El Barça llora y ríe en La Cerámica

Un tiroteo. Eso es lo que se encontró el Barça en La Cerámica. Si en Mónaco Flick se topó con una expulsión tempranera y un ejercicio de resistencia, en esta ocasión se vio inmerso en una montaña rusa. El germano hizo rotaciones para dar frescura a los suyos y dio cabida a Sergi Domínguez, Gerard Martín y Pablo Torre, tres cambios que debían entrar a toda mecha, sin tiempo de aclimatación. Y es que el Villarreal salió con el cuchillo entre los dientes, dispuesto a comerse al líder desde el minuto uno.

Esa apuesta le pudo salir bien a Marcelino. El Barça no rehuyó del intercambio de golpes, pero se encontró con un rival que entre líneas colecciona talento como si dispusiera de un álbum de cromos. La presión azulgrana fue eludida por Ayoze, Álex Baena, Parejo y compañía y ese agujero lo pudo solventar Ter Stegen con dos intervenciones ante el propio Baena y frente a Nicolás Pépé, que en la primera parte demostró los motivos que le hicieron ser una de las promesas más importantes del fútbol europeo.

Fue el inicio de un toma y daca interminable. Ninguno supo especular y el equipo que sacó más rédito fue el Barcelona. Avisó Lamine Yamal con un disparo al palo marca de la casa y apareció entonces Pablo Torre, muy fino durante todo el choque. El cántabro filtró un pase a Lewandowski que el polaco no falló y poco después el ex del Bayern apareció de nuevo en el área para cazar un rechace y poner el 0-2 ante una grada anestesiada con los dos golpes que acababa de dar el equipo azulgrana. Por el camino, el Villarreal siguió creyendo y Ter Stegen tuvo hasta cuatro intervenciones de mérito antes de lesionarse, pero poco pudo hacer en una galopada de Pépé, que terminó regalando el gol a Ayoze. El meta alemán se redimió con creces de su error en Mónaco, pero dejó a los culés con el corazón en un puño al ser retirado en camilla, llorando y con gritos de dolor, ante una posible rotura del tendón rotuliano de la rodilla derecha.

Tras la reanudación el Barça capeó el temporal. Resonaban aún los gritos de Ter Stegen cuando el Villarreal aprovechó para subir una marcha más y lanzarse a por el empate. Los culés estaban en shock y Pépé era un estilete que golpeaba desde todos los flancos. El galo marcó en fuera de juego y vio cómo Iñaki Peña frustraba su enésima ocasión. Fue el peor momento de un Barça que se encomendó a su hoja de estilo para sobrevivir. Se juntaron Pablo Torre, Pedri y compañía y lograron bajar las revoluciones para que el encuentro cambiase de dirección.

El Barça aguantó la avalancha y golpeó con la contundencia que ha mostrado esta temporada. En esta ocasión fue Pablo Torre el que se asomó al balcón del área, probó fortuna y encontró la red después de que su disparo se envenenara tras golpear en Logan Costa. Flick no se fiaba y aprovechó para meter piernas frescas con Cubarsí, Marc Casadó y Pau Víctor. Los cambios fueron un bálsamo para el Barça, que perdonó con un penalti de Lewandowski que se estrelló en la madera y sentenció por medio de Raphinha. El brasileño es otro este curso e hizo el cuarto con un disparo desde la frontal que se envenenó y el quinto después de un pase magistral con el exterior de Lamine Yamal. Los azulgranas pierden a Ter Stegen, pero ganan una muestra de personalidad tras el tropiezo en Champions con un triunfo de carácter.