El Torremolinos, sin opción en su gran noche (0-3)

Porque el Torremolinos comprobó desde el primer minuto el potencial del Sevilla. Pese a la docena de bajas, el conjunto hispalense presentó una alineación bastante reconocible y además salió dispuesto a no caer en la relajación y a mantener en todo momento el control. Por eso, el equipo de Ibón Arrieta tuvo pocas opciones en la primera parte, aunque a la vista del panorama no se encerró, sino que adelantó la defensa para achicar los espacios entre las líneas y tratar de recuperar lo más cerca de la divisoria con el fin de trazar una salida fulminante. Apenas lo consiguió hasta el descanso, aunque superado el cuarto de hora Álex Machuca sí consiguió tener metros y su disparo fue repelido por Dmitrovic.

Fue valiente el Torremolinos con una presión intensa, pero el Sevilla tiene demasiados recursos. Su técnico, Jorge Sampaoli, resolvió las numerosas ausencias con un sistema de tres centrales y una estructura asimétrica, sin un 'carrilero' izquierdo claro. Escoró a Rafa Mir a la banda, pero el ariete se mantuvo en posición de extremo y no bajó. Con Rakitic o Gudelj bastaba para tapar el hueco, pero sobre todo al cuadro hispalense le bastaba con tener la pelota. Los envíos en largo a los costados por parte de los medios centro hicieron mucho daño al Torremolinos –sobre todo, en el flanco izquierdo, con Jesús Navas muy incisivo apoyado en Óliver Torres– y obligaron a los locales a correr hacia atrás excesivamente.

Y aunque el Sevilla no contó con la figura de un delantero centro –ahí jugó el portentoso Carlos Álvarez, que ya ha mostrado su clase en la Youth League–, la proliferación de jugadores interiores (el propio juvenil, Óliver, Rakitic o Gudelj) le sirvió para combinar y generar espacios. Fernando y Nianzou pudieron marcar en sendos córners (el primero, con un disparo al larguero desde la frontal) y Jesús Navas avisó un par de veces antes de originar el 0-1 con un fuerte disparo que repelió Zarco. En el rechace Rafa Mir centró para que Carlos Álvarez marcara en una acción que en condiciones normales habría sido al revés. Justo antes del descanso pudo haber penalti a Javi López, aunque la ausencia de VAR no despejó la duda.

Tras el descanso Arrieta cambió de referencia arriba para que Javi Forján pudiera hacer valer su corpulencia con el fin de retener la pelota y darle más salida al equipo. El arreón del Torremolinos duró diez minutos, pero el Sevilla tenía aprendida la lección y prefirió defender en bloque para no conceder espacios. Y cuando el equipo visitante recuperó la fluidez de su juego se encontró también con el segundo gol, del central Dani Fernández en propia meta tras un centro de Rafa Mir.

El técnico local no bajó los brazos y también metió a otro punta, Pescador, para tratar de hacer daño en el costado izquierdo sevillista. Un fuera de juego bastante dudoso de Javi Forján privó al Torremolinos de meterse en el partido, aunque ni esta acción ni la desventaja de dos goles frenó al cuadro malagueño, que con la entrada de Gerrit y Carlos Cano mantuvo el pulso físico, sin bajar la intensidad en las disputas. Sampaoli evitó experimentos y mantuvo hasta el final a los mejores. El 0-3 en la prolongación fue un inmerecido castigo para un Torremolinos que en su gran noche dio la cara de principio a fin.