La incombustible Croacia se lleva un partido loco y alcanza la final

El conjunto ajedrezado, incombustible, asumió riesgos en la salida de balón pero su acierto en el pase generó los espacios necesarios para amenazar a su rival. Le faltó acierto en el último pase y permitió a Países Bajos crecer a través del dominio del balón.

Había intensidad pero no ocasiones, con el conjunto anfitrión buscando la velocidad de Malen y Simons. Sin embargo, la mordiente croata era superior, sin generar excesivos problemas más allá de un remate desviado de Kramaric, pero acumulando saques de esquina para alegría de la numerosa y ruidosa afición ajedrezada en la grada.

Parecía más cerca la ventaja croata pero otra vez al espacio, un pase largo le dio a Koopmeiners una buena ocasión, malograda ante la buena presión de Sutalo. Fue el prólogo a la excelente jugada de combinación neerlandesa, que de izquierda a derecha encontró liberado en el área croata a Malen. No erró el atacante del Borussia Dortmund ante el imponente Livakovic para fabricar la ventaja local al descanso.

La alegría duró poco en De Kuip, lo que tardó el eterno Modric en poner el anzuelo a Gakpo, que cayó en la trampa y cometió penalti sobre el capitán croata. Kramaric convirtió con aplomo desde los once metros y la semifinal volvió a la casilla de salida.

Koeman cambió el paso con Weghorst, un delantero de los de toda la vida, pero el equipo croata ya estaba crecido irremediablemente. Pasalic aprovechó un gran pase de Kramaric y la pasividad de la zaga neerlandesa para dar la vuelta a la semifinal. Croacia, que derrocha oficio, no pudo aguantar esta vez las acometidas finales de la 'Oranje', que encontraron el premio del gol 'in extremis' de Lang.

Había hecho lo más difícil Países Bajos pero se diluyó como un azucarillo en una prórroga de ida y vuelta. Los rigores del desgaste físico a estas alturas de la temporada convirtieron el tiempo extra en un correcalles del que Croacia salió claramente vencedora. Petkovic y el eterno Modric, de pena máxima, firmaron el triunfo definitivo de un equipo incombustible.