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Rafa Gil, en una imagen familiar tomada en su confinamiento actual en Johor (Malasia) junto a sus hijos, Julia e Iván, y su esposa, Ángeles. SUR
Rafa Gil y la cuarentena en Malasia: «Desde enero aquí ya se tomaban medidas»

Rafa Gil y la cuarentena en Malasia: «Desde enero aquí ya se tomaban medidas»

El toloxeño, que dirige al filial del Johor, lleva tres semanas confinado con su familia en una amplia casa en un país con muy bajas cifras de contagios

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Sábado, 18 de abril 2020, 01:00

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El fútbol le ha dado a Rafa Gil (Tolox, 1975) la oportunidad de conocer medio mundo. De trabajar para LaLiga, el Málaga, el Manchester City, el Espanyol o la Federación de Fútbol de Arabia Saudí. Desde diciembre es el turno del exótico Johor, club malasio en el que se dedica a entrenar a su filial, que compite en la segunda categoría de un torneo que hace poco más de tres semanas era de los pocos que sobrevivían en el calendario mundial. «Había controles rutinarios de toma de temperaturas antes de los entrenamientos y en los partidos, y uso obligatorio de mascarillas», explica Gil. Algo casi a la usanza de Bielorrusia.

Pero todo cambió: aunque Malasia llevaba desde enero implementando medidas de precaución ante la pandemia sin apenas registrar contagios, en la segunda quincena de marzo un repunte en los casos llevó al confinamiento, aunque las cifras resulten irrisorias comparadas a las de España: algo más de 4.000 positivos y 75 fallecidos oficiales en un país que cuenta con más de 31 millones de habitantes, no mucho menos que el nuestro.

Allí son seis horas más y Gil dialoga desde su amplio hogar (tres plantas, jardín, porche y unos 400 metros cuadrado de parcela) con este periódico poco antes de acostarse. "Se lleva todo bastante bien. Hace 21 días se tomó la decisión del confinamiento hasta el 28 de abril, pero creo que van a prorrogarlo más, porque hay una mayoría musulmana en la población y en torno al 23 o 25 de este mes empieza el Ramadán (la fecha nunca se conoce con exactitud, depende de la evolución lunar) y la peregrinación a La Meca", explica.

«El otro día compré una caja de 50 mascarillas en una farmacia por casi 15 euros», cuenta el técnico

Su aislamiento es más llevadero dado el lugar en el que reside. "Vivimos en una urbanización cerrada con campo de golf y podemos dar un paseo dentro de ella, no fuera. Entonces sí hay un control cuando sales del recinto y tienes que llevar mascarilla. Y en el supermercado debes entrar por una puerta y salir por otra". El acceso a medios de protección no está resultando tan complicado como en España. "El otro día compré una caja de mascarillas en una farmacia. Unos 70 ringgits, que son casi 15 euros, me dieron para 50 mascarillas, así que usamos una distinta cada vez que salimos de casa. Ademas, al primer equipo del Johor le han hecho a todos un test. En unos días nos lo harán a nosotros".

La vida es más cómoda también en familia. Rafa Gil está acompañado por su mujer, Ángeles, y sus dos hijos: Julia, de 13 años, e Iván, de 8. También está de forma accidental una 'tata', María, que visitó a la familia y no pudo tomar un vuelo de salida con el estado de alarma decretado y el cierre de fronteras. "Le escribimos a la embajada y nos ha dicho que una vez que se abra todo tiene un mes para salir si se le acaba el visado de turista", aclara Gil, que hace hincapié en lo importante que es que no se pueda acceder a Singapur: "Está a treinta minutos en coche. Johor (un sultanato al Sur del país) es casi una ciudad dormitorio de Singapur, y alrededor de 300.000 malasios cruzarían normalmente la frontera cada día (en circunstancias normales, no ahora) para trabajar allí".

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Rafa Gil resuelve el confinamiento en términos profesionales como cualquier equipo de élite. "La primera semana el equipo no ha hecho nada, pero luego con Zoom nos conectamos 50 minutos y seguimos las sesiones de la plantilla con el preparador físico". El malagueño no considera un paso atrás su periplo en Malasia. "A nivel económico está bien valorado, pero profesionalmente también. Mis hijos están aprendiendo en la escuela malayo y chino, además de que la lengua en la que se enseña es el inglés...", razona, y recuerda que las clases ahora son virtuales.

«Antes de que llegara el virus, las mascarillas ya eran obligatorias y el gel de manos en el ‘super’, había control de gente en los restaurantes, tomas de temperatura en los colegios...», argumenta

Gil conecta a diario con su hogar en Tolox: "Allí parece todo controlado. En los pueblos pequeños parece que la pandemia no está llegando casi. Mis padres son población de riesgo y nos conectamos por WhatsApp o Facetime". ¿Y por qué en España tantas víctimas y contagiados y en Malasia tan pocas": " Parece que el virus ataca más con temperaturas bajas. Aquí tenemos una media de 30 grados todos los días aunque por la noche baje... Y desde enero aquí ya empezaron a tomar medidas. Las mascarillas ya eran obligatorias, el gel de manos en el supermercado, el control de recortar gente en los restaurantes, las tomas de temperatura en los colegios... La gente está bien concienciada. Esto no es un juego, es la vida. El malasio es por normal general gente disciplinada, trabajadora, muy de la casa, y así el confinamiento se lleva bien".

Un trotamundos del fútbol con apenas 44 años

Rafa Gil puso fin a seis años en el extranjero con un atractivo proyecto al frente de La Academia del Málaga, pero se mantuvo en el cargo sólo un año, el que va de julio de 2018 al mismo mes de 2019. Antes dirigió al filial del Málaga, a la selección de Arabia Saudí sub-17, fue mano derecha de López Caro en la absoluta de este país; hizo de ojeador del Espanyol en Inglaterra y también para una academia externa del Manchester City, y dirigió proyectos internacionales en China (formando técnicos) y para LaLiga en Dubai y Abu Dabi. En el Johor malasio conoce otra cultura futbolística: "Aquí este deporte se ha empezado a trabajar mas tarde. La diferencia es que en España hay magníficos entrenadores y se practica con críos desde los 3 o 4 años. Ahí somos únicos. Hay muchas escuelas buenas"

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