Isco propicia un nuevo tropiezo liguero del Real Madrid

En Heliópolis Brahim trató de asumir las funciones del inglés, tirado a la banda izquierda en fase defensiva y bajo el rol de enganche en ataque. Su inicio fue prometedor, pues fue precisamente el encargado de abrir el marcador tras unos minutos de tanteo en el comienzo, con posesiones largas del Madrid y ambos equipos muy bien plantados sobre el terreno de juego. Mbappé descubrió el hueco que nadie hallaba, con un pase filtrado para la inesperada incorporación de Mendy, acertado en el pase de la muerte para el tanto del internacional marroquí.

La ventaja madridista consolidó su monopolio sobre el control del balón. Tocaba con paciencia el equipo de Ancelotti ante un Villamarín unos cuantos decibelios por debajo del inicio. El panorama no era muy favorable al Betis hasta que comenzaron a aparecer los primeros destellos del renacido Isco, la pieza angular entre líneas del conjunto verdiblanco. El buen trato de balón del andaluz le dio a su equipo más presencia en las cercanías de la portería defendida por Courtois y de ese paso al frente surgieron las ocasiones de Bartra, que disparó con el exterior ligeramente desviado, y del talentoso canterano Jesús Rodríguez, que no acertó en el remate desde el corazón del área madridista.

El paisaje había cambiado por completo, con asedio bético, cuando el poderoso remate de cabeza de Johnny Cardoso y un evidente error en la marca de la zaga blanca tras un saque de esquina local fabricaron un empate justo a tenor de la tendencia del duelo. Apenas hubo noticias de Vinicius, dados los problemas del Madrid para encontrar opciones desde el pase en la sala de máquinas, y el descanso llegó con un visitante de más a menos, paradón de Courtois frente a otro testarazo de Cardoso y el chaparrón de lluvia sobre Sevilla.

La reanudación llegó a tumba abierta, con un vistoso ida y vuelta radicalmente distinto respecto al inicio de la primera entrega. El Madrid, sorprendentemente impreciso, recibió pronto el segundo directo al mentón. Isco frotó la lámpara y lanzó a Jesús Rodríguez hacia el área blanca, donde el joven bético tiró de picardía para tender una trampa en la que Rüdiger cayó de lleno, llevándose por delante a su rival y provocando el penalti con el que el propio Isco le dio la vuelta al partido.

Con el Madrid desbordado, Ancelotti recurrió mucho antes de lo habitual a los cambios e introdujo en la ecuación a Camavinga y Güler en lugar de los amonestados Alaba y Brahim. El doble movimiento desplazó a Tchouaméni al eje de la defensa, pero no alteró las buenas sensaciones del Betis, que perdonó al no acertar el Cucho Hernández en una excelente ocasión fabricada por la magia de Isco y Antony, la pareja diabólica del Villamarín.

Restaba un cuarto de hora para el final cuando Mbappé dio el testigo a Endrick para sorpresa general. El máximo artillero del Madrid en Copa, bien relacionado con el gol en sus escasos minutos, no encontró esta vez la inspiración para evitar otro tropiezo de un equipo empeñado en dejarse a domicilio sus opciones de ganar la Liga.