Tras el éxito de las aguas abiertas
El entrenador de Paula Ruiz, Xavi Casademont, y la médica Lourdes Quirós, ambos asentados en Málaga desde hace décadas, también forman parte del sueño olímpico de Tokio
Hasta hace sólo unos días, no sabía si podría acudir a los Juegos, no era su decisión, sino la de la Federación. Así que, al ... menos para consolarse, se resignaba pensando que su trabajo ya estaba hecho. Y realmente es así, porque la clasificación de su más prometedora nadadora en aguas abiertas, la malagueña Paula Ruiz, era uno de los grandes objetivos por el que ha trabajado estos últimos años. Eso sí, cuando recibió la noticia de que podría acompañarla a Tokio, no pudo evitar esbozar una sonrisa. Así, estos se han convertido en los segundos Juegos Olímpicos para Xavi Casademont, uno de los cerebros de la natación española y asentado en la capital costasoleña desde mediados de los 80; un malagueño más.
El técnico y líder del grupo de alto rendimiento de Inacua debutó en el olimpismo junto al sevillano y ahora entrenador del Real Club Mediterráneo Melquíades Álvarez (100 y 200 braza), en Pekín 2008. Guarda multitud de anécdotas de aquella cita, pero la primera que se le viene a la cabeza es esta: «Una de las cosas que más me llamó la atención fue la paciencia de santo de Rafa Nadal. En el trayecto del alojamiento al comedor, que eran 7 minutos andando. Recuerdo que salimos un día a la vez para comer. A mí me dio tiempo de comer y volver y él todavía no había llegado con tanta foto y autógrafo», cuenta.
Eso sí, aunque el ambiente sea diferente esta vez, la ilusión tanto del cuerpo técnico como de la malagueña Paula Ruiz permanece intacta. «Menos mal que se hacen estos Juegos. Esto ha conllevado mucho trabajo y se ha hecho todo muy largo: tras el parón de 2020, tuvimos que volver a empezar… Y estos dos últimos años han sido casi exclusivos para esto», asegura. De buscar un nexo entre los dos nadadores con los que ha cumplido el sueño olímpico, lo tiene claro: «Para llegar a estos niveles, hay que tener carácter, si no, no llegan. En eso sí que son iguales».
El equipo de natación en aguas abiertas llegó a la Villa de Tokio hace sólo unas horas, por cuestiones Covid. Pero buscaron una alternativa para hacer al clima japonés y por ello se concentraron diez días en la ciudad de Hakusan. Y es que la adaptación podría ser clave durante la prueba de Paula Ruiz (los 10 kilómetros en aguas abierta, mañana martes, a las 23.30 horas). «Será muy diferente a un Mundial o Europeo, son muy pocos nadadores. Así que seguramente habrá un grupo pequeño en cabeza y otro grupo que quizá se quede descolgado desde el inicio y con el calor. Puede haber sorpresas. Nuestra táctica es estar ahí e intentar dar la sorpresa», comenta. Y añade: «El que no se hidrate mucho se puede quedar atrás, el calor puede hacer que pase cualquier cosa. El adaptarse a las condiciones será clave». Vive la experiencia como un deportista más, con la misma ambición e ilusión; y es que aunque desde otro punto de vista, también está cumpliendo un sueño de la infancia. «Como deportista, mi nivel no daba para llegar a unos Juegos… Dicen que muchos entrenadores somos deportistas frustrados», bromea.
En este aspecto, otra de las malagueñas embarcadas en esta aventura olímpica puede entenderle bien. Se trata de Lourdes Quirós, una doctora jiennense asentada en Málaga desde hace 21 años, donde realiza una labor que pocas veces se pone en valor teniendo en cuenta lo sacrificada que es: la de médica de emergencias sanitarias en el helicóptero del 061. Se ligó al mundo de la natación cuando hacía su doctorado en el CAR de Sierra Nevada. Desde 1997, es una más del 'staff' de la Federación Española y ahora, en su debut olímpico, acude como responsable médica de la concentración del equipo de aguas abiertas.
Sin embargo, algo triste, cuenta: «Mi sueño olímpico será un poco a medias, porque todo el equipo entró el 31 en la Villa, menos yo, que me vuelvo a España; todo es fruto de las restricciones de la Covid. Me gustaría poder volver a unos Juegos sin pandemia, para disfrutar del deporte y de la villa con toda libertad», se lamenta. La Covid ha frustrado sus sueños, ya no podrá ver en directo a 'sus' nadadores, pero su trabajo durante el ciclo olímpico y hasta un día antes de entrar en la Villa, ya la convierten en parte de esta experiencia. «Una de mis ilusiones siempre ha sido ir a unos Juegos y jamás pensé que podría hacerse realidad, y más cuidando a los deportistas. Aunque estos sean un poco descafeinados por la situación mundial, estoy muy orgullosa de pertenecer al equipo olímpico español».
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