El Marbella enfila el descenso con un pobre empate

Cuatro cambios introdujo Abraham García respecto al once que perdió la semana pasada. Granero volvió tras sanción, Blanco salió por Román y en ataque formó la dupla Óscar García-Chumbi. El ímpetu inicial duró poco. La presión alta de Granero sirvió para robar y dejar a Chumbi en un ‘mano a mano’ ante Joao que gestionó demasiado rápido, precipitado. No hubo más sensación de peligro del Marbella en toda la primera parte a excepción de un tiro centrado del ‘Pirata’ que despejó de puños el portero. Hasta ahí la escasa aportación ofensiva.

La pelota era patrimonio nazarí. Sin elaborar por el centro, con simples envíos en largo a la espalda buscando el espacio entre central y lateral, el Recreativo Granada corría con sentido. Caio, en dos ocasiones, tuvo el gol en pases laterales que no supo finalizar. La grada se impacientaba porque el Marbella no salía de campo propio con claridad, y además por el empuje de jugar rápido perdía la posesión en posiciones comprometidas. Para colmo de males Edu Ramos se lesionó en el minuto 42 y Gudiño saltó al campo sin apenas calentar. Con el empate produciendo un silencio incómodo en el Antonio Lorenzo se llegó al descanso.

El inicio de la segunda mitad calcó los protagonistas de la única acción trascendente para el Marbella. Granero corrió la contra, habilitó a Chumbi que con un disparo duro encontró respuesta en Joao. Los ánimos se calentaron con los dos equipos tratando de esquivar el descenso. Caio cometió el mismo error que en el partido de ida y fue expulsado por roja directa al soltarle el codo a Redru. Quedaba media hora larga con superioridad numérica. Abraham quitó en el 65 a Granero para meter a Nacho por banda, ante la sorpresa de que el madrileño no acabe el partido. Contra pronóstico, el filial no se arrugó, Nuha entró en punta y el equipo no se descompuso. De hecho adelantó las líneas para no permitir espacios. El partido agonizaba para los costasoleños. Tresaco tuvo la victoria con un testarazo que sacó Joao en línea de gol con las protestas de que el esférico había entrado. No hubo acoso, ni sometimiento real sobre los nazaríes que se marcharon felices con el punto.