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Danial Atkinson, durante su etapa en la Real Sociedad.
La fiscal del caso Atkinson disputa el miedo del policía que le mató

La fiscal del caso Atkinson discute el miedo del policía que le mató

El agente Monk sí pensó que el exfubolista tenía un problema de salud mental pero no reconsideró dispararle

Iñigo Gurruchaga

Londres

Jueves, 3 de junio 2021, 20:39

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La fiscal Alexandra Healy, que pide en el Tribunal de la Corona en Birmingham la condena del policía Benjamin Monk por el asesinato, u homicidio, de Dalian Atkinson, le acusó este jueves de tramar con su colega Ellen Bettley-Smith, imputada de un delito de lesiones, una versión falsa de lo sucedido en la noche del 14 de agosto de 2016, para protegerse de las consecuencias legales de lo que habían hecho.

Monk confirmó que pasaba algunas noches en la casa de su colega, con quien mantenía entonces una relación afectiva. Pero negó categóricamente que inventasen hechos- el exfutbolista yaciente en la carretera tras recibir una descarga eléctrica habría movido la pierna izquierda y habría apoyado la mano en el asfalto con la intención de levantarse- que justifiquen su represión violenta.

Healy no tiene pruebas fehacientes de tal invención y por eso intentó minar el relato de Monk durante el interrogatorio de su abogado, el miércoles. En primer lugar, el terror, el miedo incontrolable que le habría causado su breve encuentro con Atkinson. ¿Cómo era posible ese temor a matarlos cuando el fallecido no les tocó, no les hirió, no llevaba ningún arma?, le preguntó.

La fiscal le preguntó también si, en su carrera profesional, de 14 años, había sufrido algún ataque grave y si el temor que sintió aquella noche se debería a la activación de un trauma psicológico. «Una pregunta interesante», respondió Monk. Recordó entonces la única lesión que ha sufrido en el servicio público de policía. Se fracturó un dedo al sacar a un detenido del vehículo en el que le transportaban.

Patada nivel 4

Los movimientos y voces del exfutbolista de la Real Sociedad- de la puerta de la casa de su padre a la entrada para el coche, luego un trote en una calle sin salida, el regreso a la casa,… pretendiendo ser el Mesías- quizás le sugirieron que padecía un trastorno mental y que debía contenerse. Monk «tuvo en su mente que tuviera asuntos de salud mental», pero no le llevó a reconsiderar el uso de la pistola eléctrica.

Al primer policía que llega para apoyar a la pareja le pide que se aleje. Monk no lo recuerda. El policía también testificó que, cuando llegó, su colega tenía la bota sobre la cabeza de Atkinson. Monk no lo recuerda. Él le dio una patada sin dirección. «¿Cómo clasificaría la fuerza de la patada de 1 a 10?», le preguntó Healy. «De cuatro», respondió Monk. Para someter al hombre que le aterrorizaba, le dio una patada moderada.

«Nunca quise que Dalian Atkinson muriera. No quería hacerle daño de ningún tipo. Fueron circunstancias horribles», dijo Monk, tras negar la acusación de Healy de que actuó con rabia por haber sido humillado ante su pareja. No fue rabia sino miedo lo que guió su actuación, insistió el policía, conocedor de que en esa diferencia de motivación descargan los abogados un gran peso de este caso.

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