El Barça sufre para salir más líder de Butarque

Ya avisó Flick antes del partido en el estadio de Butarque que había que estar «centrados» y fue consecuente con su mensaje. El técnico alemán realizó pocos cambios pese a lo apretado del calendario y puso en liza un once en el que solo faltaron por descanso Cubarsí y Frenkie de Jong. Araujo en la zaga y Eric García en la medular ocuparon su sitio en un equipo que salió con las ideas claras y con la premisa de embotellar a un Leganés que tenía claro el camino a seguir. «Ya lo hemos hecho», decían en el vestuario pepinero, donde los jugadores del Leganés repitieron la receta que dio frutos en la primera vuelta de la Liga en el Lluis Companys con balones largos para eludir la presión azulgrana y jugadas vertiginosas con las que poner en jaque la defensa adelantada de Flick.

Y es que fue un partido que nació con las cartas marcadas. El Barça era consciente desde el primer minuto de que iba a tener que masticar el encuentro y puso a Araujo e Iñigo Martínez en campo contrario y a Koundé y Balde con la misión de generar dos contra uno junto a Lamine Yamal y Raphinha, muy abiertos en el arranque para ensanchar al Leganés. La fórmula, no obstante, tenía sus contras y Szczesny tuvo que intervenir tras un desborde de Dani Raba en el que a Iñigo Martínez le tocó salir de posición y que Altimira no pudo aprovechar para inaugurar el marcador.

Fue una muestra más de lo que iba a ser una primera mitad en la que el Barça iba a ser un quiero y no puedo. Los de Flick no encontraron la fórmula para meter mano a un Leganés muy bien organizado y que supo reducir espacios entre líneas para obligar a los azulgranas a ir por fuera, donde había ayudas constantes. Ante este escenario, el Barça generó poco peligro y apenas pudo contabilizar un remate de Koundé que despejó Dmitrovic y un disparo de Lamine Yamal al lateral de la red. Por si ese escaso bagaje fuera poco, Balde se tuvo que retirar al filo del descanso con problemas musculares y Raba amenazó hasta en tres ocasiones al contragolpe.

Tras la reanudación Flick detectó el problema e introdujo a Frenkie de Jong por Araujo para tener un jugador capaz de romper líneas en la zona de creación. El cambio le sentó bien al Barcelona y mal a un Leganés que se pegó un tiro en el pie. Óscar Rodríguez dio un taconazo donde no debía, Gerard Martín le leyó la idea y propició un ataque relámpago que concluyó con un centro de Raphinha y con Jorge Sáenz introduciendo el balón en su propia portería en el intento de despejar.

El partido estaba por primera vez en el terreno en el que quería el Barça. Eric García, como central, ofrecía una salida más limpia a los azulgranas y el Leganés estaba obligado con el paso de los minutos a salir de la cueva y buscar más arriba el robo de balón. Era el contexto perfecto para que aparecieran los espacios y el Barça tuvo hasta tres ocasiones claras, pero Fermín, Lewandowski y Lamine Yamal no estuvieron acertados ante Dmitrovic y el encuentro llegó vivo a la recta final.

El Leganés lo intentó con un remate fuera de Diego García y un gol anulado por fuera de juego de Raba y, tras robar Iñigo Martínez un peligrosísimo balón a Munir en una acción realmente salvadora del central azulgrana, el Barça se llevó tres puntos vitales en la lucha por el título.