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Muñoz, durante el Open de España
Azahara Muñoz, una campeona obligada a emigrar

Azahara Muñoz, una campeona obligada a emigrar

La malagueña vive desde hace años en Estados Unidos, donde las ayudas universitarias a los deportistas son mayores que en Europa

Alberto Gómez

Martes, 27 de septiembre 2016, 07:38

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Comenzó a jugar al golf «por casualidad» y años después, cuando ya era una de las mejores del mundo, celebró su primer título del Circuito Americano con una barbacoa en familia. Poco o nada hay en Azahara Muñoz de los delirios de grandeza tan comunes entre las estrellas del deporte, aunque cada semana aparezca en la parte alta del ranking y sus ganancias en premios rocen los cinco millones de dólares. La jugadora malagueña, flamante ganadora del Open de España disputado el pasado fin de semana en el recorrido marbellí del Aloha Club, tumba el viejo cliché de que el golf femenino es cosa de niñas ricas. En Río de Janeiro, harta de pelear contra los tópicos, la sampedreña dio con sus declaraciones un golpe en la mesa antes de convertirse en la primera golfista española que disputaba unos Juegos Olímpicos: «La gente tiene que cambiar el chip. Jugar al golf es más barato que salir de fiesta. Antes sólo lo practicaba gente que tenía suerte, pero ahora basta con ver a las españolas que estamos aquí; ninguna viene de familias privilegiadas. Mis padres son maestros».

«No tengo palabras para describir lo feliz que me siento»

  • La golfista malagueña, que con su triunfo en Marbella ha subido siete puestos en la clasificación mundial, donde vuelve a estar entre las cincuenta mejores, permanece en una nube. Su marido, Tim Vickers, le dedicó un bonito mensaje en redes sociales «No podría estar más orgulloso de ti. Todas las horas, días y meses de interminable y duro trabajo dentro y fuera del campo dan sus frutos. Te quiero». Muñoz también compartió sensaciones con sus miles de seguidores

Muñoz es una jugadora forjada en Estados Unidos, donde las universidades ofrecen muchas más facilidades que en Europa para los deportistas de élite. Allí existen fechas alternativas a los exámenes que coinciden con torneos, organizan competiciones por equipos y los campos son más complicados, ventajas que decantaron la balanza cuando la malagueña tuvo que elegir entre seguir en España o marcharse al extranjero. Graduada en Psicología y diplomada en Empresariales por la Universidad de Arizona, Muñoz no dio el salto al profesionalismo hasta 2009, cuando tenía 21 años. Podría parecer tarde para comenzar una carrera deportiva, pero una de las características que convierten el golf en un deporte tremendamente popular es la posibilidad de disputarlo a cualquier edad. Ahí está Miguel Ángel Jiménez, que ha obtenido la mayor parte de sus victorias pasados los cuarenta años.

Transición atinada

El presidente de la Federación Andaluza de Golf, Ángel de la Riva, elogia el tino de las golfistas españolas en la transición hacia el profesionalismo: «En el golf masculino se pasan a los circuitos profesionales demasiado pronto y muchos acaban desbocándose. En cambio, las jugadoras abandonan los torneos amateurs sólo cuando ya tienen resultados que las avalan, por eso suelen llegar alto cuando toman la decisión». En el caso de Muñoz, su paso al profesionalismo no pudo ser más acertado. Tras una brillante carrera amateur que incluye un recordado triunfo en el British, la sampedreña debutó en el Circuito Europeo a lo grande, conquistando su primer torneo como profesional, el Madrid Ladies Masters. La segunda plaza lograda en las pruebas de acceso al Circuito Americano ya hacía presagiar que las competiciones europeas pronto se le quedarían pequeñas.

Muñoz alterna ambos circuitos y suma cinco títulos, entre ellos el Sybase Match Championship, uno de los torneos más importantes del mundo, premiado con cerca de 400.000 dólares. La marbellí vivió entre dos aguas durante sus primeros años como profesional, antes de instalarse de forma definitiva en Florida, donde vive con Tim Vickers, su caddie, con quien se casó el año pasado: «Iba y venía, pero tanto viaje cansa. A principio de año no lo llevas tan mal porque has descansado, pero luego es agotador». Para Aza, como le llaman sus amigos y familiares, la victoria en Marbella supone un acicate para la gira asiática que encara las próximas semanas.

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