El Liverpool saca tajada del City-Arsenal

No habían saltado a calentar Manchester City y Arsenal y el partido ya tenía una dosis extra de tensión. Y es que el Liverpool hizo los deberes ante el Brighton y el duelo se convirtió en una auténtica final para ambos, con la posibilidad de dejar en la estacada a un rival directo. Así se lo tomaron Guardiola y Arteta. El de Sampedor puso toda la carne en el asador con un 4-5-1 en el que Kovacic acompañaba a Rodri para frenar las galopadas de los 'gunners' y en el que De Bruyne debía llevar la manija en un once sobrado de magia en la zona de tres cuartos.

La aglomeración de jugadores que Pep dispuso en la parcela ancha fue tal que al Arsenal poco más le quedó que ceder metros y esperar su oportunidad agazapado. Así comenzó un dominio posicional que poco a poco fue sometiendo al equipo londinense, que sabía que tarde o temprano iba a tener su oportunidad. El City se instaló por completo en campo contrario y se movió como un acordeón de lado a lado con Gvardiol o Bernardo Silva muy abiertos, esperando a que su rival se quebrara, algo que no sucedió en todo el primer acto. Apenas un remate flojo de Aké lograron producir los locales, lentos en la circulación y sin encontrar entre líneas a Foden y De Bruyne frente a un Arsenal que fue de menos a más y que llegó al descanso avisando con dos contragolpes que Gabriel Jesus mandó fuera por escasos centímetros.

Tras la reanudación, subieron las pulsaciones. El Arsenal cambió de registro, adelantó metros para presionar arriba y puso en aprietos a un City al que le temblaron las piernas. Gabriel Jesus tuvo de nuevo una ocasión clara pero no llegó por centímetros y Guardiola apostó entonces por cambiar el plan. Del fútbol control pasó al vértigo. Introdujo de una tacada a Grealish y Doku, y su equipo lo agradeció logrando ese desequilibrio que le había faltado durante una hora. Fue ahí cuando los aficionados del Etihad despertaron del letargo. El nuevo dibujo liberó a De Bruyne, que se puso a los mandos y guio a un City que apretó en la recta final del choque y permitió que el duelo se rompiera.

En ese escenario la moneda podía caer para cualquiera de los dos lados. El miedo a perder era grande, pero también la posibilidad de dejar pasar una oportunidad que podía ser clave en la lucha por el título. Doku remató desviado en dos ocasiones, Haaland, desaparecido toda la tarde, no acertó a rematar en el área pequeña y Stefan Ortega salvó los muebles en un mano a mano de Trossard. Los dos pudieron ganar en un duelo marcado por la cautela en el que se llevó el gato al agua el Liverpool, flamante nuevo líder de la Premier League con dos puntos de ventaja sobre el Arsenal y tres sobre el Manchester City.