Pablo Guirado, una mente privilegiada de los tableros
El joven malagueño acaba de proclamarse campeón de Europa sub-10 de ajedrez rápido en Grecia
Mientras que a otros niños de su edad se les pegarían sábanas, a él le gusta madrugar. Necesita activar su mente con alguna partida de ... ajedrez 'online' antes de ir al colegio. Es la primera de las alrededor de cuatro horas diarias que dedica a una disciplina en la que acaba de proclamarse campeón de Europa individual sub-10 en la modalidad de ajedrez rápido (partidas de alrededor de media hora), sólo un año después de conseguir su primer oro continental, aunque por equipos, junto a la selección española. Pablo Guirado es un joven muy adelantado a su edad, con una madurez apabullante y un saber estar impropio de su edad. Muestra el máximo respeto cuando pierde, y cuando gana ni siquiera celebra el triunfo por deferencia a su rival. Trabaja a la sombra y no alardea de sus méritos, así es como se plantea su camino hacia su gran objetivo. «Mi sueño es ser campeón del mundo, es algo que han hecho muy pocas personas y quiero conseguirlo por encima de cualquier cosa, y después convertirme en gran maestro», reconoce.
Pablo conoció este deporte cuando apenas tenía 4 años. Su padre, homónimo, es un buen aficionado y el ver a su progenitor jugando partidas 'online' hizo que el pequeño de la casa se interesase rápidamente por esta disciplina. Tal fue la atracción que despertó en él que ambos acabaron federándose y metiéndose de lleno en el mundillo. «Cuando él se metió en competición, entré a dirigir la delegación malagueña y mi mujer, a presidir el club Ajedrez Victoria, que lo creamos ambos ante la falta de clubes en Rincón de la Victoria. A día de hoy contamos con alrededor de 100 socios y alumnos», explica Pablo Guirado padre, que no cabe en sí de orgullo tras la gesta de su hijo en el Europeo de Grecia.
Y no es baladí su gesta. El pequeño rinconero partía como el decimoctavo de los competidores (por 'ranking') y acabó llevándose el oro superando nueve partidas sin una sola derrota (seis victorias y tres empates) e imponiéndose a seis rivales ucranianos, de los más temidos en estos torneos de ajedrez. «Era utópico, no nos lo planteábamos como objetivo», aclara el padre.
Estudio constante
Eso sí, no ha sido un golpe de suerte. Este oro de Pablo implica un gran trabajo detrás, como explica el propio campeón, que explica cómo se prepara para estos campeonatos y el porqué de su mejoría. «Lo más importante es la táctica, aprender estrategias, aperturas… Con mi entrenador empecé a ver finales, a estudiar tácticas más avanzadas… Ensayo jugando partidas y analizándolas para ver si me he equivocado en algo y cómo puedo mejorar», reconoce.
Eso sí, aunque es consciente del logro conseguido, explica que «para mi fue más especial el del año pasado, porque al ser en equipos lo celebramos todos juntos, aunque sin duda este ha sido el más difícil, porque ser campeón ha sido algo único». En su casa siempre han tenido clara que aunque focalice su privilegiada mente en el ajedrez, el compaginar este con un deporte no es una opción. Tampoco lo siente como una obligación el pequeño Pablo, que disfruta jugando al fútbol y al balonmano, lo que le ha ayudado a desarrollar el valor del compañerismo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión