Magnussen le aupó a la octava posición en pista.

Bianchi entró en meta octavo, pero una vez computados esos cinco segundos, acabó en novena posición. Dos puntos que saben a gloria para Marussia, los primeros para el equipo ruso y que prácticamente garantizan su continuidad económica, para desgracia de sus grandes rivales, Caterham, y de un equipo histórico de capa caída, Sauber. 46 años después de que su tío abuelo Lucien lograse el tercer puesto en el GP de Mónaco de 1968, Jules Bianchi ha logrado convertirse en el piloto número 346 en puntuar en Fórmula 1.

Historias como la de Bianchi son las que convierten a Mónaco en un escenario único para el deporte del motor. Del Principado, el Mundial sale con cambios: Rosberg vuelve a lo más alto de la tabla, el divorcio interno de Mercedes garantiza espectáculo y el picante, aunque sea extradeportivo, vuelve al campeonato del mundo.

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