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Eliud Kipchoge, con el crono en la mano. Andrew Boyers (Reuters)
El asceta que no cree en los límites del ser humano
Atletismo

El asceta que no cree en los límites del ser humano

Eliud Kipchoge, que posee ya el récord del mundo de maratón (2h01:39), llevará a cabo el sábado su segundo intento de correr los 42,195 kilómetros por debajo de las dos horas

Cyril BELAUD (COLPISA / AFP)

VIENA

Jueves, 10 de octubre 2019, 16:59

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Considerado por muchos como el mejor maratoniano de todos los tiempos, el keniano Eliud Kipchoge, que sueña con bajar de la mítica barrera de las dos horas, ha mantenido un estilo de vida asceta pese a la fama y el dinero.

La superestrella del atletismo keniano, que posee ya el récord del mundo de la distancia (2h01:39) y que ganó el oro en los Juegos de Río 2016, llevará a cabo el sábado su segundo intento de correr los 42,195 kilómetros por debajo de las dos horas.

Convencido de que los únicos límites del hombre son los que se impone a sí mismo, Kipchoge intentará la proeza en un evento especial organizado en Viena para el 12 de octubre y que ha sido bautizado como 'desafío 1h59'.

Kipchoge, que pronto cumplirá 35 años, se quedó a 25 segundos de correr un maratón por debajo de las dos horas en el primer intento que llevó a cabo, en el Circuito de Monza (Italia) en 2017. Este tiempo no fue ratificado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) porque en aquel intento se utilizó un vehículo y a un equipo de liebres (corredores que marcan el ritmo) que se fue relevando para ayudar a Kipchoge a controlar su velocidad. El intento de Viena se celebrará con las mismas condiciones, lo que impedirá que, en caso de conseguirse, el récord sea homologado por la IAAF, aunque eso no le preocupa a Kipchoge.

Legado

«Se trata de hacer historia, de dejar un legado. Se trata de inspirar a la gente», dijo el atleta en Viena durante un evento patrocinado por Ineos, la multinacional petroquímica británica que financia la prueba. «Mi principal mensaje para los 7.500 millones de personas en el mundo es que el ser humano no tiene límites», añadió.

«Romper la barrera de las dos horas sería como cuando el hombre llegó a la luna», dijo Kipchoge, que insistió en el mensaje de que conseguirlo «demostraría al mundo que cuando te centras en un objetivo, cuando trabajas duro y cuando crees en uno mismo, todo es posible».

«Cuando te centras en un objetivo, cuando trabajas duro y cuando crees en uno mismo, todo es posible»

Eliud Kipchoge

Nacido en Kapsisiywa, al oeste de Kenia, Kipchoge se convirtió en campeón mundial de los 5.000 m en París en 2003, imponiéndose a dos atletas legendarios como el marroquí Hicham El Guerrouj y al etíope Kenenisa Bekele. Este último -que por dos segundos no pudo batir el récord del maratón de Kipchoge en Berlín el pasado septiembre- demostraría con los años ser un rival formidable.

En 2012, tras no clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres, Kipchoge dejó la pista y se pasó al maratón. Con su silueta compacta y su inquebrantable ritmo pese al paso de los kilómetros, muchos ven en él la quintaesencia del maratoniano.

De doce maratones que ha disputado, el keniano sólo ha perdido uno: fue el primero que corrió, en Berlín en 2013, frente a su compatriota Wilson Kipsang, que aquel día batió el récord del mundo de la época.

Vida monacal

Pero más allá de su físico, el éxito de Kipchoge se atribuye a su duro trabajo, a la humildad, a la disciplina y a su determinación. Elegido el mejor atleta del año en 2018, ha cultivado estos valores desde que conoció a su entrenador, Patrick Sang, en 2001, y se unió al legendario grupo de corredores que comenzó un año después a entrenarse en el Valle del Rift, en su país natal.

Apodado el 'filósofo' por su devoción hacia la lectura, no disfruta de ningún privilegio en el campamento de Kaptagat, manteniendo la misma rutina y disciplina que sus compañeros pese a su estatus de estrella

En este templo espartano, ubicado en Kaptagat, a algunas horas de marcha del poblado natal de Kipchoge, en atleta ha llevado una vida monacal. Al amanecer, con la aproximadamente treintena de corredores que viven en el campamento, Kipchoge inicia la primera de sus dos sesiones diarias de entrenamiento. El resto del tiempo lo invierte en descansar y alimentarse, comiendo fundamentalmente productos básicos producidos en Kenia.

Apodado el 'filósofo' por su devoción hacia la lectura, Kipchoge no disfruta de ningún privilegio en el campamento de Kaptagat, manteniendo la misma rutina y disciplina que sus compañeros pese a su estatus de estrella.

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